Aena y Ryanair
«Ver quiénes son los responsables de Aena ya sería una buena razón para promover la privatización de la gestión de los aeropuertos españoles»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) es una empresa pública española, de la que el Estado sigue poseyendo el 51% (pese a que el Consejo Consultivo de Privatizaciones autorizó al Estado a desprenderse del 60% de las acciones, es decir, a dejar de controlar la empresa desde el Gobierno) y que gestiona los aeropuertos de España. Aena ha anunciado que el año próximo aumentará un 6,5% las tarifas que cobra a las compañías aéreas por utilizar los aeropuertos españoles, que gestiona de forma monopolística.
Este anuncio ha provocado la respuesta inmediata de la irlandesa Ryanair diciendo que, si eso es así, suprimirá sus vuelos a Vigo, Tenerife Norte, Jerez y Valladolid y disminuirá el número de pasajeros en Zaragoza, Santiago de Compostela, Santander y Asturias, porque la subida de esas tasas, que representa, al parecer, el 20% de sus beneficios, hace imposible mantener los competitivos precios que ofrece a sus clientes.
Hay que tener en cuenta que Ryanair es la compañía que, por mantener sus precios más baratos, más turistas extranjeros traslada a España. Hasta el punto de que, si se consuma la supresión de esos vuelos, España perderá un millón de visitantes el año que viene.
Pero el conflicto que acaba de saltar a la primera página plantea, una vez más, la eterna tensión entre lo público y lo privado en la gestión de los servicios que los ciudadanos necesitan.
Hay que tener en cuenta que la presidencia de Aena está en manos de un político del Partido Socialista de Cataluña, Maurici Lucena, es decir, de una persona que todo lo que ha hecho en su vida llamémosla profesional (con contadísimas y brevísimas excepciones) ha sido ejecutar lo que le ordenan desde su partido.
Más aún, el responsable último de Aena, es el actual Ministro de Transportes, Óscar Puente, que, desde que ocupa ese cargo, está dando una escandalosa exhibición de incapacidad para gestionar precisamente lo que da título a su Ministerio: los Transportes. No hay más que contemplar el desastre continuo de nuestros ferrocarriles, por no hablar del descuido en que se están encontrando nuestras autovías y carreteras, mientras él dedica su tiempo y nuestro dinero -porque el dinero que maneja es nuestro- para tener un montón de asesores dedicados en exclusiva a llenar las redes sociales de mensajes siempre ofensivos para todos los que no le hacen la ola al Gobierno de Sánchez, al que, por cierto, él llama el Puto Amo.
Recordemos que ese Ministerio es uno de los que tiene un mayor presupuesto y que, por eso, Sánchez se lo que entregó a su mano derecha, José Luis Ábalos, y ya vamos sabiendo lo que esa mano derecha hizo allí.
Ver quiénes son los responsables del funcionamiento de Aena, es decir, de la gestión y funcionamiento de nuestros aeropuertos, ya sería una buena razón para promover la privatización de la gestión de los aeropuertos españoles, como ocurre en la inmensa mayoría de los aeropuertos de los países occidentales.
Pero es que, además, el carácter público de esta empresa, que, aprovechándose del monopolio que disfruta en España, obtiene unos inmensos beneficios, no se justifica con la subida de tarifas que pretende después de tener las tasas congeladas desde hace diez años. Porque los ciudadanos españoles, si se produce la retirada de Ryanair de todos esos aeropuertos, vamos a ser gravemente damnificados. Primero, porque en esas ciudades se quedarán sin aviones para volar desde ellas. Pero, además y sobre todo, porque esas ciudades y sus entornos, se quedarán sin un millón de visitantes, con lo que eso supondrá para sus negocios y sus empresas.