Vuelve don Alvarone
«Si los jueces lo condenan, él lo indultará y seguirá en la guerra con la justicia. Y si lo absuelven, también seguirá en guerra»

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
Entrevistaban el domingo al presidente del Gobierno en el diario más importante en la prensa amiga. Preguntaban el director del medio y Elordi Junior y como es habitual en el entrevistado, él respondía lo que buenamente le petaba. Uno a estas alturas no llega a concebir que una entrevista con Sánchez no incluya alguna pregunta sobre el plagio de su tesis doctoral, en qué medida se benefició de los prostíbulos de su suegro por poner dos ejemplos. Tampoco le repreguntaron. Un ejemplo: le habían preguntado por la razón de que no haya felicitado a la última ganadora del premio Nobel de la Paz, María Corina Machado. Él respondía con mucho desparpajo que no tiene tradición ni costumbre de reconocer esos premios Nobel, pero que dio 20 veces más permisos de residencia que Rajoy.
Esa pipa ya se la había contado a Angelines Barceló en la Cadena SER y toda la opinión pública lo sabe, incluidos los dos entrevistadores, salvo que no lean su periódico, porque El País publicaba el pasado 14 de octubre una información titulada: «Las veces que Pedro Sánchez sí felicitó a los premios Nobel desde que está en La Moncloa». Y detallaba las tres: en 2018 a Denid Mukwege y Dania Murad; en 2019 a Abiy Ahmed Ali y en 2020 al Programa Mundial de Alimentos. Metido en gastos, el diario también contaba las tres felicitaciones de Sánchez antes de llegar a la Moncloa. Fueron: el 2014, a Malala Yousafzai; en 2015, al Cuarteto para el Diálogo Nacional de Túnez y en 2016, a Juan Manuel Santos por su acuerdo de paz con las FARC.
La repregunta era obligada, creo yo, pero a ellos no debió de parecérselo. Como tampoco se les ocurrió preguntarle de dónde saca los datos con los que afirma que con su Gobierno se ha reducido en un 50% el precio de la electricidad gracias a las energías renovables. Esa afirmación ya la había hecho a finales de septiembre en Londres. Miente como en todo. En 2018 el precio de la electricidad era de 64 euros Kw/h. En 2025 era de 75. Se ha encarecido un 17,19%.
Pero hoy se reanuda el juicio contra su fiscal general, lo que le lleva a una afirmación comprometida: «El fiscal general es inocente, y más aún tras lo visto en el juicio». Ser inocente es como estar preñada, presidente, se está o no se está. No se puede estar un poco preñada, ni ser un poco inocente. Su afirmación sobre la inocencia de don Alvarone es categórica. No puede ser ‘más’ y menos después de lo que hemos podido ver en el juicio. Los testimonios del fiscal de Delitos Económicos, Julián Salto, y de la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, son mortales de necesidad. El de Juan Lobato también hacía daño, pero es que hasta la deposición de su jefa de prensa, Mar Hedo, le deja a los pies de los caballos, al decir que ella había escrito la nota de prensa famosa, pero que fue al dictado del fiscal general, especialmente en el entrecomillado que contenía el texto del novio de Ayuso. Ya solo le falta que la abogada del Estado le pida la condena.
Hoy se reanuda el juicio y vamos a ver más cosas, pero creo que ninguna va a soportar la inocencia del fiscal de Pedro Sánchez, aunque seguramente no tendremos que aguantar testimonios tan majaderos como el del tal Precedo, que él sabe quién fue el filtrador pero que no es Álvaro García Ortiz y que no puede decirlo por lo del secreto profesional. ¿Y qué sustenta la inocencia creciente (a los ojos de PS) del fiscalone? Pues la palabrita del periodista Precedo. Como todo el mundo sabe, a los periodistas nos pasa como a las Testigas de Jehová, al decir de Chus Lampreave en aquella película de Almodóvar, que no podemos mentir. Qué más quisiéramos nosotros, pero es lo que tiene este oficio que es más un sacerdocio, que no nos dejan mentir.
Lo mismo le pasa al presidente del Gobierno: a él no le dejan mentir, qué más quisiera, pero está rodeado por una guardia pretoriana y socialista insobornable. Si le pillaran en un renuncio harían con él lo mismo que los pretorianos de Casio Querea con Calígula, no me pidan que les dé detalles. Pero en sus respuestas a El País, o en sus salidas de pata de banco a las preguntas que le hacen está la verdadera naturaleza de lo que él entiende por política: se considera por encima del Tribunal Supremo y por eso dicta a los jueces la necesaria absolución de García Ortiz, porque él sabe que es inocente (y cada vez más). Lo mismo y con más razón pasará con su mujer y con su hermano, que serán juzgados por jueces de menor rango. Si los jueces lo condenan, él lo indultará y seguirá en la guerra con la justicia. Y si lo absuelven, también seguirá en guerra contra los jueces. Es lo que tienen los autócratas, que no conocen la separación de poderes.