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Esperanza Aguirre

Transparencia: Trump 10-Sánchez 0

«Basta con ver cómo se comportan los políticos con los medios para saber si un régimen se acerca a los ideales de la democracia o tiende hacia algo totalitario»

Opinión
Transparencia: Trump 10-Sánchez 0

Ilustración de Alejandra Svriz.

Una de las muchas diferencias que existen entre los regímenes totalitarios y los verdaderamente democráticos la encontramos en la forma en que articulan la relación del Poder Ejecutivo con la prensa.

Recordemos que a la prensa, ya Edmund Burke en 1787 en la apertura del Parlamento Británico la calificó de «cuarto poder», porque, cuando es libre e independiente, cumple siempre el papel de describir, analizar y criticar la actuación de los otros tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Y ese papel controlador que deben ejercer los medios de comunicación les otorga un indiscutible poder cara a la formación de la opinión pública.

Sabemos que los regímenes totalitarios, y son muchos los que existen en el mundo de hoy, se caracterizan por impedir la separación de poderes y por concentrar todos esos poderes en manos del autócrata o dictador que los preside. Y entre esos poderes se encuentra, por supuesto, ese llamado «cuarto poder», es decir, los medios de comunicación. Que en las dictaduras son meros aparatos de propaganda de las políticas de ese autócrata, al que no sólo no pueden criticar, sino que tampoco pueden ni siquiera entrevistarlo.

Por el contrario, en los regímenes democráticos, además de estar absolutamente garantizada la libertad de expresión y, en consecuencia, la de prensa, los políticos no sólo tienen que aceptar las críticas de los periodistas, sino que, además, tienen que estar siempre dispuestos a contestar sus preguntas o reproches.

Esta diferencia del trato que se les da a los medios de comunicación en unos regímenes y en otros es tan significativa que basta con contemplar cómo se comportan los políticos con los medios de comunicación para saber si un régimen se acerca a los ideales de la democracia o, más bien, tiende a ser algo que apesta a totalitario. Por cierto, los dirigentes de esos regímenes de vocación dictatorial es muy habitual que presuman de transparencia, por el aquel de «dime de qué presumes y te diré de qué careces».

«Sánchez jamás se ha sometido a una rueda de prensa como las que vemos a diario con Trump»

Todo esto se me ha hecho especialmente evidente a raíz de las reacciones que ha provocado en el sanchismo el episodio protagonizado por el corresponsal de Abc ante la Casa Blanca, David Alandete, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En primer lugar, tengo que reconocer mi absoluta admiración por el tantas veces denostado por el mundo progre Donald Trump, que prácticamente todos los días se somete a ruedas de prensa en las que los periodistas le preguntan de todo, sin que haya la menor censura para esas preguntas. Creo que es un ejemplo para todos los políticos. Y su respeto por la libertad de expresión de los periodistas que le interrogan puede servirnos de contraste con lo que vivimos en España, donde el presidente del Gobierno, no sólo no puede salir a la calle, sino que jamás se ha sometido a una rueda de prensa como las que vemos a diario con Trump de protagonista.

Esa libertad de expresión y de información que defiende con su comportamiento ante la prensa el presidente Trump es la que le dio la oportunidad a Alandete de preguntarle por la contribución de España al presupuesto de la OTAN.

Hacer uso de la libertad de preguntarle eso ha servido para contemplar la inmediata reacción de los guardaespaldas de Sánchez, que, encabezados por Margarita Robles, que cada vez más actúa como su madrina, y por Óscar Puente, que no pierde ocasión de dejar claro que su principal objetivo político es acabar con todo lo que no sea sanchismo, se han lanzado contra el periodista con el curioso argumento de su falta de patriotismo. Por cierto, hablan de patriotismo los que están en el Gobierno porque les han puesto ahí los bilduetarras y los golpistas catalanes.

«Acabar con la libertad de expresión es algo que no molesta a algunos medios»

Comparar la actitud de Trump y de Sánchez ante la prensa tendría que ser una nueva y grave señal de alarma ante la deriva totalitaria que el régimen sanchista cada vez disimula menos, frente al cultivo de la libertad de expresión que se da en la Casa Blanca, que sigue siendo el modelo de la más completa democracia.

Pero es que, además, este episodio ha tenido repercusiones que hay que tener en cuenta. Que los que forman parte del Gobierno de Sánchez ataquen a un periodista por preguntar algo que molesta a su jefe está dentro de lo normal, entre otras cosas, porque de no hacerlo les podría costar el puesto y el sueldo. Pero me ha parecido muy grave que algunos medios de comunicación españoles, con El País (donde trabajó Alandete) a su cabeza, se hayan unido a las críticas que este periodista está recibiendo.

Esto quiere decir que acabar con la libertad de expresión es algo que no molesta a algunos medios. Señal inequívoca de que seguirán apoyando a Sánchez en todos los pasos que pueda dar para acabar con la independencia de los poderes del Estado, entre los que se encuentra la prensa.

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