El regalito envenenado de Sánchez
«El sistema de condonaciones que se propone aprobar el Gobierno de Sánchez el próximo martes tiene un punto (¡o un puntazo!) maquiavélico»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Con la «vuelta al cole» de la clase política, suben ya los decibelios de la bronca que generan a diario sobre cualquier cuestión, catástrofe, problema o reto que ataña a nuestro país.
Por elegir uno que, no por no anunciado y archisabido va a dejar de generar el consiguiente estruendo a partir de la semana próxima, centrémonos en el reparto de los millones que ha anunciado el Gobierno de Pedro Sánchez, que se dispone a perdonar, que son parte de la deuda autonómica contraída con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).
A simple vista, cualquiera pensaría que lo menos malo, dadas las circunstancias, la falta de Presupuestos Generales del Estado (PGE), el dinero que no llega a las Comunidades Autónomas y las necesidades inversoras y de devolución de la deuda y de sus intereses, obliga a marcarse un «toma el dinero y corre». Eso mismo es lo que hizo la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cuando el expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió en su día repartir entre Comunidades una serie de millones para aliviar la difícil situación económica de la Sanidad en todas y cada una de las Autonomías.
Aguirre dijo entonces, con tremendo swing: «A caballo regalado, no le mires el diente». Pilló la pasta y no volvió la vista atrás, ni le remordió la conciencia lo más mínimo aceptar las «dádivas» de Zapatero. Pero la cuestión ahora no es ni de lejos tan sencilla y el sistema de reparto viene –¡cómo no!, siendo producto de la factoría Sánchez– con trampa. La condonación de la deuda del FLA es un regalo, sí, pero un regalo envenenado. Y la cicuta, en este caso, es selectiva y gradual.
Para los «amigos» y hermanos de Cataluña: ¡allá van 17.100 millones de euros condonados!, lo que supone una rebaja de su deuda de alrededor del 20% y un ahorro solo en el pago de intereses de unos 1.000 M€. ¿Cómo se les queda el cuerpo? Pues al presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, le viene como anillo al dedo, aunque, por ser justos, la condonación en cuestión la pactó Sánchez con ERC y está incluida en los acuerdos firmados por PSOE y ERC, para investir presidente a Sánchez.
«Ese ‘regalo envenenado’ obliga a su presidente, Carlos Mazón a aceptar un statu quo que es profundamente injusto para otras comunidades»
La cuestión es que a la Comunidad Valenciana (la peor financiada históricamente), que es la segunda en el ránking de deudores, ya que arrastra una deuda superior a los 46.000 M€ (Cataluña está por encima de los 70.000 M€) los algo más de 11.000 M€ que les pretende condonar el Gobierno de Pedro Sánchez le vendrían también muy requetebién, además de permitirle ahorrarse alrededor de 1.000 M€ en el pago de intereses al año. Pero ese «regalo envenenado» obliga a su presidente, Carlos Mazón a aceptar un statu quo que es profundamente injusto para otras Comunidades, también gobernadas por el PP. Y que podría degenerar (en los mejores sueños de Sánchez seguro que se esbozó en algún momento) en una división de las comunidades presididas por el PP.
A Andalucía le tocan 18.800 M€, que no están mal y siempre ayudan a pasar esta época de sequía financiera mientras no haya PGE, aunque el presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, trata de explicar que esa deuda no desaparece, sino que se «mutualiza». Lo dice señalando a Cataluña, cuya deuda pasa de ser únicamente de los catalanes a ser de todos los españoles, con esta condonación. Pero la de los andaluces también se mutualizaría, con el mismo argumento. Y todas las comunidades, ya sea por su mala financiación, por su mala cabeza o por ambas cosas, tienen deuda contraída con el FLA. ¿Todas? No, todas no, porque la Comunidad de Madrid no la tiene. Y es en este punto en el que su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, argumentará que a todos se les premia con el perdón de su deuda, menos a Madrid, que no recibe un euro, ni siquiera una palmada en la espalda, por haberse financiado adecuadamente, sin tener que recurrir a «papá Estado».
No cabe duda de que el sistema de condonaciones que se propone aprobar el Gobierno de Sánchez el próximo martes tiene un punto (¡o un puntazo!) maquiavélico. No faltarán, seguramente, aquellos barones populares, necesitados de dinero y de cariño, que digan en voz baja «¡pero a ti qué más te da, Isabel!» cuando Ayuso se ponga en jarras y declare la guerra a la medida. Pero la madrileña siempre puede decir que, si en relación a los Menores No Acompañados (menas), el arbitrario reparto establecido por el Ejecutivo de Sánchez dice premiar el esfuerzo realizado históricamente, a la Comunidad de Madrid no la están premiando en este caso, que es el único que tiene 0 euros de deuda. Divide y vencerás. Ese es el regalito envenenado de Sánchez.