Bildu es el socio, el PP el enemigo
«Bildu, la chusma a la que aplaudían los enfervorizados diputados socialistas, no ha condenado todavía los asesinatos de socialistas a manos de ETA»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Los plenos del Congreso para la interpelación al Gobierno están empezando a ser la raya roja que en algunas paredes señalan «hasta aquí llegó la crecida». Uno se había aficionado a seguir los miércoles los varapalos que Cayetana Álvarez de Toledo propiciaba a Félix Bolaños, pero había más. La memoria democrática de España, dicho sea en sentido estricto, le debe un reconocimiento a la portavoz del Grupo Popular en el Congreso. Ayer toda la infamia que es posible imaginar en la política española tuvo su asiento en la bancada socialista que insultaba al PP y aplaudía con fervor a Mertxe Aizpurua, la portavoz de EH Bildu.
La portavoz popular invocaba a la presidenta del Congreso para que pusiera orden, pero por lo visto, a Francina, ese monumento a la prevaricación (59 leyes congeladas por su mano) y a la ingesta alcohólica a deshoras no le pareció pertinente. Mertxe Aizpurua, que intervino para preguntar por las medidas para acabar con la exaltación del franquismo, ha provocado un duro enfrentamiento entre la bancada socialista y la popular.
En su respuesta a la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Pedro Sánchez ha anunciado la elaboración de un catálogo de símbolos franquistas que serán retirados de las calles. La vicepresidenta primera del Gobierno, Mª Jesús Montero, respondía con su habitual lengua de trapo en la que se daban cita con gran armonía la estupidez y la vileza: «Cuando no tienen argumentos se dedican a manosear a las víctimas del terrorismo».
«La democracia se respeta y también a las víctimas que lucharon por la libertad en España», replicó Ester Muñoz, pero la necedad de Montero no había hecho cumbre porque acto seguido reivindicó a las víctimas del PSOE asesinadas por ETA, sin reparar en que había una considerable incongruencia entre esta reivindicación y la cerrada defensa de Bildu que acababa de hacer para atacar a los populares. La bancada socialista no paraba de aplaudir a Aizpurua mientras insultaba a Muñoz.
Parece mentira que no haya en su memoria un mínimo hueco para los nombres de los doce socialistas asesinados por ETA, desde el fotógrafo Germán González, acribillado en Urretxu en octubre de 1979, al senador Enrique Casas, Vicente Gajate, Fernando Múgica, Francisco Tomás y Valiente, Fernando Buesa, Juan Mª Jáuregui, Ernest Lluch, Froilán Elespe, Juan Priede, Joseba Pagaza e Isaías Carrasco.
Uno tiene más en la memoria a estas doce víctimas del terrorismo que a sus victimarios y por eso no puede asumir la complacencia con la que el más corrupto de los políticos españoles respondía a la diputada Aizpurua para satisfacer sus inquietudes y calmar sus ansias. Mertxe Aizpurua era la Maite Soroa que repasaba en el diario Gara, las columnas de quienes escribíamos sobre estos temas y nos señalaba con el dedo acusador de la negrita.
Bildu, la chusma a la que aplaudían los enfervorizados diputados socialistas, no ha condenado todavía uno solo de estos doce asesinatos, como tampoco lo hicieron sus precedentes de Herri Batasuna, Batasuna, Euskal Herritarrok y Sortu. Y los socialistas aplaudían la sangre derramada.
Y si no les queda piedad para dolerse de los asesinatos de sus compañeros, ¿por qué íbamos a esperar que condenaran los asesinatos de los 25 miembros de la derecha, 13 del PP, 3 de AP, 7 de UCD y 2 de UPN? O los 429 guardias civiles y agentes de la Policía Nacional asesinados.
Siempre estuvieron más cerca de los terroristas que de la derecha. Cuando José Luis Ábalos era ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, también mostraba hacia Bildu una proximidad que no sentía hacia el Partido Popular: «Bildu ha sido más responsable que el PP con los presupuestos». EH Bildu es su socio preferente y el PP es el enemigo a batir, eso es todo.