Alarma: ¡los jóvenes son conspiranoicos y de derechas!
«Podría ser que los jóvenes fueran más respetuosos con la libertad de expresión que otras generaciones»

Un grupo de jóvenes se fotografía con Santiago Abascal.
De golpe en España hay preocupación por la «posverdad» y la «derechización» de nuestros jóvenes. Después de décadas en que el pensamiento hegemónico en las facultades y medios de comunicación ha sido que «la objetividad no existe», y que hayan dominado las teorías postestructualistas, cuya razón de ser es cuestionar la universalidad de la verdad y abogar por el relativismo cultural y científico, ahora parece que entre los prescriptores de opinión vuelve a importar la verdad.
Caso llamativo es el de Cataluña. Después de una década en que la mayoría de instituciones se tragaran las mentiras del procés, han aparecido una serie de sondeos que alertan sobre cómo los jóvenes de 18 a 24 años se ubican ideológicamente más a la derecha que el resto de generaciones y sienten una menor adhesión o confianza en el sistema democrático.
El Centre d’Estudis d’Opinión, el llamado CIS catalán, ha lanzado su primer sondeo, de título revelador, sobre «posverdad y teorías conspirativas». La conclusión es que estos jóvenes de derechas creen menos en la democracia… ¡y que los votantes de Vox y Aliança Catalana son más dados al pensamiento mágico!
Quién lo diría, en la tierra donde en la era pre-covid tuvieron gran predicamento la monja antivacunas, Teresa Forcades, y la monja argentina independentista, Lucía Caram, resulta que en la actualidad este tipo de pensamiento es monopolio de la derecha. Me pregunto en qué grupo caerán ahora los homeópatas.
«No necesariamente implica que por ser de derechas crean menos en la democracia»
A mínimo de conocer bien cómo opera toda la maquinaria pública y semipública cuando la realidad no les gusta, hay que poner cuestión esta alarma generalizada sobre los jóvenes. No sea que, como de costumbre, haya un interés político detrás. Si se va al detalle de las preguntas, cómo van dirigidas, o dónde se pone el foco y qué se omite, nos llevaríamos alguna sorpresa. Podría ser que los jóvenes fueran más respetuosos con la libertad de expresión, y concretamente cuando ésta ofende o incomoda, que otras generaciones.
Yo soy de una generación que ha visto la izquierda montar algaradas violentas en las universidades, censurar actos y desdeñar el concepto de democracia liberal «por votar solo cada cuatro años». También he tenido profesores que sin pudor alguno han contado en clase todo tipo de conspiraciones sobre el 11-S para dejar mal a los americanos… Algunos de ellos figuras destacadas de la sociedad catalana.
Que ahora me vengan con que el problema son los jóvenes… No necesariamente implica que por ser de derechas crean menos en la democracia. Ni mucho menos que sean menos tolerantes que los de izquierda. De hecho, hay otros sondeos internacionales que reflejan que no son precisamente ni los jóvenes ni los varones quienes en los tiempos recientes más han sacrificado la libertad de expresión o los datos (en especial, si ofenden o contradicen el relato oficial) en aras del consenso y la convivencia. Una actitud que acaba siendo menos respetuosa hacia la verdad y que afecta a instituciones clave, como la academia o el sistema judicial y la presunción de inocencia.
Nadie niega que hay un cambio generacional, un giro a la derecha de las nuevas generaciones. No hay que descartar que en cierto grado sea un movimiento pendular. Y que también en el futuro la verdad sea un camino solitario. Pero que no me vengan con falsas alarmas. Muchos de nosotros, tampoco los jóvenes, la compramos.