The Objective
Santi González

La insólita ruptura de Junts

«El prófugo advertía de que sin su apoyo Sánchez no podrá gobernar. A ver si aún no se ha enterado de cuál es el objetivo primordial de Sánchez»

Opinión
La insólita ruptura de Junts

Ilustración de Alejandra Svriz.

Contra el pronóstico de las más altas capacidades analíticas de España, el pastelero de Amer anunció ayer la ruptura decidida por la Ejecutiva de su partido con el Gobierno de Pedro Sánchez. Algo debimos suponer cuando Míriam Nogueras hizo gala de su agresiva estructura dental en el último miércoles del Congreso. Ella era un tiburón que mostraba solo su segunda fila de dientes mientras amenazaba con el empleo de la tercera. No es una mala parlamentaria.

Frente a la guerra a muerte que tienen con la sintaxis los ministros y ministras del Gobierno, sus socios de investidura y a veces, ay, hasta los dos partidos de la oposición, Nogueras formuló un retruécano casi admirable al recordar a Pedro Sánchez que «hay que hablar menos del cambio de hora y más de la hora del cambio». Con el paladar literario estragado por las ruedas de prensa de la Incontinente Pilar Alegría, uno recibe con cierto alivio la inversión terminológica de Míriam Nogueras, un rasgo de ingenio por comparación con todo lo demás.

El prófugo había convocado ayer por la mañana a su ejecutiva para decidir si rompe definitivamente con Pedro Sánchez. Lucía Méndez parecía inclinarse el domingo por la creencia de que no habría tal, apoyándose en declaraciones gubernamentales no identificadas, algo parecido a lo que durante muchos años se ha señalado vagamente como «según fuentes de La Moncloa», sin que se especificara cuántas fuentes se habían puesto en La Moncloa.

Hay en las fuentes de Lucía algunas observaciones notables como la de afirmar que la de «Junts no es gente muy seria, un día te dicen una cosa y al día siguiente la contraria», no como Pedro Sánchez Pérez-Castejón, por lo visto, que es un modelo de equilibrio intelectual y político y que lo que dice una semana lo sostiene sin cambiar una coma la semana, o incluso el mes siguiente. Un ejemplo de esta fidelidad a las posiciones propias, la aporta la propia Méndez unos párrafos más adelante, al recordar que la exigencia de los golpistas de hacer del catalán una lengua oficial de la Unión Europea ‘seguía en el limbo’. Y ahí estaba Sánchez para anunciar el desbloqueo de un asunto capital para los nacionalistas catalanes.

«Alemania y España acuerdan ‘abrir un diálogo’ para que el catalán pueda ser oficial en la UE en plena crisis con Junts. La oficialidad de las lenguas es una exigencia de Puigdemont para apoyar al PSOE», titulaba El País en modo la voz de su amo por pluma interpuesta de Carlos Elordi Cué. El señuelo no se mantuvo en pie 24 horas. Berlín matizaba el sábado que Alemania no ha cambiado de postura sobre el catalán en la Unión Europea.

Uno cree desde hace ya tiempo que España tiene dos graves problemas: el principal, la ausencia de cualquier asomo de ética, de capacidad de gestión y de veracidad en la cuadrilla del Gobierno, justamente lo que este fin de semana le reprochaba Sánchez al PP y a Vox. El otro gran problema del sistema es la incapacidad de Vox y el PP para configurar una oposición a la altura de las necesidades del país. ¿Y cuáles son éstas? Pues la primera, librarnos de Pedro Sánchez, que es, se mire por donde se mire, el mal mayor de España. Por eso, y ante la parálisis de los partidos que deberían poner toda su alma en ello, nuestra única esperanza real es Puigdemont. No es gran cosa intelectual y políticamente hablando.

Sus mayores conquistas están entre una declaración de independencia que duró ocho segundos y su fuga en el maletero de un coche que lleva durando más de siete años y medio, pero está cargado de una inquina difícilmente superable, no solo hacia España, también hacia quienes deberían ser sus aliados y de ninguna manera va a permitir que Esquerra Republicana le vaya a ganar por la mano en plan soft, ni que lo vaya a hacer Aliança Catalana en plan hard.

El PSOE no se lo acaba de creer. La portavoz de la Ejecutiva Federal, Montse Mínguez, que es la más precoz licenciada en la historia de la Universidad española con 19 años, ha dicho que mientras suscribe la militancia esa ruptura anunciada, «mano tendida». Claro que más precoz es la hija de Sabiniano que ni siquiera llegó a matricularse.

La militancia tendrá ocasión de refrendar la ruptura entre mañana y pasado. El prófugo advertía de que sin su apoyo Sánchez no podrá gobernar. «Podrá ocupar los sillones, pero no gobernar». A ver si aún no se ha enterado de cuál es el objetivo primordial de Sánchez. 

Es cierto que ningún nacionalismo puede soñar con un flete como Sánchez, pero creer que están obligados a aceptar la mano tendida de la Mínguez es una simpleza. Si fueran a optar por la posibilidad más racional, no serían nacionalistas. Aunque la otra les perjudique más. Se lo explicaba el escorpión a la rana tras el picotazo que les condenaba a los dos al ahogamiento: «Está en mi naturaleza».

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