PSOE y Vox, bipartidismo radical
«España no se salva, ni se arregla, con la ruptura del sistema. Necesita grandes correcciones, pero no demoliciones como la que lidera Sánchez»

Ilustración de Alejandra Svriz.
El curso político se ha iniciado con un elevado tono de precampaña, de cambio de ciclo. En la actualidad, la política está dominada por soflamas populistas de los radicales que, en realidad, son diagnósticos propios del voceras de una barra de bar. Ruido que exalta a unas masas irreflexivas con frases que jamás aportan una solución real, legal y válida. Creen que ganan votos y lo único que hacen es dividir y activar los más bajos instintos.
Septiembre muestra un extraño maridaje de ruido demagógico. Un bipartidismo radical que hace la pinza al partido que deben de considerar el ganador de las próximas elecciones. El gobierno de extrema izquierda del PSOE y compañía junto a la extrema derecha de VOX. Ambos descalifican al Partido Popular y lo sitúan en el lado del otro. Para el PSOE, el PP está entregado a la extrema derecha de VOX. Y para VOX, según dice Abascal, «el PSOE y el PP son lo mismo». Qué cosas lees Santi.
Estamos todos de acuerdo en que la aniquilación de la sociedad civil de Gaza es repugnante y se merece la denuncia internacional contra sus responsables. El presidente Netanyahu y los miembros de su gobierno se merecen un juicio internacional. Un juicio de verdad, no el postureo sin jurisdicción que ha ordenado el procesado fiscal del gobierno a Dolores Delgado, alias «Lola», la amiga de Villarejo, pareja del prevaricador Baltasar Garzón. Todos pura cloaca. El fiscal debería ordenar investigar los asesinatos de los españoles cometidos durante el conflicto. Para eso sí tiene potestad. Maya Villalobo e Ivan Illarramendi fueron asesinados por Hamás durante el ataque terrorista contra Israel del 7 de octubre de 2023 y Yaakov Pinto fue asesinado a tiros en Jerusalén por terroristas palestinos hace 14 días. Es repugnante comprobar que los asesinatos de españoles por Hamás no le interesan al gobierno y su fiscal porque no les dan votos.
El presidente del gobierno ha radicalizado su posición, utilizando a los niños gazatíes como escudos políticos para tapar y desviar la atención sobre su entorno y su imposibilidad de gobernar. En Sánchez no hay sitio para la solidaridad. Su postureo con los derechos de los gazatíes es interés, utilidad y necesidad política. Abandonó al pueblo saharaui en una tarde por necesidad política. Israel es la cortina de humo con la que desviar la atención sobre su mujer penta imputada y su hermano corrupto, al que escondía en la Moncloa —presidencia del gobierno— para evadir impuestos, tapar que el fiscal general del gobierno siga en su puesto y evitar que se comente que su número dos sigue en la cárcel.
Es profundamente injusto que el pueblo palestino tenga que pagar con su vida por la acción terrorista de Hamás, gobernante en Gaza. Es igualmente injusto que, por lo que están haciendo los dirigentes de Israel, Pedro Sánchez haga pagar a todos los ciudadanos de Israel, incluidos los familiares de los secuestrados por Hamás. Además de a músicos, deportistas, empresarios y ciudadanos españoles.
Sánchez ha situado al PSOE en la extrema izquierda. Se lanza a las calles con una advertencia antidemocrática a la ciudadanía: o soy gobierno o barricadas. Y siendo gobierno ya están en las barricadas. En su caída en intención de voto está abarcando todo el espectro de la izquierda. Sánchez lleva de okupa en la Moncloa más de dos años. Y como si fuera podemita incita al asalto de las calles con «kale borroka». No se exciten, ni hiperventilen. Ahora que pretenden que las grandes empresas atiendan en Cádiz en euskera, catalán o gallego, en Madrid podremos decir en euskera, con toda libertad, «kale borroka» —lucha callejera—. Violencia política fomentada y consentida por Sánchez, Marlaska y el delegado del gobierno.
En el otro extremo está VOX. Que también utiliza a los menores, los de la inmigración ilegal, como argumento demagógico para el desgaste político. ¿Del gobierno? No. Pedro Sánchez no es su rival. Los diagnósticos de barra de bar de VOX son para desgastar al PP.
Están eufóricos con los datos que les dan las encuestas. Y por eso aumentan la estridencia. Si no comulgas con su discurso estás con el PSOE. Sus diagnósticos nunca tienen un tratamiento posible, real y legal. Sus principios y valores son todo contradicción desde que forman parte de Patriots. Dicen que defienden la vida cuando la proabortista Le Pen, la que ha hecho del aborto un derecho constitucional en Francia, es la que más diputados aporta a Patriots. Presentan en Castilla y León propuestas para defender la vida, pero no lo hacen en el Parlamento Europeo donde podría ser una directiva. Reivindican la familia tradicional, pero su referencia en Alemania es la líder de AfD que representa la familia woke en grado de excelencia. Alice Weidel tiene de pareja a Sarah Bossard, migrante asiática, con la que ha adoptado dos niños negros. Disney en sus momentos más woke jamás se ha atrevido a llegar tan lejos.
La deriva del discurso de Abascal es sorprendente. Ha militado tantos años en el Partido Popular del País Vasco, sufriendo los ataques de Arzallus que, como nacionalista español, reproduce sus conductas. En agosto, Abascal, el Arzallus español, arremetió contra una parte de la iglesia por no secundarle en sus mociones contra la libertad religiosa y por su discurso contra los menas y los migrantes. Acusó a la Conferencia Episcopal de tener esa postura «por los ingresos públicos que reciben o por los casos de pederastia». Menos mal que en sus mítines se gritan vivas a Dios y Jesucristo. Como el PNV tenía su «iglesia vasca» con Setien y Uriarte, los de VOX se han buscado algún obispo y cardenal que justifiquen esa contradicción de pasar del «amor fraterno» al odio al externo, y más si no es de su iglesia. ¿Cuál es esa? Ni idea. Porque la católica de Roma no es. A los ultras no les gustaba el «ciudadano Bergoglio», ni tampoco les gusta León XIV. Abascal ejerce de fariseo blanco cuando dice que a los menas hay que devolverlos porque «donde mejor están es con sus padres». Ya les gustaría a la mayoría de ellos saber quién es su padre y dónde está. Ser tan patriota de España debe de impedirle conocer la verdad de los mundos reales. No son ni los de las cacerías ni los de los campos de golf. Son maternidades con 12 años e hijos de 6 o más padres. Menos mal que hace 2000 años en Egipto no gobernaba VOX. Porque cuando entraron ilegalmente un tal José acompañando a una madre llamada María, que iba con su bebé llamado Jesús, los habrían devuelto a Herodes el Grande en Belén. Y hoy no existiría la religión católica. Es que nunca se sabe.
Santiago Abascal y Pedro Sánchez exigen de todos adhesiones inquebrantables en sus posturas radicales. Son cómplices en el muro que divide y enfrenta a los españoles. España no se salva, ni se arregla, con la ruptura del sistema. Necesita grandes correcciones, pero no demoliciones como la que lidera Sánchez. El nuevo curso ha comenzado con un bipartidismo radical que dirige todos sus mensajes extremistas contra el PP, la única alternativa constitucional de gobierno que queda.