The Objective
Román Cendoya

Y ahora Salazar

«Pedro Sánchez, el encubridor de machismo y violencia de género, sigue intentando repartir visados de progresismo democrático insultando»

Opinión
Y ahora Salazar

Ilustración de Alejandra Svriz.

El gran problema que tiene España es que el régimen político democrático que se estableció en la Constitución de 1978 estaba sometido a la ley y al autocontrol de la exigencia individual. Hoy no se respeta la ley, y el poder lo ostenta el más inútil y depravado colectivo que nadie pudo imaginar. No hay régimen que soporte esto. Los que sacrificaron sus carreras y construyeron el sistema constitucional fueron honrados hombres de Estado. Los que hoy han okupado el poder son deplorables personajes, cuando no delincuentes.

El responsable de tanta estulticia humana se llama Pedro Sánchez. Para formar parte de su entorno debes ser corrupto, impresentable, agresor sexual, putero… incompatible con la dignidad y la ética. Así es su familia, con su mujer y su hermano imputados. Así son todos sus estrechos colaboradores cuyas vidas pasan entre juzgados, putas, contratos amañados, agresiones sexuales, blanqueo de capitales en una repugnante organización criminal. Así son la banda del Peugeot: Ábalos, Cerdán y Koldo. El último que ha aflorado de su grupo es Paco Salazar, un machista sanchista pata negra. Un acosador y violento de género protegido y encubierto por Pedro Sánchez. Otro más. Peste porcina chabacana que está en la Moncloa y en Ferraz. Terminará ante la fiscalía por la presión de la sociedad. Sánchez, ese cobarde escapista, recurrirá al desconocimiento de su colega, amigo y protegido. Repetirá con Salazar lo que ya ha dicho de Ábalos, que será «un gran desconocido para mí». Sus huidas no se las cree nadie que no sea él. Además, su supuesto desconocimiento de lo personal de sus amigos y colaboradores no rebaja ni un ápice su total y absoluta responsabilidad política y probablemente penal.

El día 6 de diciembre el líder del actual PSOE confundió la efeméride del día. En vez de celebrar el día de la Constitución, una vez más se dedicó a la Prostitución. Todo lo que está alrededor de Sánchez es sórdido, asqueroso y repugnante. Mientras ninguneaba a las mujeres agredidas, con la violencia de género al cuello y la violencia sexual de Salazar, intentaba volver a seducir a Puigdemont. Ese cliente al que lleva engañando con propuestas falsas desde el minuto cero. No se corta nada. Propone nuevas perversiones por boca de Francina Armengol, la jefa del Salón: «…nuevos derechos, nuevas libertades. […] Podemos adecuarla a la diversa realidad territorial…». No tienen capacidad de presentar unos presupuestos, no tienen capacidad para legislar, pero salen a vender el Estado. Cualquier cosa con tal de distraer su inutilidad.

En febrero de 2020, Pedro Sánchez se encargó de que la televisión pública retransmitiera su llegada al Consejo de Ministros, con más de 140.000 millones de euros de Next Generation bajo el brazo para rescatar a España, con la mayor aportación de dinero para la transformación digital y de competitividad de la historia. Al cerrar las puertas, en vez de gritar ¡a trabajar!, debieron de rugir ¡niñas al salón! Solo así puede explicarse el desastre que supone que, mientras él sigue hablando de los 140.000 millones, su gobierno únicamente ha sido capaz de convertir en realidad el 30% de los fondos que le correspondían. Una gestión desastrosa, negligente e incapaz. Lo que sucedía en Moncloa es que, mientras a las compañeras les exigían un «enséñame el escote», la vivienda se ha encarecido en un 50% para los ciudadanos desde que Sánchez okupa La Moncloa. A la vez que en su presidencia decían «esos pantalones te hacen un buen culo», varios cientos de miles de familias tenían que acogerse al salario de supervivencia. Y mientras el protegido de Sánchez se «subía la bragueta en tu cara y escenificaba una felación», España conseguía tener la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea, con un 29,2% frente al 19,3% de media. Eso es el sanchismo. Y todavía hay pseudoperiodistas que lo defienden.

Pedro Sánchez, el encubridor de machismo y violencia de género, sigue intentando repartir visados de progresismo democrático insultando. Por decir que el Partido Popular es heredero del franquismo, no consigue distraer la realidad. En la dictadura de Franco a Sabiniano Gómez le permitieron abrir locales de tráfico sexual para que la brigada político social pudiera identificar y detener a «desviados y pervertidos». Saunas y putiferios muy rentables de los que ha vivido Begoña Gómez y de los que Pedro Sánchez ha sido beneficiario. Begoña Gómez es heredera del franquismo y Pedro Sánchez, usufructuario de la dictadura. Sabiniano financió su vuelta al Peugeot, como ha contado Ábalos. No grite ni sobreactúe que ya vamos sabiendo todo. Y no cuela.

El sanchismo ya no puede repartir carnets de ciudadano demócrata progresista. No tiene legitimidad. Decía Ábalos: «Soy feminista porque soy socialista». Falso como todo el sanchismo. Después de saber cómo actúa el PSOE, los ciudadanos sabemos que somos ciudadanos porque no somos socialistas. Somos personas porque no somos socialistas. Somos feministas porque no somos socialistas. Somos decentes porque no somos socialistas. Arreglar esto es tarea de socialistas que no sean sanchistas. Hoy su Partido Socialista Obrero Español es un Putiferio, Soez, Obsceno, Escabroso. Ustedes son los que han permitido llegar hasta Salazar.

Llegados a este momento, lo mejor que le puede pasar a cualquiera es que Pedro Sánchez lo descalifique. Cualquier cosa antes de ser como él. Resulta que el acoso sexual y la violencia de género son conductas cotidianas en la Presidencia del Gobierno. Y en vez de perseguirlas se tapan. Es escandaloso lo que está ocurriendo en La Moncloa y que el Estado de derecho no tenga mecanismos para terminar con ellos. Terminar con Sánchez y defender las instituciones debería ser el objetivo de todos. A ver si se enteran en VOX.

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