The Objective
Santi González

Humillado y ofendido

«Sánchez está cada vez más rodeado por las causas judiciales y en términos políticos, ni siquiera la humillación le sirve para nada»

Opinión
Humillado y ofendido

Ilustración de Alejandra Svriz.

Gemma Nierga es una especie de periodista que esta semana le hizo una entrevista o así al presidente del Gobierno que es una especie de gobernante con mando en plaza. Ella se hizo muy notable al ser la voz que clamó en la multitud el 23 de noviembre de 2000 al final de la manifestación contra el asesinato de Ernest Lluch. Ella cultivaba la amistad con el socialista, a quien tenía como contertulio en su programa de radio La Ventana. Asistieron un millón de personas, entre las que destacaban el presidente del Gobierno, José María Aznar, el de la Generalitat, Jordi Pujol, el lehendakari Ibarretxe y el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.

Tras dar lectura a un comunicado minuciosamente pactado entre todas las fuerzas convocantes, Gemma añadió graciosamente una morcilla de elaboración propia: «Estoy convencida de que Ernest, hasta con la persona que lo mató, habría intentado dialogar; ustedes que pueden, dialoguen, por favor». Su convicción era falsa; la reconstrucción del asesinato probó que la víctima trató de esconderse entre los coches del garaje, que sus asesinos lo arrastraron hacia un lugar en el que no rebotasen las balas y allí lo asesinaron con dos tiros en la cabeza.

¿Qué sería de nuestra vida política si no fuera por las morcillas? Esta que acabo de relatar sobre Gemma Nierga o la del juez José Ricardo de Prada sobre la financiación del PP que fue posteriormente invalidada por el Tribunal Supremo, pero que sirvió de peana para la moción de censura con la que Pedro Sánchez empezó a detentar la Presidencia del Gobierno. 

El caso es que Gemma se encargó de entrevistar al presidente Sánchez el pasado lunes en el Palacio de la Moncloa y su primera pregunta fue a lo mollar, citó la ruptura que había anunciado Junts y preguntó a su entrevistado: «¿Qué piensa hacer para volver a conseguir el apoyo de Junts?». Si Sánchez cultivara las maneras clásicas habría respondido: «Me alegro de que me haga usted esa pregunta», para extenderse sobre las bondades de la CoPro (Coalición Progresista), pero, y aquí está la novedad, empezó por los golpes de pecho y el Señor, pequé: admitió que tenía la razón la portavoz Nogueras al declarar «roto» el diálogo por los retrasos e incumplimientos del Gobierno con Cataluña.

El felón explicó a la gentil Nierga las medidas que iba a llevar al día siguiente al Consejo de Ministros (y ministras, por supuesto) consistentes básicamente en facilitar a los ayuntamientos las inversiones de financiación sostenibles, atender la reivindicación de la patronal catalana de ampliar los plazos para la digitalización de los procesos de facturación y las ayudas a los propietarios por los impagos en viviendas arrendadas a jóvenes y familias vulnerables.

¿Y qué son las personas vulnerables, si puede saberse? Pues son considerados vulnerables por definición todos los inquiokupas. Este asunto habría podido resolverse muy fácilmente copiando la ley que el presidente portugués, Rebelo de Sousa, ha elaborado contra los okupas: dos años de cárcel y si media ánimo de lucro (chantaje para devolver la vivienda okupada) o daños en la misma, cuatro.

Ha sido uno de los momentos más humillantes de la democracia, que también lo ha sido para el propio Sánchez y que ni siquiera le ha valido para recuperar ese valor supremo del diálogo que comparte con su entrevistadora, porque ayer convocó la portavoz de Junts rueda de prensa para rechazar el arrepentimiento y la oferta del presidente, denunciando que el Gobierno ha incumplido «la parte troncal de los acuerdos» de la legislatura, que la relación está y que «no hay negociación ni conversaciones».

«Sánchez ha reconocido públicamente los incumplimientos. Horas después se aprueban algunos de los temas pendientes, demostrando que no es que no pudieran, sino que no querían». Él se arrastra y solo consigue cargar de razones el morral de sus socios golpistas.

Es verdad que Puigdemont no puede soñar con un socio más flete en La Moncloa, pero también hay que tener en cuenta cómo asedia su posición la Alianza Catalana de Silvia Orriols. Por otra parte, todo lo que ceda ante Junts, aunque no valga, será interpretado como una posición conquistada por el resto de los golpistas y estimulará la voracidad reivindicativa de sus otros socios nacionalistas. Sánchez está cada vez más rodeado por las causas judiciales y en términos políticos, ni siquiera la humillación le sirve para nada.

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