The Objective
Ricardo Dudda

Por qué es importante (e inútil) reconocer un Estado palestino

«Reconocer el Estado palestino sirve para criticar la ocupación ilegal de Cisjordania, pero no servirá para solucionarla. Lo que importa son los hechos sobre el terreno»

Opinión
Por qué es importante (e inútil) reconocer un Estado palestino

Imagen de una bandera palestina en el centro de Ramala, Cisjordania. | Reuters

Pedro Sánchez tiene razón. Donald Trump tiene razón. El presidente español reconoció el Estado palestino el año pasado. Desde entonces, ha insistido en la necesidad de que se unan más países a ese reconocimiento. Los últimos, muy importantes, han sido Reino Unido, Australia, Canadá y Portugal. El presidente estadounidense, por su parte, dijo el otro día que no aceptaría que Israel se anexionara Cisjordania, el territorio que ya ocupa militarmente desde 1967 y donde se ha extendido ilegalmente a través de asentamientos. «Ya es suficiente. Es hora de parar, ¿no?», dijo visiblemente enfadado. En las últimas semanas (y meses, y se podría decir que años, aunque antes más en secreto), varios ministros fundamentalistas del Gobierno de Israel han sugerido la anexión de esos territorios ocupados. 

Estos dos pronunciamientos tienen mucho que ver. Dudo mucho que vaya a existir un Estado palestino en el medio plazo; si llega a ocurrir, su núcleo estaría en Cisjordania. Tanto Sánchez como Trump tienen razón. Pero, en el fondo, sus palabras no importan mucho. Como lleva ocurriendo décadas en el conflicto palestino-israelí, lo que importan son los hechos sobre el terreno. Y sobre el terreno hay dos realidades incontestables. Israel no puede anexionarse Cisjordania sin integrar en su país a los 2,5 millones de palestinos que viven en ella. Y Palestina no puede tener un Estado si permanecen en Cisjordania los 700.000 colonos israelíes que hay en 141 asentamientos ilegales. Demandar a Israel que frene su expansionismo es importante, pero no cambiará mucho la situación sobre el terreno. Y reconocer un Estado palestino es un gran gesto simbólico, pero no tiene apenas consecuencias prácticas. Desgraciadamente, Palestina no existe; lo que sí existen son los palestinos. 

«Mientras el mundo mira a Gaza, en Cisjordania es donde se juega realmente el futuro de Palestina»

En los Acuerdos de Oslo II, en 1995, se dividió Cisjordania en tres áreas: la A representa un 18% y es de control total palestino; la B representa un 22% y en ella la Autoridad Palestina administra los asuntos civiles e Israel la seguridad; y la C representa un 60% y es de control total israelí. 

En la práctica, Israel gobierna militarmente las tres áreas y mantiene en una situación de subordinación a la débil Autoridad Palestina, que para la mayoría de palestinos de Cisjordania no es más que una «subcontrata» de Israel. Reconocer el Estado palestino sirve para criticar esa ocupación ilegal, pero no servirá para solucionarla. Israel está gradualmente perdiendo el apoyo occidental. Pero, de nuevo, lo que importa son los hechos sobre el terreno. Como dice Bechamel Smotrich, ministro de finanzas de Israel y de facto ministro de las colonias en Cisjordania, hay que «cambiar el ADN del sistema» de asentamientos y colonias para que los pronunciamientos y denuncias internacionales no sean más que papel mojado. Para que cuando nuevos países reconozcan el Estado palestino ya no quede nada que reconocer. 

Mientras el mundo mira a Gaza, en Cisjordania es donde se juega realmente el futuro de Palestina.

Publicidad