Ecos de «Resistiré»
«Me gusta imaginarme a Manuel de la Calva en 2020, constatando asombrado la trascendencia que de manera imprevisible e inesperada adquiría una canción suya»

Manuel de la Calva.
En la muerte de Manuel de la Calva se repasa su historial y sus logros, en especial las alegres canciones de El dúo dinámico. No eran una referencia para mi generación, aunque sería tonto negarles sus méritos. Volcados a generar alegría, poco pudieron imaginar Manuel de la Calva y su socio Ramón Arcusa que una canción de 1998 llegaría, con el paso de los años, a adquirir trascendencia social, categoría de himno popular.
Fue durante el extraño año del covid, cuando la gente, al atardecer, salía al balcón y la cantaba o la ponía en sus tocadiscos, a toda potencia, y por todas partes se escuchaba «Resistiré»: una buena canción, cuya letra, curiosamente, es a la vez ominosa y animosa: mientras las estrofas desgranan un rosario de presagios funestos, el estribillo es una declaración de voluntad de sobreponerse a ellos contra viento y marea.
Me gusta imaginarme a Manuel de la Calva en 2020, asomado a su balcón y constatando asombrado la trascendencia positiva que de manera imprevisible e inesperada adquiría una canción suya. Supongo que diría: «Hice algo superior a lo que pensaba haciendo, algo superior a mí mismo. Dimos en el clavo».
Ayer, con motivo de su fallecimiento, volví a escuchar en YouTube varias versiones de esa canción, de las cuales la mejor acaso sea una que hicieron, cuando el covid, 30 músicos españoles de canción ligera, todos dotados de bonitas voces, cada uno supuestamente aislado en su casa. Una producción entusiasta, arrolladora, brillante, bajo el título Resistiré 2020.
Al escucharla asoman a mi memoria –tal es el poder evocador de la música— episodios de aquella época, algunos en verdad dramáticos, escenas fuertemente coloreadas en las que no había vuelto a pensar, quizá precisamente porque eran impresionantes. Pero más me impresionan ahora, tras volver a escuchar Resistiré, los comentarios de algunos usuarios desconocidos que también la escuchaban, o que la escuchan ahora, y se sienten impelidos a dejar un testimonio personal, un mensaje muy emocional, arrojado al ciberespacio sin un destinatario concreto, como un mensaje en una botella.
Hace sólo ocho días, un tal Pablo Sánchez dejó éste:
«Esta canción es hermosa, era el himno que cantaba mi esposa en nuestra lucha contra el cáncer, hoy estoy seguro la canta desde el cielo, y yo hoy con nostalgia en mi corazón y lágrimas en los ojos la recuerdo, cantando y bailando con alegría, con su hermosa sonrisa en los labios siempre. Hoy la sigo amando igual que el primer día, con cada latido de mi corazón, te extraño mucho mi amada Haidée, mi luz, mi ángel, mi razón de ser».
¡Haidée! ¿Dónde estarás ahora, con tu hermosa sonrisa? ¿En la nada? ¿Reintegrada a un caudal de energía cósmica? ¿En el cielo?
Hace sólo tres días, un tal Ramos Aguirre escribió esto:
«Escuché esta canción cuando mi nieta de 16 años luchaba para sobrevivir al COVID, lloré mucho al escucharla. Dios tuvo misericordia de mi Familia y permitió que viviera».
Me encanta que ponga en mayúscula la «F» de «familia». Y que haya sobrevivido la nieta, claro.
Hace un año una tal «Denilavin», que debe de ser suramericana, colgó este otro mensaje, donde se jacta de su propia abnegación –con todo derecho, diría yo— y cuenta cómo le ayudaba la canción:
«Yo estuve en la pandemia, pues soy médica; decidí, a pesar de todos los que me decían que me retirara, no hacerlo, y esta canción me motivó muchas veces cuando estaba desesperada por ver tanta enfermedad y tanta muerte; me dio el COVID, estuve internada 17 días, salí gracias a Dios y una vez recuperada y vacunada con la sputnik regresé a seguir enfrentando al COVID».
Hace dos años una tal Rocío García, sin duda madrileña, escuchó Resistiré y a renglón seguido escribió:
«Yo cuando estaba enferma y no podía moverme de mi cama en el hospital 12 de Octubre y un enfermero me ponía esta canción y acabábamos cantando los dos. Felipe, si estás leyendo este comentario gracias por todo».
¿Qué más decir? La nieta de 16 años… la pobre Haidée, y Pablo que no la olvida…, el enfermero Felipe…