The Objective
Joaquín Leguina

Una tras otra

«Los escándalos sanchistas demuestran que Sánchez se ha rodeado de delincuentes y de chusqueros que nunca deberían haber dirigido ni el partido ni el Gobierno»

Opinión
Una tras otra

Ilustración de Alejandra Svriz.

Tras el escándalo originado por las prácticas delictivas detectadas y judicializadas en el entorno de Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García han llegado, sin solución de continuidad, las denuncias de mujeres del PSOE que estaban a las órdenes de Paco Salazar y de un alcalde andaluz y otro gallego.

Pero ¿quién era y es Paco Salazar?

En palabras de Ignacio Varela, en El Confidencial, «este dirigente acompañó a Sánchez durante toda su etapa en la Moncloa: primero como director general del Departamento de Análisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno (2018-2019), después como director adjunto a la Presidencia (2020-2021), como secretario general de Planificación Política del Gabinete de la Presidencia (2022-2024) y como secretario general de Coordinación Institucional. De este último cargo cesó en julio de 2025, tras destaparse el acoso a mujeres que hoy le mantiene en el foco periodístico con riesgo de acabar procesado».

A una persona como Pedro Sánchez, adicta a la ingeniería electoral, esto le ha llevado a rodearse de especialistas en encuestas electorales y en mensajes electoralistas, por lo que el gabinete de apoyo que rodea a Sánchez en la Moncloa es con diferencia el mayor de Europa y este señor, Salazar, se había convertido en la cabeza de ese grupo. Un apparatchik en estado puro a quien los de la jerga del gremio llaman «cortados a pico», sanchista de primerísima hora.

Y allí estaba, en primera fila, durante aquellas primarias (2017) en las cuales la torpeza de Susana Díaz entregó el PSOE a esta pandilla intelectualmente desharrapada que ha llevado al partido de Sánchez y a él mismo a la ruina política. De esa pandilla, el secretario general situó a tres en lo más alto de la sala de máquinas: a Ábalos lo nombró secretario de Organización y a Cerdán y a Salazar los situó en este departamento.

«De lo que se acusa a Salazar quizá no sea delito, pero sí un impresentable mal comportamiento con las mujeres»

Leamos lo que Sánchez dejó escrito a este propósito: «En aquellos tiempos hay varias personas del partido que van fortaleciendo sus vínculos conmigo: José Luis Ábalos, Adriana Lastra, Santos Cerdán, Sofía Hernanz, Francisco Quico Toscano, Susana Sumelzo y Rafa Román son algunos de ellos. Vamos creando una complicidad muy especial que, en algunos casos, no existía».

De lo que se acusa a Salazar quizá no sea un delito, pero sí es una falta de educación y un impresentable mal comportamiento con las mujeres que trabajaban a sus órdenes. Al terminar el acto conmemorativo de la Constitución en el Congreso, Sánchez dijo ante la prensa que descartaba rotundamente que el PSOE vaya a elevar el caso a la Fiscalía, tal y como le han reclamado las responsables de Igualdad de varias federaciones y algunas feministas. Argumentó que es constitutivo de un delito de violencia de género, pero «legalmente no es posible. Deben ser las denunciantes». Eso dijo.

Sea como sea, lo que esta serie de escándalos sanchistas demuestra es que Pedro Sánchez se ha rodeado de delincuentes y de chusqueros que nunca deberían haber dirigido ni el partido ni el Gobierno. Y cuanto antes se vayan todos de la política, mejor para la democracia española.

Publicidad