The Objective
Jorge Vilches

Al PSOE le da igual

«El PSOE no tenía más que esperar a que el miedo aflorase en los cargos territoriales de Junts para que se cuestionara la estrategia personal de Puigdemont»

Opinión
Al PSOE le da igual

Ilustración de Alejandra Svriz.

Al sanchismo no le importa vivir sin Cortes y sin Presupuestos mientras tenga unos socios dependientes. Es el caso de ERC, Sumar, Podemos y el resto del circo. Ninguno de estos puede vivir ahora contra Sánchez. No son nada sin él porque la alternativa, el PP con Vox, sería su debacle. Es el caso de Junts. El presidente ha jugado con Puigdemont hasta conseguir su anulación. Ha ido cediendo oficiosamente a sus demandas sin concederlas del todo, como la amnistía, el catalán en Europa y la inmigración, sabiendo que el tiempo jugaba a su favor. Si Puigdemont dejaba de ser quien aseguraba el pan y la sal a los dirigentes territoriales de Junts, perdía su fuerza. Ahora, el ascenso de Aliança Catalana pone en cuestión la utilidad de la política de Puigdemont para mantener las expectativas en Cataluña, y el fugado pierde músculo.

Sánchez sabe por experiencia propia que la lealtad de los subordinados políticos reside en la capacidad de repartir cargos y presupuesto. Si esto se tambalea, los leales apuñalan al césar buscando un nuevo proveedor. Es la lógica interna de cualquier partido. El PSOE no tenía más que esperar a que el miedo aflorase en los cargos territoriales de Junts para que se cuestionara la estrategia personal de Puigdemont. La maniobra ha sido muy inteligente: permitir la extensión del temor a la inmigración irregular entre la población para que aflorase en Cataluña una opción política salvadora: Aliança Catalana. En realidad, Sánchez usa la misma estrategia con Vox. De hecho, el discurso del partido de Abascal contra los inmigrantes irregulares fortalece el racismo de Orriols. Son los dos partidos que crecen en Cataluña.

«Sánchez convierte una debilidad en una fortaleza a través de la anulación de los movimientos del enemigo»

Una vez más, Sánchez convierte una debilidad en una fortaleza a través de la anulación de los movimientos del enemigo. Es un genio del mal, sin duda. No son carambolas, sino oportunidades que sabe gestionar. Esto debería estar siempre en la cabeza de los dirigentes del PP y Vox cuando siguen o repudian las medidas de Sánchez. Es la gran ventaja del amo del PSOE. Entiende la política como un juego de poder multinivel, que se juega en muchas casillas, donde todos los factores cuentan. Por eso siempre parece que el tiempo está a su favor.

El estilo político del presidente en la toma de decisiones integra las capacidades de acción de los distintos actores políticos, ajustándose a sus debilidades. Conoce la estrategia electoral del PP y la brecha de votos que tiene a su derecha. Sabe que Vox esconde a Abascal, y que vive de alimentar el miedo a lo foráneo, del resentimiento a los populares y de la esperanza en una ruptura. Es consciente, además, que se ha consolidado en la opinión pública que un gobierno del PP con Vox sería inestable, y que no lo apoyaría ningún partido nacionalista.

A esto suma Sánchez añade la rendición de Yolanda Díaz, que acaba de entregar Sumar al PSOE con un acuerdo electoral en el que desaparece en una treintena de distritos. Por otro lado, entiende como pocos que Podemos es el negocio de la familia Pablo-Irene y que no va a llegar a nada porque se conforman con seguir viviendo del cuento. También sabe que el PNV está asustado por el crecimiento de Bildu, y que no hará nada a favor del PP porque se juega el régimen de partido único en el País Vasco. ERC, por otro lado, parece en Cataluña un apéndice del sanchismo. Y ahora Junts se va a deshacer en una lucha interna compitiendo con Aliança Catalana. Hay que reconocer que el presidente del Gobierno ha jugado muy bien unas cartas muy malas.

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