El PSOE y las putas
«Hay cosas que unen mucho a los varones, como hacer la mili juntos, si tienen ya una cierta edad, aunque une mucho más ir de putas en compañía»

Ilustración de Alejandra Svriz.
«El corazón es un cazador solitario», sentenció Carson McCullers en el título de una novela que publicó a los 23 años y tengo para mí que es la explicación más cabal que existe para esa tendencia masculina de ir a putas con discreción, por el lado más oscuro de la calle. Desde que los socialistas se hicieron presentes en el mundo de la prostitución, la cosa empezó a ser menos discreta. Hay cosas que unen mucho a los varones, como hacer la mili juntos, si tienen ya una cierta edad, aunque une mucho más ir de putas en compañía.
No sé hasta qué punto se ha legitimado el injustamente reputado como oficio más antiguo del mundo desde que un cafiche con varios prostíbulos en Madrid proporcionó con sus ingresos casa a su única hija y, por extensión, a su marido, que llegó a ser, andando el tiempo, presidente del Gobierno de España. Este era un secreto que se comentaba en los corrillos, pero empezó a difundirse a voces el pasado 9 de julio, cuando en una sesión de control al Gobierno, el jefe de la oposición le dijo: «Ha tenido usted el cuajo de compararse conmigo. Oiga, ¿pero con quién está viviendo usted? ¿Pero de qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución y ahora quiere usted ilegalizar su biografía».
A uno le pareció que el cargo era inobjetable, pero no había costumbre de airear estas cosas, a pesar de que se comentaban, pero siempre sotto voce. Se sabía que en El Viso había un club, el Sombras, al que los socialistas acudían con empresarios para celebrar adjudicaciones, contratos, negocios satisfactoriamente cerrados… Allí solía cerrar sus tratos el Tito Berni, y el nivel era tal que en él acabaron involucrados un mando de la Guardia Civil, el general Espinosa, y una agente que acudía allí a prostituirse –no sabemos si por vicio o por redondear ingresos–, por lo que fue expulsada del Cuerpo.
Fue una venturosa casualidad que Santos Cerdán conociera a Koldo García Izaguirre en 2011, cuando era portero del puticlub Rosalex, de Pamplona. Luego, ya se sabe que la repetición crea el hábito. ¿Cuántas veces fue Cerdán a aquel lugar para forjar una sólida amistad con el portero y proponerlo para concejal de Huarte? Eso ya no sabría decirlo, pero una se forjó –como prueban las conversaciones que mantuvo con el exportero del Rosalex. No diré que eran diálogos para carmelitas, pero sí tenían algo de ejemplaridad: «Mira, si vienen aquí», dice Koldo, «ya sabes quién va a venir. Eso lo tengo claro. Si viene aquí, tienes a la Ainara… A la Ariatna, que está bien, que está recién, está bien, está perfecta». «Y la colombiana», apunta Ábalos. «Y la colombiana nueva», añade Koldo.
«Y la otra», dice el exministro. «No, si yo quiero la otra también», responde Koldo, «pero era porque cambiaras tú. Pero a ti te gusta más Ariatna». ¿No es conmovedor este desvelo del subordinado por evitarle a su jefe las rutinas en la alcoba? «No sé, la Carlota, se enrolla que te cagas», responde Ábalos.
«Pues, la que tú quieras», remata Koldo. «O Ariatna y Carlota, y a tomar por culo».
Y todo gratis, que es como más gustan estas cosas. Lo explicaba Rafael Santano, secretario del alcalde de Baena, que organizó una trama de facturas falsas para sufragar las excursiones de los cargos municipales al vecino puticlub de Marbella Milady Palace. En una conversación intervenida por orden judicial, se define como «el cerebro de todo» y reconocía que evitaba adelantar dinero propio para ir al club de alterne: «A mí me da cosa gastarme dinero mío… en estas cosas», le decía a su alcalde, Luis Moreno. Contarlo en un periódico me valió una querella de los concejales y concejalas socialistas del Ayuntamiento de Baena que me pedían 300.000 euros por haber relatado estrictamente la verdad.
La agenda de los contactos la llevaban Koldo y su mujer, Patricia Úriz, que se encargaban de transferir pagos a las sobrinas del exministro. En B, claro: 750 euros a Dámaris, 200 a Jeribe, 6.887,94 a Jésica Rodríguez, que incluían la matrícula para la Universidad, y, según un informe de la UCO que probablemente conoceremos, Venderleia Aparecida de Oliveira, Ofelia Stoica, Rozalía y otras.
Envidiables las capacidades del galán, habida cuenta de que ya ha cumplido los 65 brejes. ¿Nos salen caras sus expansiones sexuales? Sin duda, pero deberíamos examinar este asunto con criterios de economía social. Blas de Otero describió el putiferio en Bilbao como una garantía del orden sexual en la mesocracia: «Arriba, es el jolgorio de las piernas trenzadas./ Oh ese barrio del escándalo…/ pero duermen tranquilas las doncellas». ¿Esa tranquilidad no vale nada?
Ábalos, Cerdán y Koldo, tres patas para un banco. Añadan al yerno de Sabiniano. El nexo entre los cuatro del Peugeot eran las putas. A eso es, queridos y queridas, a lo que se le llama afinidades electivas.