The Objective
Carlos Mayoral

Barcelona, contra Eduardo Mendoza

«El Ayuntamiento, en una decisión de PSC, Junts, Comuns y ERC, ha tumbado una propuesta del PP para que poner el nombre del escritor a una nueva biblioteca»

Opinión
Barcelona, contra Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza. | Fundación Princesa de Asturias

Hace unos días, gracias al gran seguimiento que está haciendo el periodista Óscar Benítez, me enteré de que el Ayuntamiento de Barcelona, en una decisión encabezada por PSC, Junts, Comuns y ERC, ha decidido tumbar una propuesta liderada por el PP para que poner el nombre de Eduardo Mendoza a una nueva biblioteca que habrá de construirse junto a la estación de Francia.

No hace falta ser una lumbrera para entender por qué le niegan este reconocimiento al autor barcelonés. Básicamente, se trata de un perfil incómodo para el independentismo catalán, pues nunca abrazó de manera cerril los postulados que los secesionistas reclamaban para pertenecer al clan. Mil y una veces abogó Mendoza no sólo por la convivencia, sino sobre todo por la concordia, es decir, por la necesidad que toda sociedad tiene de permitir que dos vecinos se respeten más allá de lo que piensen. Obviamente, para una coalición política que busca la ruptura con la situación actual del Estado, este mensaje conciliador no es admisible.

Para más INRI, es un hombre nacido en Cataluña que no escribe, o no suele escribir, en catalán, y para más escarnio redacta en esa especie de lengua tabú que es el idioma español. Para esta recua de dogmáticos, permitir que un catalán triunfe a través de palabras que suenan a las bestias que pueblan la península al otro lado del río Ebro es otro requisito más que no cumple el, por otro lado, libérrimo autor catalán.

Lo cierto es que no sé ni por dónde empezar a rebatir esta decisión ridícula. Lo primero que se me ocurre es decir que parece vergonzoso reducir un nombre como el de Mendoza, que tanto ha hecho por la cultura y por ese producto tan universal que es la literatura, a un mero sentido tribal, a una insignificancia histórica como es la opinión de estos politicuchos de tercera división. La obra de Mendoza está por encima de todo esto, se coloca en un plano al que no pueden acceder estos sectarismos superfluos.

«Es vergonzoso que una ciudad como Barcelona, reflejada en todas sus novelas, no sea capaz de reconocerle sus méritos»

Lo segundo que parece evidente es que resulta igualmente vergonzoso que una ciudad como Barcelona, reflejada en prácticamente todas sus novelas, diseccionada y perfilada con cariño y extraordinario talento, que casi conforma el principal personaje y el eje central de la narrativa de Mendoza, no sea capaz de reconocerle los méritos a quien tanto hizo por ella. Espero que sus votantes, que de algún modo eligen la cara visible de la ciudad, acierten en comicios venideros a la hora de llevar a cabo tan importante elección.

Y en cuanto al idioma, qué decir. El castellano, herramienta comunicativa para millones de sus habitantes, es un elemento tan barcelonés como lo es el idioma catalán. Y la muestra es que, por muchas barreras que le impongan, el idioma crece por encima de estos cepos, en figuras como la obra mendocina, que traspasa el mero panfleteo para demostrar lo que es: un rasgo más de esa extraordinaria ciudad que es Barcelona.

Por lo demás, espero que el consistorio reflexione y coloque el nombre de Mendoza a su biblioteca. Lo único positivo en todo esto es que, pase lo que pase, al bueno de Eduardo todo esto le importará un carajo.

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