The Objective
Román Cendoya

Solo queda uno libre

«Sánchez está en libertad, pero eso no quiere decir que sea inocente. Penalmente, todavía no ha sido investigado. Políticamente, es el más responsable»

Opinión
Solo queda uno libre

Ilustración de Alejandra Svriz.

Cuatro eran cuatro y ninguno era bueno. José Luis Ábalos es el creador del sanchismo y está en la cárcel después de haber ostentado cargos en el Gobierno y poder infinito en el PSOE. Koldo, el chico para todo del sanchismo: mascarillas, putas, contratos, nombramientos, sobres de blanqueo…, está en la cárcel. Santos Cerdán, el tercero de los cuatro, también secretario de organización de Pedro Sánchez, está en libertad condicional, después de haber estado en la cárcel, a donde va a regresar por montar, antes de llegar a Madrid, un entramado para robar con contratos públicos. De la banda de cuatreros —la del Peugeot— solo queda uno libre. Pedro Sánchez es quien está en libertad.

Sánchez está en libertad, pero eso no quiere decir que sea inocente. Penalmente, todavía no ha sido investigado. Políticamente, es el más responsable. Que esté en libertad no le evita ser un arribista sin escrúpulos, sin dignidad, sin decencia, sin palabra, sin corazón, sin ideología, sin principios y sin valores. Alguien capaz de todo por llegar y seguir okupando el poder.

Cada día es más evidente que la historia de Pedro Sánchez es la del guaperas ambicioso, menor cuantía, que se mete en política para ascender socialmente, en influencias y contactos, uniéndose a una familia cuyo modus vivendi son las cloacas de la sociedad. La mezcla es una explosiva ambición política, pasta sin escrúpulos y una crisis en su partido. Entre Eduardo Madina y Susana Díaz fue Ábalos quien lanzó y sostuvo a Pedro Sánchez para usurpar la secretaría general y la historia del partido socialista. Se apropiaron del destino de España para destrozarlo todo, las instituciones y el prestigio del país, en beneficio propio.

La financiación del aterrizaje en el poder de Sánchez se pagó con putiferios y con pitufeos de anónimos ilegales. La ley es incompatible con Sánchez y su entorno. La ética mucho menos. Sabíamos que su financiación estaba manchada por la explotación sexual, lo que desconocíamos es que su nombramiento estaba salpicado por la sangre terrorista. La degradación es tan grande que tantos años después hemos sabido que junto a Santos Cerdán —íntimos y unidos— se reunió con Arnaldo Otegi, en un caserío, para llegar al poder. Escandaliza y produce repugnancia pero no sorprende. Quien ha vivido en las cloacas de la sociedad no tiene escrúpulos para juntarse con el jefe de la banda que asesinaba a sus compañeros. Así se explican excarcelaciones, impunidad y blanqueo de terroristas. Qué más le da a Sánchez si duerme en La Moncloa.

En su inmoralidad sigue insistiendo en que «no hay nada». Pero ya hay condena, imputaciones –su hermano y su mujer— y cárcel para sus compañeros de banda.  Es un cobarde que quiere distanciarse de quien lo escogió y lo aupó al poder. Para eso es capaz de hacer —como ha hecho siempre—  lo que haga falta. Su gente los descalifica y él los ha dejado tirados. No se van a inmolar. No se lo merece.

«Confiemos en que la Justicia continúe ejerciendo su poder con independencia y, ya que ha dado un primer paso, continúen y diriman qué responsabilidades tiene el jefe de la banda»

Ábalos, antes de entrar en la cárcel, ha aclarado que para encontrar la corrupción hay que investigar a Air Europa y Begoña. Debe investigarse a fondo «para llegar bien llegados». Ábalos habla con conocimiento de causa. A él le pagaron el chaletazo de lujo de vacaciones ¿Qué no le dieron a Begoña, o sea, al presidente por el rescate de la compañía? Las reuniones y llamadas fueron demasiadas y el vínculo comercial existió. ¿Alguien se cree que un patrocinio de 40.000 euros lo cubrió todo? Hoy no se puede ser tan naíf para pensar que todo fue limpio y conforme a ley. 

Esta semana en Perú se dictó una sentencia de cárcel contra dos expresidentes de la República: Martín Vizcarra, 14 años de cárcel por corrupción, y Pedro Castillo, 11 años por golpe de Estado. Los dos tienen abiertas más causas que les aumentarán las penas. En Perú el que la hace la paga. En eso el antiguo virreinato lleva mucha ventaja al reino. Allí tienen mucho que enseñarnos en responsabilidad judicial de la política. Los retrasados —subdesarrollados legales— somos nosotros. Aunque quizá el Poder Judicial del Reino de España esté ya aprendiendo.

El ataque furibundo de todo el sanchismo contra el Tribunal Supremo por la sentencia contra el ciudadano García, ex fiscal general, y aquellos jueces que no se pliegan a su poder, quizás esté haciendo efecto. Un fiscal general condenado y, por fin, un diputado en la cárcel. Todo un récord sin precedentes que tiene de protagonista a Pedro Sánchez.

Confiemos en que la Justicia continúe ejerciendo su poder con independencia y, ya que ha dado un primer paso, continúen y diriman qué responsabilidades tiene el jefe de la banda. Quién sabe si al final vuelven a estar juntos los cuatro. Sánchez no tiene la misma responsabilidad que sus compañeros de banda. Su responsabilidad es mucho mayor porque él ha permitido que suceda todo. El okupa presidente tiene el beneficio de la presunción de inocencia pero llegados hasta aquí es demasiado presumir.

En su mentira persistente aplica la frase psicópata de que «lo fácil sería convocar elecciones, pero él se sacrifica por España». Nada más lejos de la realidad. Él no se sacrifica por España, Sánchez jode España junto con todos los que lo mantienen. Pagarán por ello. A Sánchez cada día que sigue en La Moncloa le aleja más de vivir como expresidente y le acerca más a vivir junto a sus compañeros de banda. Aprendamos del Perú.

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