The Objective
César Calderón

El problema de los tres cuerpos (electorales)

«El sistema es caótico, sus movimientos son extremadamente sensibles a los cambios iniciales y no se pueden predecir a largo plazo con una fórmula cerrada»

Opinión
El problema de los tres cuerpos (electorales)

Santiago Abascal.

En física se describe el llamado «problema de los tres cuerpos» como el movimiento caótico e impredecible de tres cuerpos bajo la influencia de la gravedad mutua. A diferencia del caso de dos cuerpos, donde las órbitas son predecibles, añadir un tercer cuerpo vuelve el sistema inestable y sin una solución general.

Usando la mecánica clásica relativa a los cuerpos celestes, es un problema que consiste en predecir las trayectorias futuras de tres cuerpos conociendo sus posiciones y velocidades iniciales, actuando entre ellos una atracción gravitatoria mutua dando como resultado que para la mayoría de las condiciones iniciales, el sistema es caótico, lo que significa que sus movimientos son extremadamente sensibles a los cambios iniciales y no se pueden predecir a largo plazo con una fórmula matemática cerrada. 

Un escenario estelar y lejano que tiene cierta aplicación práctica en nuestro país cuando sustituimos la mecánica clásica por las estupendas perversidades de Ley D´hodnt a la hora de asignar escaños, y los tres cuerpos celestes de los que habla la teoría por tres bloques/partidos que por primera vez podrían concurrir con pesos políticos (y gravedades) similares a un proceso electoral. Algo que convertiría un proceso sencillo como hasta ahora lo han sido nuestras elecciones en un sistema caótico y muy complicado de predecir.

Vayamos a nuestro país, un lugar tranquilo y predecible en el que hasta al menos el año 2015 (e incluso en ese año) hemos tenido dos grandes cuerpos celestiales (PSOE y PP) con masas parecidas y, por tanto, gravedades equiparables. Dos grandes estrellas que, dependiendo de unas órbitas conocidas y unas interacciones previsibles, crecían o decrecían lo suficiente (pero nunca más de lo suficiente) para que el sistema completo no deviniera en caos.

Un sistema tan estable que ni siquiera la entrada en juego de dos pesados meteoritos como Podemos y Ciudadanos, fueron capaces de poner en peligro la estabilidad del sistema y fueron rápidamente neutralizados por la fuerza de atracción gravitatoria de los dos partidos principales.

El problema se plantea cuando un pequeño asteroide de color verde radioactivo y al que todos los astrónomos no consideraban dentro del sistema, comienza a ganar masa tanto de otros asteroides y meteoritos de fuera del sistema como de las constantes pérdidas de materia de los grandes cuerpos del sistema.

El resultado de todo es que si el tercer cuerpo sigue ganando masa y gravedad, ya no estaríamos ante un sistema de dos cuerpos o bloques políticos de peso similar cuyos resultados pueden ser perfectamente previsibles, sino más bien en un sistema electoral de 3 cuerpos con atracciones gravitacionales similares, es decir, caótico e imprevisible.

Tan imprevisible que si finalmente el reparto de masas entre los dos cuerpos situados a la derecha continúa produciéndose en la dirección actual, no sería descartable que, dependiendo ya sus velocidades, sus órbitas y del reparto final en 52 circunscripciones, cualquiera de ellos podría encontrarse con la sorpresa final de ser el ganador de las elecciones. Y esto en un sistema democrático que si algo necesita es previsibilidad, es un problema de tres pares de… cuerpos solares. 

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