El corazón de las tinieblas
«El corazón de las tinieblas es lo que sustenta esta política. La idea de que el Estado de derecho no existe. La idea de que la democracia no vale si gobiernan los otros»

Ilustración de Alejandra Svriz.
La sentencia del Tribunal Supremo en contra del Gobierno es la mejor noticia para el Gobierno. Que Sánchez mantuviese a su dependiente García Ortiz daba un poco lo mismo. Se quita un fiscal general del Estado y se pone otro u otra. Lo importante es el lío, el desprestigio de la institución. De toda institución. Así que el Gobierno ha ganado una vez más.
Lo importante es que algunos ministros, con el presidente incluso, y toda la prensa del régimen, encabezada desde la televisión pública por la torturadora de la verdad Intxaurrondo, hablen de lawfare, de golpismo judicial, de la vuelta al franquismo con el PP y Vox, de la pérdida de derechos, del fin de la democracia. Y esto se promueve mejor con sentencias adversas que con sentencias favorables. Salvo que las sentencias favorables socaven igualmente la institucionalidad, como las de Conde-Pumpido al mando de la Constitución.
Antes de escribir El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad escribió Una avanzada del progreso, novela corta que de algún modo la prologa. La palabra «progreso» está empleada ahí con ironía: la avanzada (en el Congo) es de explotación, de devastación.
También cuando Sánchez habla de «Gobierno de progreso» hay que entender la palabra «progreso» con ironía. Nada hay más progresista que el Estado de derecho. De manera que si lo violentas, lo desnaturalizas o lo mangoneas, serás todo menos «progresista». Yo podría haberle puesto a esta columna el título (naturalmente irónico), referido al Gobierno Sánchez, de Una avanzada del progreso. Pero tiene más pegada, y más pertinencia aún, El corazón de las tinieblas. Sin ironía, aunque tal vez con tremendismo.
Pero lo que está pasando es tremendo. Y tenebroso. Yo tengo miedo. Hablan del amor los que odian. «Somos los del amor», dicen (todos los lunes escribe variaciones sobre este tema el coplero del partido García Montero). La frase únicamente quiere significar: «Vosotros sois los del odio».
«Hablan de ‘golpismo judicial’ cuando casi son ellos los que lo están practicando»
Hablan de «golpismo judicial» cuando casi son ellos los que lo están practicando. Hablan (¡un saludo, Iglesias!) de «reventar a la derecha». Hablan de meter en la cárcel a la oposición (¡otro saludo!). Hablan de no convocar elecciones porque las ganaría la derecha (y la extrema derecha). Gobiernan sin el Parlamento.
En su denodada lucha por la democracia están destruyendo la democracia. ¿Qué arbitrariedad, qué despotismo van a dejar que estrene la derecha?
El corazón de las tinieblas es lo que sustenta este discurso, esta política. ¿Qué hay detrás, o dentro? ¿Cuál es ese corazón? Es la idea de que el Estado de derecho no existe. La idea de que la Constitución no garantiza nada. La idea de que la democracia no vale si gobiernan los otros. Dado lo cual (es decir, dadas estas mentiras), se deduce que tiene que gobernar Sánchez. Porque el Estado de derecho no existe: el derecho lo otorga Sánchez. La Constitución no garantiza nada: lo garantiza Sánchez. La democracia solo es tal si gobierna Sánchez.
Si el Estado de derecho existiera, no sería catastrófico que gobernara la derecha o la ultraderecha, porque la legalidad democrática se mantendría. Lo mismo si la Constitución garantizara los derechos y si en la democracia pudieran gobernar unos y otros. La fortaleza de las instituciones haría prescindible a Sánchez. De ahí el empeño de Sánchez en debilitar las instituciones: Sánchez ha de ser imprescindible.
Su política es la descomposición. Y ella será su legado. Porque también Sánchez pasará y lo que nos va a dejar es la descomposición del Estado de derecho, la Constitución y la democracia. Lo de menos será que el siguiente se comporte o no como Sánchez. ¡El horror! ¡El horror!