Más cerca de los países 'golfos'
«Quien no ha aparecido es el expresidente Zapatero, pero esto se comprende por su relación pública con el régimen de Maduro»

La opositora al régimen venezolano y Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado. | Europa Press
Si se premia una trayectoria en defensa de la paz y la libertad, no hay nadie que merezca más el Premio Nobel de la Paz que Corina Machado. Si se reconoce el coraje de un pueblo por su lucha por la libertad, ninguno como el venezolano, y su mejor representación es la señora Machado.
La venezolana representa la dignidad de una sociedad que ha luchado con heroísmo por la democracia, repetidamente olvidada, traicionada por intereses económicos y reprimida con mano de hierro por la dictadura de Maduro.
Parece que en la extrema izquierda y en el populismo peronista se han indignado. Ellos son de Maduro, adalid de la corrupción y de la represión… Los noruegos han acertado.
Corina Machado se merece el reconocimiento; se lo merecen los venezolanos y también «se lo merece» —en otro sentido— lo que ese reconocimiento universal significa para Maduro, los «carteristas internacionales» y los que han jugado a la equidistancia inmoral entre el dictador y el pueblo reprimido. Hoy es hora de que el mundo democrático, y sobre todo el determinante vecino del norte, digan a la vez: ¡Basta ya! ¡Viva Venezuela libre y democrática!
Corina Machado ha recibido inmediatamente la felicitación de muchísimos dirigentes políticos: unos por su compromiso sincero con la libertad de los venezolanos y su rechazo al golpe de Estado de los cubanos con Maduro como marioneta; otros lo habrán hecho exclusivamente por cálculo político o por mera cortesía, por educación, por no quedar mal.
Quien no ha aparecido es el expresidente Zapatero, pero esto se comprende por su relación pública con el régimen de Maduro. Todos sabemos que el reconocimiento al pueblo de Venezuela, en la persona de la señora Machado, es una impugnación a quienes impulsaron la represión de los ciudadanos para acallar su grito pidiendo libertad, democracia y dignidad. Hasta para Zapatero sería una expresión de cinismo insoportable. No podía felicitar públicamente a Machado habiendo sido un instrumento determinante en la legitimación internacional del régimen.
Él está en otro juego, más oscuro e importante, y no puede terminar mostrando al mundo que, en realidad, es un juguete en manos de dirigentes iliberales y autoritarios. Sabe bien que solo tiene audiencia en una parte pequeña y desinformada de la sociedad española. Deambula ufano y ciego por oscuras trastiendas desde las cuales se intenta debilitar a las democracias social-liberales y a las organizaciones supranacionales con las que coordinan sus esfuerzos y se protegen.
Ya es muy tarde para esperar que algún afiliado del PSOE pida su expulsión del partido por apoyar el pucherazo electoral en Venezuela, pero aún estamos a tiempo de decir las cosas claras sobre las desdichadas aventuras populistas del leonés por América del Sur. Hablando de diálogo, de pacto, de concordia y de paz, en realidad encubre la defensa de los intereses ideológicos y económicos de regímenes iliberales y autoritarios.
Más extraño, más desconcertante y también más triste es el ominoso silencio de Albares y, sobre todo, del presidente Sánchez. Porque si el galardón noruego es tanto un reconocimiento al valor de la señora Machado como un rechazo al régimen de Maduro, el silencio prolongado del Gobierno español es una muestra de solidaridad y apoyo al statu quo actual en Venezuela. Solo el cálculo político o la cortesía obligarían a una expresión fría, diplomática, de reconocimiento personal. El silencio solo puede obedecer a una supeditación personal, y tal subordinación solo puede ser de naturaleza inconfesable, que le avergonzaría.
Podemos hacernos una idea del origen y la fuerza de dicha obediencia si recordamos que permitió el aterrizaje de Delcy Rodríguez, contraviniendo todas las normas y resoluciones de la Unión Europea.
Por desgracia, España cada día está más cerca de los países golfos, que no inspiran confianza a nadie. Estamos más cerca del cenáculo de Puebla que de nuestros amigos y socios. Tanto esfuerzo desde hace 45 años…