The Objective
Jorge Freire

Quema controlada

«Toda poda exige pulso, y no faltan quienes temen que el afán de dirección acabe endureciendo el tronco del poder»

Opinión
Quema controlada

Ilustración de Alejandra Svriz.

Huele a humo. No al de las cortinas con que los sofistas disimulan su canguis, sino al de los fuegos de limpieza con que el aldeano salva el monte de la catástrofe. La quema controlada: tal es el santo y seña de Un tiempo nuevo, el último libro de Kevin D. Roberts, publicado por CEU Ediciones. ¿No dijo Azaña que el mejor escondite de un secreto es un libro? Pues aquí, entre líneas y calladamente, se agazapa mucho de lo que está por venir.

Roberts distingue dos bandos que no son partidos, sino metafísicas en armas: el Partido de la Creación (que aúna moral, familia y comunidad) y el Partido de la Destrucción (que, a partir de una serie de emancipaciones perpetuas, convierte la vida en laboratorio y al prójimo en cobaya). ¿Su receta? Talar, quemar y plantar. Esto es, talar lo podrido, prender fuego sin remilgos y plantar instituciones firmes.

La postura de este libro es novedosa, en tanto que defiende un conservadurismo que, por seguir con la metáfora, deja de ser anticuario y se hace silvicultor: limpia el monte, abre claros.… En vez de limitarse a sermonear, como otros tantos, Roberts desciende a lo concreto: si de verdad si quiere impulsar la familia, habrá de ser con incentivos contantes y sonantes, nómina incluida; si se pretende que la escuela sea depositaria de una herencia cultural, no podrá reducirse a una papilla de competencias; si se busca que la economía esté al servicio del país, será obligado arrumbar los ídolos de mercado… Se barre la casa no para venderla al mejor postor, sino para volver a vivir en ella

No hace falta coincidir con Roberts para reconocer el valor de Un tiempo nuevo. Por lo pronto, el libro ahorra tener que tragarse las más de novecientas páginas del Project 2025, el prontuario colosal con que la Heritage Foundation, bajo la dirección de Roberts, delineó el segundo mandato de Trump. La idea de fondo es simple y paradójica a la vez: recuperar el gobierno del Gobierno (esto es, menos burocracia y más rumbo), lo que incluye una economía al servicio del país, una política industrial firme, un realismo exterior con los pies en la tierra… ¿Es eso posible? Porque, como es sabido, quien trata de domar al Leviatán corre el riesgo de despertar su apetito y acabar entre sus fauces. 

Toda poda exige pulso, y no faltan quienes temen que el afán de dirección acabe endureciendo el tronco del poder; que el fuego de la reforma, si no se mide, abrase más de lo que alumbra. Pero la enseñanza es valiosa: la necesidad de anticipar los incendios, y no sólo de sofocarlos. Porque la quema controlada, si se hace con tino, purifica sin destruir. Un tiempo nuevo viene a recordarnos que la tradición, como decía Mahler y cita Roberts, no consiste en adorar las cenizas, sino en transmitir el fuego.

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