Sánchez es responsable solidario
«Al dar cobijo en la Moncloa a su hermano mientras éste declaraba a la Agencia Tributaria que estaba en Portugal, ha ayudado a engañar a la autoridad fiscal»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Hasta hace bien poco, tanto para los que seguimos habitualmente los temas tributarios como para los que sin hacerlo se interesaron por el asunto de David Sánchez resultaba claro que la Agencia Tributaria, permanente azote del contribuyente común, había acudido incomprensiblemente en ignominioso rescate de un contribuyente singular cuya singularidad estriba en ser el hermano del presidente del Gobierno.
Así se evidenciaba por la inicial lacerante inacción de la AEAT ante la irregular expatriación fiscal del interfecto. Se evidenciaba también porque cuando obligada por la jueza del caso la entidad se vio forzada a emitir un informe, éste fue anónimo, crasa anomalía estadística y posiblemente legal. Se evidenciaba asimismo porque cuando la autoridad judicial exigió desvelar la autoría del documento, esta fue confesada por tres directivos de la entidad, circunstancia anómala en el funcionamiento de la entidad y más que sospechosa toda vez que los confesos deben su permanencia en el puesto a la voluntad de la ministra de Hacienda y de sus más allegados colaboradores. Y se evidenciaba a su vez por el infame contenido del citado informe en el que, retorciendo los preceptos legales aplicables, sus autores sacralizaron la expatriación fiscal de David Sánchez aunque para sacralizarla se tuvieron que creer que el expatriado vivió en un hotel de Elvas y, aún más, simularon que lo creían probado en base a la presentación de unas pocas facturas de unas cuantas pernoctaciones en un hotel de dicha localidad portuguesa.
Para así simular que lo creían, tuvieron incluso que omitir un sencillo cálculo matemático que evidenciaba que con los ingresos que declaraba el hermanísimo no podría haber pagado la estancia en dicho hotel por el periodo legalmente exigido. Y además tuvieron que hacer abstracción de que, aun con todo, de haber pernoctado en el establecimiento hotelero el tiempo necesario tampoco se cumpliría el requisito de disponer de una vivienda habitual en territorio portugués, requisito obligado según el convenio de doble imposición España-Portugal para que David Sánchez pudiera ser considerado residente fiscal en el territorio luso.
En definitiva y por todo lo expuesto, todos vimos que la Agencia Tributaria se convirtió en la defensora de un expatriado fiscal —un antipatriota, si se aplica el término utilizado por el propio Pedro Sánchez para referirse a los que se expatrian fiscalmente— con el agravante que supone que en el caso del músico la expatriación fue completamente irregular, un auténtico fraude.
Hete aquí que las últimas informaciones han venido a confirmar el ya evidente carácter fraudulento de la expatriación fiscal de David Sánchez. En efecto, se ha publicado que mientras él declaraba residir en Portugal en realidad estaba escondido en el Palacio de la Moncloa, resultando que ni la información fue desmentida cuando se publicó ni en su reciente comparecencia en el Senado el presidente del Gobierno tuvo a bien desmentirla cuando dispuso de la ocasión para hacerlo por mor de una pregunta al respecto que le fue reiterada.
«Escondiendo en la Moncloa a su hermano mientras éste declaraba residir en Portugal, Sánchez colaboró activamente en el fraude»
Quiere decirse que, por si no fueran ya muchas e indubitables las pruebas existentes, se añade así un nuevo elemento probatorio del fraude fiscal cometido por David Sánchez, cuestión que agrava todavía más la incomprensible, indebida, injusta y posiblemente ilegal conducta seguida en el caso por parte de la Agencia Tributaria. Azote para muchos, casi todos, y bálsamo para uno: el hermano del presidente.
Mas no acaba aquí la cosa, pues hemos de reparar en lo realizado por el propio Pedro Sánchez que, al dar cobijo en la Moncloa a su hermano mientras éste declaraba a la Agencia Tributaria que estaba en Portugal, ha ayudado de modo activo al engaño perpetrado a la autoridad fiscal española —con independencia de que ésta se haya dejado engañar voluntariamente—. Así las cosas, conviene reparar en lo que dispone nuestra Ley General Tributaria que en su artículo 42.1 establece: «Serán responsables solidarios de la deuda tributaria las siguientes personas o entidades, a) Las que sean causantes o colaboren activamente en la realización de una infracción tributaria. Su responsabilidad también se extenderá a la sanción…» No hay duda, escondiendo en la Moncloa a su hermano mientras éste declaraba residir en Portugal, Pedro Sánchez colaboró activamente en el fraude cometido por aquél y, por ende e imperativo legal, es responsable solidario de los impuestos evadidos por el músico y de la sanción tributaria que por ello le corresponde.
Quiere decirse que con su escandalosa actuación —mejor dicho, omisión— no solo sucede que la Agencia Tributaria está favoreciendo al hermano de Pedro Sánchez, es que favorece a éste también evitando que surja la responsabilidad tributaria de carácter solidario que le asigna nuestro ordenamiento. Ya lo ven, un órgano del Gobierno dependiente de su vicepresidenta primera está favoreciendo descaradamente a su propio presidente. Difícilmente cabe un supuesto que refleje de modo más impactante y escalofriante la degradación institucional que el sanchismo está provocando en nuestro Estado. Quiera Dios que por el bien de España todo esto concluya algún día y pueda iniciarse la necesaria regeneración democrática. Y quiera asimismo que el momento de la inflexión se produzca lo antes posible, pues cada día que pasa sin el cambio requerido la situación empeora.