Orriols no quiere presentarse a las generales (y yo la amo por ello)
«Como la alcaldesa de Ripoll quiere la política española lejos de Aliança Catalana y nosotros a AC fuera de la española, no podemos dejar de celebrarlo»

Alejandra Svriz
Es francamente indecente que un partido que no se considera español y que incluso manifiesta el desprecio más feroz por los españoles concurra a unas elecciones que le darán ocasión de actuar de forma detrimental y perjudicarnos a todos. Conocemos perfectamente cuál es el comportamiento de los diputados de grupos así en Madrid. Los partidos nacionalistas han expresado, desde la tribuna del Congreso o en contextos directamente relacionados con la misma, un desinterés explícito o implícito por la «política española» o por el «bienestar de los españoles». Lo han hecho Esquerra Republicana de Catalunya, EH Bildu, Junts per Catalunya y, en menor medida, el Partido Nacionalista Vasco y el Bloque Nacionalista Galego. Esta postura no implica un boicot total al Congreso: los diputados reciben unos buenos sueldos y los partidos subvenciones públicas. Pero, a la vez que van detrás de la caja, no se ahorran comentarios sobre ese «estado plurinacional fallido» que creen que tenemos, manifiestan críticas recurrentes al «centralismo» y perpetran «negociaciones» que subordinan el apoyo legislativo a sus demandas territoriales.
Si quieren recordar momentos ignominiosos (sobre todo para ellos), Mertxe Aizpurua, de EH Bildu, ha reiterado en el Congreso que su rol no es defender a España sino «escribir el futuro» de Euskadi con soberanía propia. En noviembre 2025, plantó al Rey en el acto por los 50 años de la Monarquía argumentando que fue «impuesta por Franco», mostrando rechazo a los símbolos estatales y priorizando la «democracia» vasca sobre la española. Esquerra Republicana de Catalunya, por su parte, ha manifestado que negocia desde el Congreso para ponernos «un precio alto», condicionando sus apoyos a avances en ese «derecho a decidir» que la mayoría de catalanes rechazamos. Su líder, Gabriel Rufián, explicita siempre que su interés es forzar concesiones para Cataluña, no el bienestar general de España. Él también plantó al Rey en noviembre del 2025 reafirmando su «rechazo histórico» a la Monarquía como pilar del «Estado español».
Asimismo tenemos a la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, que, en negociaciones para la Mesa del Congreso en agosto del 2023, remachó que estaba ahí para lograr «mejoras» territoriales, no para apoyar incondicionalmente las políticas nacionales. Junts ve el Congreso como un espacio para «erosionar rivales domésticos» catalanes, no para el bienestar español. No es extraño que dieran esquinazo al Rey en el 2025 si rechazan actos que «impongan» la unidad española. Otro que tal, Aitor Esteban, portavoz del PNV, tras las elecciones del 2023, afirmó que «los votos del PNV son para Euskadi», dejando claro que su participación se limitaba a defender intereses vascos, no del resto de los españoles. También el BNG usa su escaño para «reivindicar» Galicia, no España. Otros nacionalistas como Coalición Canaria (1 escaño) son más autonomistas y menos explícitos en el rechazo.
Estos partidos suman unos 26 escaños y son clave en la aritmética parlamentaria, pero su ideario independentista/regionalista implica un rechazo estructural al «Estado español» como entidad solidaria. Como he dicho, no reniegan del Congreso (participan en votaciones selectivas), pero lo reducen a un foro para «poner precio» a sus demandas territoriales. Ponen el énfasis en sus «naciones» supuestamente separadas, donde el bienestar «español» es secundario o inexistente.
«Orriols prepara un cambio de los estatutos de Aliança Catalana para evitar que alguien, incluida ella, pueda presentarse a las generales bajo esas siglas»
Y ahora surge una heroína. Sílvia Orriols prepara un cambio de los estatutos de Aliança Catalana para evitar que alguien, incluida ella, pueda presentarse a las elecciones generales bajo esas siglas. Yo no sé si lo hace por decencia o por postureo moralizador (costly o virtue signaling, dicen en inglés). Yo me inclinaría por lo segundo. Pero como la alcaldesa de Ripoll quiere «la política española lejos de Aliança Catalana» y nosotros a Aliança Catalana fuera de la española, no podemos dejar de celebrarlo con su mucho de escepticismo. La modificación aún no tiene fecha porque debe ser avalado, sin calendario previsto, por el congreso del su partido. Pero ya está en los planes de la Sra. Orriols. Excelente. Si a ella no concurrir a las generales le sirve a sus intereses ideológicos o de partido es un perfecto win-win. Los otros partidos separatistas deberían imitarla en eso. Aunque no caerá esa breva si no es por obligación.
Amarla es exagerado, pero se ha hecho más simpática.