Que no se hable de
«Pasó la ola de incendios y no pudieron evitar que la actualidad informativa fuera reemplazada de nuevo por Begoña y sus cursos, el hermano músico o García Ortiz»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Si repasamos las portadas de los diarios de las últimas semanas nos damos cuenta de cómo, día tras día y sin descanso, surgen noticias que parecen de gran alcance lanzadas como fuegos artificiales desde la Moncloa. Son anuncios de impacto, rápidos, que deslumbran con su variedad de formas y colores. Todas explotan con un fuerte ruido, al que muchas veces acompaña la trompetería de sus repetidores sincronizados de opinión. Algunas de ellas, tal como surgen, luego se apagan y desaparecen. Otras duran más y desvían más tiempo la atención.
Hace unos días lo más urgente para nuestro presidente era un imprescindible pacto de Estado para la mitigación y adaptación de la emergencia climática y la creación de una Comisión Interministerial para desarrollar medidas concretas. Luego supimos que esa comisión que Sánchez invocaba ya existía, que había sido creada también a propuesta del Gobierno socialista y que nunca se había activado de verdad. Una muestra más de esa burocracia política de camuflaje que llena la boca de los políticos, pero solo durante los días de crisis. Luego, la desidia y el olvido. No importa. El anuncio del pacto y de la comisión tenían la intención de tapar otras previas como la del malestar por la desesperante y polémica lentitud de la administración central en ayudar a las comunidades autónomas.
Pasó la ola de incendios y no pudieron evitar que la actualidad informativa fuera reemplazada de nuevo por Begoña y sus cursos, el hermano músico, el fiscal general del Estado, o Koldo, Cerdán, Ábalos o Aldama. La maquinaria judicial no se frena. Imputa, procesa, juzga. Tampoco se para la maquinaria policial y todos esperamos esos nuevos informes de la UCO en el que algunos nombres propios pueden deteriorar más la imagen del Gobierno. Y la maquinaria periodística que sigue avanzando con nuevos datos sobre la corrupción. Declaraciones como las de la exesposa de Ábalos que declaraba que la doble vida del exministro era conocida por muchas personas antes de su cese, incluyendo al propio presidente. O esa otra que afecta al «hermanísimo» el que había declarado que residía en Portugal para pagar menos impuestos, a pesar de supuestamente trabajar en Badajoz, y que ahora sabemos que en realidad vivió, de forma secreta y durante meses, en el mismísimo Palacio de la Moncloa, con cargo al gasto público.
Todos esperan ya los nuevos informes de la UCO, donde parece que no pinta bien para el expresidente canario y actual ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres. Mejor parece que le puede ir a la expresidenta balear y actual presidenta del Congreso, Francina Armengol. Serán meros aperitivos de los que realmente importan porque pueden empezar a decir dónde está el dinero que supuestamente se podrían haber llevado Ábalos y Cerdán. La gran duda es hasta qué punto ese dinero compromete la limpieza de la financiación del PSOE. Una financiación ilegal sería la puntilla definitiva y la última línea roja, que al menos de boquilla, han marcado esos socios del gobierno tan comprensivos con el resto de los casos.
Estamos ya a mediados de septiembre y seguimos sin una propuesta de techo de gasto en las Cortes. Paso previo a un proyecto de Presupuestos Generales que el Ejecutivo insiste en que este año sí presentarán. El tiempo pasa y no parece fácil que lo vayan a conseguir. Ni siquiera la foto del humillante viaje de Salvador Illa a Bruselas a rendir pleitesía al prófugo Puigdemont, parece haberlo arreglado. No están contentos en Junts. Consideran que hay muchos incumplimientos y siguen apretando las partes más débiles del Gobierno. Les prometieron imposibles y ahora pasan factura. Por sus siete votos, el Gobierno ha hecho perder la paciencia a los socios de la UE que le han rechazado hasta en nueve ocasiones el catalán como lengua oficial de la UE.
«Necesitan crear continuamente temas, medidas, anuncios que, por un lado, tapen la triste realidad de un Gobierno sin mayoría»
Ahora intentan convertirlo, por la puerta de atrás, en oficial y obligatorio en toda España para la atención al público de las empresas con más de 250 trabajadores o 50 millones de euros de facturación o que se considere que prestan servicios básicos de interés general. Eso es lo que dicen Junts que pactaron. Y lo reafirma ERC que además añade que la enmienda lleva su firma, la de Bildu y la de BNG. Es decir, esas empresas deberían tener personas en atención al público que atendieran en toda España en cuatro idiomas: castellano, catalán, vasco y gallego. La ruina de muchas empresas. Algo tan inviable que asusta que incluso se plantee. Surrealista todo. Y pánico da ya pensar en quién decidiría qué empresas prestan servicios de interés general. Niega el PSOE que vaya a ser así. Dice que ellos solo lo habían pensado para las zonas en que la lengua sea cooficial. Han mentido tantas veces que hasta el minuto final no sabremos lo que de verdad ha pactado el gobierno.
Si el grado de desesperación política viniera marcado por la delgadez y por el rostro demacrado de Pedro Sánchez, parecería que estamos a punto de que disuelva las Cortes y convoque elecciones. Lo que ocurre es que, en esta tormenta de mentiras, montañas de trampas y océanos de oscuridad en los que vive, llega un momento en que parece más creíble la versión que dan los socios que la que vende el siempre entusiasta Patxi López que suele ser el último en enterarse de todo.
La maquinaria directa del presidente supera la cifra de 600 asesores. Necesitan crear continuamente temas, medidas, anuncios que, por un lado, tapen la triste realidad de un Gobierno sin mayoría que pierde todas las votaciones y de un presidente rodeado por tantos escándalos. Es terrible, inhumano, insoportable, lo que ocurre en Gaza. No sé si es genocidio. Si no lo es, a mí me lo parece. Pero convertirlo en lo único de lo que se hable en la actualidad política española es lo que buscaba Sánchez y lo ha conseguido.
Y mientras tanto, Zapatero de vuelta a Suiza a verse otra vez con Puigdemont, en una nueva reunión de la no se sabrá nada. Y cuando se sepa casi será peor. Lo que de verdad le importa es que no se hable ni de la quita de la deuda, ni de la financiación singular de Cataluña, ni del traspaso de las competencias de inmigración.