The Objective
Román Cendoya

Nos consta

«Todo aquello a lo que Sánchez no contestó en el Senado, ni pudo afirmar o desmentir con un sí, o un no, le convierte en culpable por acción o consentimiento»

Opinión
Nos consta

Ilustración de Alejandra Svriz.

El diccionario de la RAE establece cuatro acepciones para definir «constancia». Dos de ellas son fundamentales para entender la declaración de cinco horas de Pedro Sánchez en la comisión de investigación del Senado. La segunda, «f. Acción y efecto de hacer constar algo de manera fehaciente». Y la tercera, que dice: «f. Certeza, exactitud de algún hecho o dicho».

Ante las preguntas realizadas al compareciente Pedro Sánchez, es importante definir claramente que se entiende por «hecho». Así, «hecho» es un acto realizado o un suceso que supuestamente ha ocurrido, que se considera verdadero y comprobable. Es un evento sucedido en el pasado o en el presente y que puede demostrarse que ha ocurrido. Los hechos son objetivos y verificables y forman la base de la realidad observada y entendida. Y si no se han realizado o no han sucedido, se pueden negar porque será imposible demostrar lo contrario porque no han ocurrido.

Nos consta que Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. Hace y deshace a su antojo. Pone y quita personas a su capricho. Cuando el máximo responsable de una organización, dirigida de forma autocrática, es preguntado por hechos concretos, significativos y trascendentes y contesta a múltiples preguntas «no me consta» es porque todo es cierto, no puede negarlo y por razones políticas y penales no puede reconocerlo. Los hechos han pasado o no, son ciertos o falsos, pero lo que no son es no constatables. Cada vez que Pedro Sánchez respondía que no le constaba quería decir que no podía establecer su veracidad o dar constancia de ella. ¿No se entera de lo que pasa en el PSOE? ¿No sabe qué hacen los miembros destacados de su Gobierno y organización? ¿No sabe dónde están los despachos principales en la sede que él preside? ¿No sabe lo que hacen sus personas más cercanas? Nos consta que eso no es verdad. Nos consta que Sánchez miente.

Su bochornosa e insultante intervención en el Senado dejó constancia de demasiadas cosas y ninguna buena. Nos consta que no respeta las instituciones democráticas del estado. Tildó al Senado de «máquina de fango» y definió, varias veces, la comisión como de «difamación». Es verdad que la única institución política que investiga las conductas impropias de Pedro Sánchez y su entorno es el Senado. Así, nos consta que todo lo que se refiere a Sánchez es fango. Todo en él y su entorno apesta a mierda, blanqueo, corrupción y putas. Calificó al Senado de circo. Su comportamiento histriónico —se ríe falsamente como el Joker—, macarril y chulesco en la Comisión hizo que el Senado se pareciera mucho a un circo. Porque durante cinco horas el centro de atención del Senado fue protagonizado por Sánchez, la caricatura del «payaso tonto», ese que no suele saber nada.

De Pedro Sánchez nos consta que es un cobarde que necesita de la protección de Francina Armengol, que lo cuida y ampara en el Congreso en sus conductas antidemocráticas. Nos consta que Pedro Sánchez no sabe debatir sobre hechos concretos. Sobre todo si le afectan en lo personal. Nos consta que es un charlatán demagogo y mentiroso que, como no puede responder a las preguntas que le formulan, habla de lo de los demás. De Pedro Sánchez nos consta que es un ser débil que intenta desviar la atención pública de su notorio bruxismo aferrándose a unas gafas tras las que esconderse que, como todo en él, son una innecesaria impostura. Truco barato que retrata su superchería.

«Nos consta que Pedro Sánchez, además de nombrar a sus número dos, conoció, amparó y consintió lo que pasaba»

Por su declaración nos consta que en el PSOE hay caja b porque no puede negarla. Existe o no existe. Él es el secretario general y tiene que saberlo porque es su responsabilidad. La no negación de las preguntas realizadas es una afirmación. «No me consta» es la salida cobarde del que no quiere ser responsable de lo que es. Nos consta que Pedro Sánchez intenta tapar su corrupción y su responsabilidad política escondiéndose detrás del «y tú más». Nos consta que él es un ventilador de mierda y una maquinaria de crear y expandir fango. 

Pedro Sánchez dedicó tiempo y esfuerzo en preparar un relato sobre el Partido Popular. Habló de lo que declaraba y cobraba Alberto Núñez Feijóo. Pero no hizo lo fácil, lo que le exculparía a él y a su partido. No preparó lo que demostraría que no hay caso, tema, caja b, financiación ilegal y blanqueo.

Cualquier persona que es citada a una comisión de investigación sobre hechos concretos, definidos en la propia comisión, prepara la documentación pertinente. Después de los sobres con dinero y las entregas en metálico, qué menos que haber pedido a la gerencia de su partido que le entregara el listado de todos los pagos recibidos y los justificantes de los mismos. No lo hizo porque no puede hacerlo aunque ha tenido tiempo de sobra. Sánchez preparó el «y tú más» pero no ha podido preparar el «no lo he hecho». Así, nos consta que Pedro Sánchez ha cobrado dinero b, que en el PSOE hay financiación ilegal y que han practicado el blanqueo de capitales. Nos consta que Pedro Sánchez, como secretario general del PSOE, tiene la responsabilidad política —y cuando el Tribunal Supremo profundice sabremos si la penal— de las prácticas impropias de su partido. Ese partido que él dirige y del que, para intentar salvarse, dice desconocer hasta dónde se encuentra el despacho de la gerencia.

Nos consta que Pedro Sánchez, además de nombrar a sus número dos, conoció, amparó y consintió lo que pasaba. Quedó constancia tras la pregunta de Carla Antonelli sobre si le advirtieron de los comportamientos de Cerdán y Ábalos. En vez de sí o no dijo: «No me consta no quiere decir que con esto no se produjera, pero por ser lo más certero posible no puedo responder, porque no me consta». Hay que reconocer que los hermanos Marx con «la parte contratante de la primera parte» son mucho más graciosos que este patético escurridizo cobarde que, obviamente, además de ser conocedor —viajó por toda España con ellos, eran su núcleo duro— fue advertido.

Nos consta que Koldo era un pilar de su equipo. Una persona importante en su conquista de la Secretaría General del partido. Un «pata negra» como Ábalos y Santos Cerdán. Solo un miserable puede calificar de «relación esporádica» lo que fotografías y textos demuestran que era todo lo contrario. Así nos consta que Pedro Sánchez es un cobarde que huye y escapa ante la responsabilidad y lo que él siente como peligro personal. Lo hizo en Paiporta y lo ha hecho en el Senado, huyendo de la peor manera posible de sus colegas. Del galgo de Paiporta hay video. Del Sánchez colega de Koldo, en dos días, han aparecido innumerables pruebas fotográficas.

A los juristas no les gustó cómo se hicieron las preguntas y cómo se llevó la comparecencia. No era un juicio y no tiene un procedimiento reglado como una vista. A los periodistas tampoco les gustó cómo se hicieron las preguntas. No era una entrevista que busca un titular. El que sea, pero un titular. La comparecencia de Pedro Sánchez en el Senado ha servido para que nos conste que Pedro Sánchez es culpable y responsable de todo lo que se le preguntó y de lo que se evadió con un «no me consta». Todo aquello a lo que no contestó, ni pudo afirmar o desmentir con un sí, o un no, le convierte en culpable por acción o consentimiento. Nos consta que Pedro Sánchez es la X de todo lo que le rodea.

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