The Objective
José María Rotellar

El gasto público frena la inversión

«El Gobierno nos empobrece al endeudarnos para sostener artificialmente la economía, y nos perjudica al expulsar la inversión y asfixiar el consumo privado»

Opinión
El gasto público frena la inversión

Ilustración de Alejandra Svriz.

El discurso triunfalista del Gobierno en materia económica no se sostiene. Los datos económicos les permiten, en parte, lucir una supuesta bonanza, pero no va más allá del barniz de los mismos, pues su contenido, realmente, dibujan una realidad bien distinta, donde el sistema productivo privado está en retroceso ante el incremento, cada vez más notable, del sector público, que alimenta el gasto para tratar de sostener una economía que por sí misma no puede hacerlo, ya que la política económica aplicada la ha dejado muy maltrecha desde el punto de vista estructural.

El efecto base estadístico por el mayor crecimiento que hubo en el IVTR-2024, que impulsa estadísticamente el de 2025, no debe esconder la realidad de una economía cuya parte privada productiva se retrae, en lo que constituye un efecto expulsión de la inversión privada y una asfixia del consumo de los hogares por parte del sector público.

Es decir, se está dando un auténtico efecto expulsión de la inversión. La economía productiva está siendo arrinconada por el gasto público, que no para de crecer y que detrae recursos para la inversión o, al menos, los encarece, provocando que la actividad productiva real, caiga.

Esto es muy preocupante, porque observamos que la economía la mantiene el Gobierno. Ha anulado la capacidad productiva privada y sostiene el crecimiento económico de manera artificial. Ni con la importante modificación estadística que el INE aplicó para 2021, que fue sorprendente, al elevar el PIB en más de un punto en dicha revisión y posteriores, con aumento de 35.000 millones de PIB nominal sólo en ese año, apenas la inversión ha recuperado los niveles anteriores a la pandemia, sólo tímidamente, mientras el gasto público ha subido exponencialmente en el mismo período. Por su parte, la inversión extranjera que se recibe es una cuarta parte, en el último trimestre, de la que se recibía en el trimestre que finalizaba cuando el presidente Sánchez llegó al Gobierno, que equivale a muchos miles de millones de euros menos recibidos, debido a una menor confianza en la economía española por los vaivenes jurídicos y políticos que lleva a cabo el Ejecutivo.

Sólo el gasto público, que expulsa a la inversión y empobrece, vía impuestos y tensión en precios en el corto plazo, a los hogares, sostiene la economía, además del buen comportamiento del sector exterior, que puede acabarse al descender la renta disponible de nuestros socios comerciales y mercados emisores de turismo, y la acumulación de población, que aumenta el nivel de PIB nominal, pero que no puede ocultar el empobrecimiento de la economía al estar cada vez más lejos del PIB per cápita medio de la UE. En cuanto al mencionado sector exterior, las exportaciones ya se ralentizan. En cualquier caso, es el gasto público el que principalmente ha sostenido artificialmente a la economía.

«El problema no es de ingresos, sino de gasto, que está en un nivel que no se puede permitir la economía española»

Tenemos un endeudamiento exponencial, que no para de crecer, porque el déficit no se ataja, y la deuda es consecuencia del déficit. Sólo se mitiga en porcentaje sobre el PIB, porque el PIB nominal ha crecido de manera importante debido a la inflación, no a auténtico crecimiento real de la economía. Eso hace descender el cociente, pero la deuda avanza ya hacia los 1,7 billones de euros, de manera que se hace insostenible, ya que sin el respaldo del BCE sería muy complicado financiar dicha cuantía. Las pensiones, como bien ha mencionado Fedea, tienen un problema importante: sin las transferencias del Gobierno, su quebranto anual supera los 50.000 millones de euros, con una deuda acumulada de más de 100.000 millones, pero nada hace el Gobierno por tratar de enderezar ese problema.

Ante cualquier problema de gasto, el Gobierno lo fía todo a los impuestos, que tienen un recorrido limitado, porque van a estrangular más la actividad económica y, con ello, no conseguirán tampoco la recaudación pretendida. El problema no es de ingresos, sino de gasto, que está en un nivel que no se puede permitir la economía española. Hay que reducirlo, porque, además, en competencia con el sector privado por la financiación, el sector público está expulsando al privado, no hay nada más que ver los datos mencionados al principio de evolución de uno y otro en los últimos cuatro años completos.

Por tanto, la política económica del Gobierno nos empobrece, al endeudarnos para sujetar artificialmente la evolución económica, y perjudica a nuestra estructura económica, al expulsar la inversión y asfixiar el consumo privado. Ésos son los resultados de la equivocada política económica del Gobierno.

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