En defensa de las Charos
«Son capaces de movilizarse por las palabras, pero aguantan que se silencie el caso de los puteros y agresores sexuales del PSOE porque dañan la imagen de Sánchez»

Ilustración de Alejandra Svriz.
El sanchismo está asustado. El lector no debe dejarse confundir por las risotadas de Sánchez. Sacó su penúltimo cartucho en Extremadura al decir que la corrupción, el desgobierno y el machismo del PSOE no importan, porque lo relevante es que no gane la derecha. Sin embargo, la sensación general, y especialmente entre el electorado femenino mayor de 45 años, es que los socialistas no son feministas, sino puteros y acosadores. Y lo peor: no se creen que Sánchez no lo supiera.
En vista de que esa pérdida de votos puede menguar su resultado en las urnas, han decidido defender el perfil de la votante madura de izquierdas. Se dirigen a ellas como lo hacían los anuncios de detergente de los años 70, con una dosis tan impostada de protección que demuestra su falsedad. De ahí ha salido el manual contra la misoginia en las redes, que ha sido pagado por todos, pero que no señala el nombre de las supuestas expertas que lo han realizado. Es evidente que el estudio se ha hecho con la conclusión preestablecida por el sanchismo: la mujer progresista es víctima, el hombre facha es culpable.
El informe, por llamar de alguna manera a un documento sin una miserable cifra, solo tiene un objetivo: decir a esas mujeres cuyo voto pende de un hilo que Sánchez las protege del acoso machista en las redes. La idea es un esperpento. El presidente que no ha protegido a las mujeres de la costumbre prostibularia en el PSOE ni de los depredadores sexuales en Ferraz y otros lugares, pretende prohibir palabras como «charo» para defender a las féminas. Es patético. Son capaces de movilizarse por las palabras, pero aguantan que se silencie el caso de los puteros y agresores sexuales del PSOE porque pueden dañar la imagen de Sánchez. Quizá no hayamos asistido jamás a algo tan hipócrita.
Por supuesto, para el sanchismo el uso de la palabra «charo» es algo propio de los «ultras». Lo califican de «delito de odio», porque «machirulo», «pollavieja», o los gritos que se corean el 8-M, como «Machete al machote», «Macho muerto no viola», «Os han engañado, la Virgen ha follado», «Ante la duda, tú la viuda» o «El violador eres tú», deben ser cánticos de armonía y paz que ayudan a la conciliación. O cuando Rodríguez Pam, la número dos de Irene Montero, grabó a unas chicas cantando «¡Qué pena me da que la madre de Abascal no pudiera abortar!».
«El Partido Socialista está perdiendo votos femeninos, y los que quedan los disputa con Sumar y Podemos»
El informe del Ministerio de Igualdad es una demostración de que el PSOE está muy nervioso. Necesita argumentos para conservar a sus votantes y busca distracciones, como la retirada de RTVE de Eurovisión porque participa Israel. El Partido Socialista está perdiendo votos femeninos, y los que quedan los disputa con Sumar y Podemos. Estas dos formaciones tienen los perfiles necesarios para conseguir que las mujeres mayores de 45 se vean más identificadas con Yolanda Díaz y con Irene Montero que con Sánchez. Y eso que ambos partidos de la extrema izquierda ocultaron a agresores sexuales en sus filas.
El sanchismo conoce que parte de su salvación está en concentrar el voto de lo que esté a su izquierda, a costa de Sumar y Podemos. Estas dos agrupaciones suman un 10% del electorado según las encuestas. Solo con la mitad, el PSOE podría rentabilizar mejor los resultados, especialmente en las circunscripciones pequeñas. En la próxima convocatoria, la batalla electoral se va a dar calle a calle, casa a casa, y el sanchismo está muy asustado. Después de hacer guiños a los pensionistas y a los funcionarios, dos colectivos muy participativos en las elecciones, toca a las mujeres izquierdistas mayores, que son las más fieles a su iglesia progresista. La defensa de las charos no tiene más justificación.