The Objective
Santi González

Ovaciones nacionales

«No hay que cansarse en la interpretación: es el delito lo que admiran, el acrobático salto con pértiga al Código Penal, que tanto virtuoso tiene en el socialismo español»

Opinión
Ovaciones nacionales

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. | J.J. Guillén (EFE)

Cuenta Teresa Gómez en estas páginas que la ovación que se dispensó a don Alvarone al volver a la Fiscalía después de la primera jornada del juicio había sido cuidadosamente planificada por la mano derecha del fiscal general, Diego Villafañe. A este hombre le pasa lo mismo que al maestro Billy Wilder: le gustan las improvisaciones, siempre que estén rigurosamente preparadas. 

«Habían convocado a todos los empleados, aunque no fueran fiscales, para rellenar», explican. «Sacaron a gente que estaba haciendo un curso en la FGE, llamaron a personas de Madrid para que vinieran a aplaudir; hubo quejas incluso de quienes no querían estar allí». Las fuentes revelan que se enviaron correos electrónicos para instar a la asistencia y dar forma a ese momento de apoyo público.

Esta organización del entusiasmo es un momento cumbre de las organizaciones humanas evolucionadas, la culminación de una obra bien hecha, que no se remata en sí misma, sino que precisa de la aprobación del público al que se dirige. Los actos públicos en un partido son como los programas de televisión con invitados al plató. Suele haber un regidor que les muestra carteles para indicarles cuáles deben ser sus reacciones espontáneas: aplaudir, reír, guardar silencio.

Hay ocasiones en que no, que la peña se expresa por su cuenta y aciertan con lo que les habría indicado el regidor, caso de haberlo. La bancada socialista dio una lección de buen sentido a finales de febrero de 2020 cuando a la petición de dimisión de José Luis Ábalos formulada por el PP a cuenta de su intervención en la inenarrable aventura de la delincuente internacional Delcy Rodríguez en Barajas, respondió con un aplauso unánime, largo, cálido, de casi dos minutos.

Aplaudieron hasta enronquecer, como escribió un portentoso cronista deportivo de El Diario Vasco en apoyo de quien habría de ser destituido año y medio después, porque Pedro Sánchez en esto de la corrupción no admite bromas y actúa siempre con rapidez y contundencia, como se han cansado de repetir él mismo y sus ministros más aventajados. Lo destituyó, pero no mucho, porque lo metió en la lista electoral para las generales de 2023 ocupando un puesto de salida.

Y allí estaba Ábalos, feminista a fuer de socialista como Prieto era socialista a fuer de liberal, aceptando el homenaje de sus todavía compañeros con un gesto pudoroso entre dos especímenes extraordinarios: la vicepresidenta Díaz y el ministro del Interior, Fernando Grande (Marlaska por parte de madre) a quien cada vez se le está poniendo una cara más en plan retrato de Dorian Grey.

Cinco meses después del reconocimiento descrito a José Luis Ábalos, tocaba devolver la ovación al líder máximo y así, el 21 de julio de 2020, Pedro Sánchez llegó al Consejo de Ministros donde le esperaban todos aplaudiendo por su triunfo en Europa. Él también se puso a aplaudir, se supone que a los ovacionadores, pero tratándose del gran Narciso no cabe descartar la posibilidad de que se aplaudiera a sí mismo, mientras va a ocupar la cabecera de esa mesa en la que malamente caben los 23. Todos los ministros siguen aplaudiendo de pie, menos Ábalos, que también aplaude, pero sentado.

Entre todas las formas de aplauso, a uno le llama mucho la atención la de María Jesús Montero, que aplaude separando mucho las manos y engarabitando los dedos meñiques. Hay gente que engarabita al tomar café y ella lo hace al aplaudi

También se aplaudió mucho a Koldo García Izaguirre, el portero del puticlub Rosalex de Pamplona, ascendido a custodio de los avales de Pedro Sánchez y hombre de confianza de Ábalos y Cerdán, los cuatro del Peugeot en el mismo trance. Se trata de un caso de afinidades electivas, alguna vez lo tengo dicho: un portero de prostíbulo, dos puteros muy calificados y el yerno de Sabiniano, Dios los cría.

También se ganó un encendido aplauso Ábalos cuando replicó el 26 de febrero de 2020 a la diputada de Vox Patricia Rueda, que se había interesado por la cualificación de Koldo para nombrarle consejero de Renfe Mercancías. Ábalos respondió indignado: «Quizá con el tiempo usted verá esta intervención y le aseguro que no se sentirá orgullosa. Usted ha citado a un asistente de los muchos que hay, pero esa persona no se puede defender aquí, mañana será padre, no se puede defender aquí». Todos los socialistas aplaudieron con entusiasmo, Marlasca puso más, gritando al tiempo: «Muy bien, muy bien».

No hay que cansarse en la interpretación: es el delito lo que admiran, el acrobático salto con pértiga al Código Penal, que tanto virtuoso tiene en el socialismo español.

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