El rey del espidifen
«Sánchez no se va porque ya se fue hace tiempo. Su gestión va por un lado y España va por otro. Habita un país que no existe y habla un idioma que nadie entiende»

El exministro José Luis Ábalos. | Europa Press
Koldo García haciendo la mochila por si el juez lo manda a la cárcel. Unas zapatillas con velcro, como las de los niños, para evitar los cordones, por los suicidios. Un chándal rojo marca Kappa. «Siempre hay que adaptarse», le dice a Irene Tabera en OK Diario. El vídeo supura tristeza. La herida humana del exceso, de la ambición y de la mentira.
El sanchismo se derrumba blandamente. No hay estruendo ya. Es como un castillo inflable que, al finalizar el día, pierde aire con lentitud mientras los trabajadores recogen y barren los alrededores. El intento de descrédito a las instituciones, al orden constitucional, a la propia verdad, es solo el pataleo de un pequeño al que se llevan del parque.
La condena al fiscal general, la prisión de José Luis Ábalos, la minoría en el Congreso y el fracaso de la senda de déficit son un final, uno más, para Pedro Sánchez. Un invierno que le habita por dentro. Su Stalingrado. Un adiós enterrado en nieve.
Sánchez no se va porque ya se fue hace tiempo. Su gestión va por un lado y España va por otro. El sanchismo habita un país que no existe y habla un idioma que nadie entiende. Más que polarizar, su mérito es la fantasmagoría. Tal como define la RAE: «Ilusión de los sentidos o figuración vana de la inteligencia, desprovista de todo fundamento».
Un gobierno que no gobierna, que sólo oculta, entre sus alas, al presidente. Sindicatos dóciles. Periodistas militantes. Oposición a la oposición. Trenes parados en cualquier parte. Viviendas imposibles. Lo peor de Podemos, lo peor del independentismo, lo peor del propio PSOE. Mezclado, no agitado, como los buenos Dry Martinis.
«Cuando pase el sanchismo de despacho, llegará el sanchismo de las calles»
Mientras Anaís y Miss Asturias pasean por los platós de televisión hablando de la fragilidad de Ábalos, Sánchez sigue con su agenda como si nada ocurriera. Ni Houdini se liberó tan pronto de sus cadenas. «De todos los vicios que me achacan, los únicos que tengo son fumar y bailar salsa», dijo el exministro en una entrevista. «Cuando deje esta responsabilidad dentro de muchos años podré retomar el ir a muchos festivales», dijo el presidente en Radio 3. Me vas a comparar a Héctor Lavoe con Arde Bogota.
Los festivales exigen juventud y el poder exige dignidad. Me pregunto: ¿Quién nos va a devolver este tiempo perdido? Esta España laberíntica y estéril. Esta gestión que es un trampantojo. El encogimiento de la convivencia y de las instituciones. ¿Quién nos va a devolver la palabra, el diálogo, la sensatez? Cuando pase el sanchismo de despacho, llegará el sanchismo de las calles. Cuando no tengan el poder querrán de nuevo el poder. Y siempre estarán ahí el zumbido y la mediocridad como una mosca sobre las sobras.
Hemos cedido tanto en nuestras aspiraciones, hemos desatendido tanto nuestras obligaciones como ciudadanos, hemos resultado una generación tan conformista y dispersa, que la lupa ya siempre señala la intrascendencia. Qué gran grieta. Qué cantidad de cosas se están colando por ahí.
«Llamando fascismo a todo menos a lo que es fascismo: el poder corrompido, perpetuado, intentando zafarse de la ley y de los jueces»
Esta es la España que nos queda tras una fiesta indecente. Un país quebrado, incapaz de entenderse, lleno de venganzas, de maniobras subterráneas, donde la verdad es un estorbo. Preferimos el silencio de los demás. Su sumisión. Su expulsión de la vida pública. Llamando fascismo a todo menos a lo que es fascismo: el poder corrompido, perpetuado, intentando zafarse de la ley y de los jueces.
Ábalos, quien fue aplaudido por su discurso en una moción de censura contra la corrupción de un Gobierno del PP, entró ayer en la cárcel por corrupción. El camino del héroe. Del buscador de amor. El terror de los paradores. El rey del espidifen. El último clavo del sanchismo. El acorde menor en la feliz canción de Sánchez. Se va hablando de Air Europa. Se va señalando con el dedo, con la mochila al hombro. Koldo y él se reencontrarán en Soto del Real. ¿Compartirán mesa en los almuerzos? ¿Será el principio de una nueva historia? El Peugeot ya no va a pasar más ITV. Ni Rosalía puede salvar ya a este Gobierno.
También esto pasará. Pero al mirar atrás, veremos que el camino de vuelta a casa ha desaparecido. Y que estamos solos en un lugar extraño.