¿Tolerancia cero?
«Sánchez solo ha suspendido de militancia a unos amigos que abrieron las puertas de importantes despachos del Gobierno e hicieron negocios a base de comisiones»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Lo que faltaba: Pedro Sánchez, cuando llevamos horas conociendo datos de escándalo sobre las maniobras de personas de su círculo más cercano para hacerse de oro —los tribunales determinarán si han cometido o no delito—, primero lanza una soflama de autobombo en sede parlamentaria explicando que la economía es la más potente de la UE, y cuando Feijóo cambia de tercio y osa mencionarle el informe de la UCO, con solo un par de datos aunque tendría para mencionar 20 o 40, porque la UCO se lo ha currado bien, el presidente de Gobierno responde con un «tolerancia cero». Y lo dice tan serio en sede parlamentaria.
¿Con quién ha tenido tolerancia cero? Porque lo único que ha hecho Sánchez ha sido suspender de militancia a unos amigos que utilizaron esa amistad para abrir las puertas de importantes despachos del Gobierno y hacer buenos negocios a base de mordidas, de comisiones. Repito, serán los tribunales los que digan si cometieron o no delito, pero gran parte de la opinión pública está harta de que todo el tiempo se utilice la palabra «presunto» y «presunción», cuando cualquiera con dos dedos de frente ha interpretado, probablemente con motivo, qué dirigentes sanchistas se han hecho de oro saltándose todas las leyes habidas y por haber.
Lo de «tolerancia cero» en boca de Pedro Sánchez, el amigo de Ábalos y Cerdán y compañero de tantos otros que hoy aparecen en los papeles de la UCO, es una broma de mal gusto. Más aún al conocer las conversaciones que demuestran inequívocamente que algunos de sus compañeros y amigos se movían en un mundo tan sórdido que los centenares y miles de euros que movían con una facilidad asombrosa producían menos escándalo que su vida personal. Lo de «tolerancia cero» no iba con ellos. Eso sí, mientras el presidente no se enteraba de nada, o hacía como que no se enteraba de nada aunque los medios de comunicación publicaban de todo y por su orden, Sánchez arremetía contra los jueces, los medios de comunicación y la UCO. Curioso, con aquellos que indagaban, indagaban más y seguían indagando, porque ese era y es su trabajo.
Tolerancia cero, ¿con quién? Será con los ajenos al partido, porque con los propios pasaron muchos meses, incluso años, hasta tomar medidas sancionadoras. Solo se hizo cuando las pruebas ya eran tan contundentes que si los responsables del Gobierno y del partido no tomaban medidas expeditivas ellos mismos podían quedar comprometidos.
Son días de recuerdo, de homenaje, de buscar en la memoria acontecimientos que ocurrieron hace 50 años y cambiaron España.
«Quienes conocimos a aquellos dirigentes de la Transición nos es muy difícil sentir admiración por los protagonistas de la España actual»
Poca gente de las nuevas generaciones parece sentir interés por la historia de su país, por el esfuerzo ímprobo que tuvieron que hacer un puñado de personas para que se pudiera iniciar el tránsito de una dictadura a una democracia. El rey Juan Carlos fue el impulsor de esa heroicidad, porque fue una heroicidad, pero en aquel trabajo impresionante, en aquella aventura que asombró al mundo, no estuvo solo.
Entre sus compañeros de la llamada Transición se encontraban personajes de una talla excepcional, empezando por Torcuato Fernández Miranda, tan buen asesor y consejero, y políticos de muy distinta ideología y trayectoria, desde Fraga a Carrillo, pasando por los nacionalistas, Felipe González, Adolfo Suarez, Calvo Sotelo y tantos otros que, desde la segunda fila pero con tanta capacidad y empeño como los de la primera o más, se dejaron la piel por construir una España nueva, en la que también participaron sindicatos, empresarios y personalidades de la sociedad civil y la cultura.
Quienes conocimos a aquellos dirigentes de tan diferente ideología y trayectoria a los que unía el empeño por servir a su país y a los españoles, nos es muy difícil sentir admiración por los protagonistas de la España actual. Siempre habrá excepciones, pero son preocupantemente escasas.
Coincido con Juan Luis Cebrián cuando en su entrevista en El Mundo dice que el Rey Juan Carlos ha cometido errores —¿quién no los comete?— pero que él no olvida lo mucho que hizo por todos nosotros. No lo tenía fácil, pero su empeño no tenía límite y el cambio que promovió fue excepcional.
«Me produce una profunda incomodidad que el Rey Juan Carlos no haya sido invitado a participar en estos actos tan especiales»
El 22 de este mes se conmemora el 50 aniversario de la reinstauración de la monarquía, el príncipe Juan Carlos fue proclamado rey Juan Carlos I. Me produce una profunda incomodidad, tristeza incluso, que el rey Juan Carlos no haya sido invitado a participar en estos actos tan especiales.
Defender esa idea no significa hacer de menos al rey Felipe, todo lo contrario. En tiempos tan difíciles como los que le está tocando vivir, con dirigentes que no pierden ocasión de hacer alarde de su rechazo a su persona y a la monarquía, D. Felipe no muestra un solo gesto de desfallecimiento sino que, por el contrario, defiende como nadie la Corona y su continuidad.
Ha invitado a su padre al almuerzo familiar que ha organizado él mismo para conmemorar la proclamación de D. Juan Carlos. Es difícil asumir que a un rey de 86 años, con problemas de movilidad y regular salud, que vive desterrado en Abu Dabi, ni siquiera se le permita dormir en su casa.