No escampa, presidente
«El presidente no se plantea dimitir. Todo se reduce a esperar que escampe, se dijo Noé mientras caían las primeras gotas del diluvio universal»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Pedro Sánchez Pérez-Castejón explicaba este lunes en rueda de prensa su octavo balance de fin de año y Libertad Digital acertaba al publicar unas fotos en las que puede apreciarse la secuencia en la degradación física del hombre. Podría ser el retrato de Dorian Grey, si lo que vemos cada día de él en sus comparecencias fuera su retrato, envejeciendo a ojos vistas mientras su verdadera esencia, su puesto en La Moncloa, permanece inalterable.
Pero quizá se ajustara mejor a su momento presente y a sus perspectivas de futuro el increíble hombre menguante de Jack Arnold, cada vez más pequeño y más vulnerable ante el mundo exterior que lo rodea.
Quiso cumplir ayer una tradición presidencial con casi dos semanas de adelanto: la rueda de prensa anual para hacer balance del ejercicio. Un asunto que acometió con un sentido del tiempo tan errático como el que nos tiene demostrado con los calendarios de sus Presupuestos Generales del Estado. Bueno, no tanto.
Las cuentas públicas de este año incumplen por tercera vez la obligación de presentarse al Congreso tres meses antes de que expiren las del año anterior, según establece el artículo 134.3 de la Constitución. Las Cortes no se los aprueban este año, como tampoco lo hicieron el año pasado ni el anterior.
Los presupuestos con los que se sigue manejando esta morralla no son de esta legislatura, sino de la anterior. Los elaboró un Congreso inexistente.
Él no tenía razón para hacerlo, aunque sí razones, y estas en él siempre son de carácter personal. No podía hacer balance después del domingo que viene, porque tendría que afrontar la rueda de prensa con el descalabro que va a sufrir en las elecciones autonómicas de Extremadura, y no era plan.
Claro que en esta perspectiva no se entiende bien que haya colocado como candidato a presidir la Junta a un tío procesado por corrupción, que a su vez ha rellenado la lista con tíos que han falsificado su currículo académico, otros responsables de amenazas a trabajadores municipales, supuestas manipulaciones de censos electorales o algún vídeo grabado al terminar una cena de Navidad con un nivel de ingesta alcohólica que no les permitiría conducir vehículos.
Aun así, también cabe cierta extrañeza por el hecho de que se haya plantado tres veces en tierra extremeña para impulsar la campaña de Miguel Ángel Gallardo, como si tal cosa fuera posible.
Zapatero se ajustó más a los tiempos adecuados en las ruedas de prensa de su presidencia, prometiendo incluso que comparecería dos veces al año para hacer balance, aunque puso muy difícil que nadie le igualara en marrar en el diagnóstico y las predicciones.
El día 29 de diciembre de 2006 expresó su «convicción» de que en materia de lucha contra el terrorismo «hoy estamos mejor que hace un año», pero que «dentro de un año estaremos mejor». Veinte horas después, ETA volaba la T-4 de Barajas, asesinando a Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate y causando una veintena de heridos.
O sea que este lunes compareció Sánchez cuando la Real Academia Española acababa de anunciar nuevas incorporaciones a su Diccionario, como simpa, farlopa o bocachancla. Términos que cuadran de maravilla a la tropa de Pedro Sánchez.
Un simpa es lo que hace con la deuda, que aumenta en 6,8 millones cada hora; farlopa es lo que alegra las fauces de esta tropa tan a menudo; y bocachancla es él mismo, el rey de la corrupción. No me atrevería yo a decir que también el rey del puterío.
Él solo era beneficiario de los negocios de su suegro, pero no consumidor. Creo que la RAE debería dar un par de vueltas a términos que forman parte del vocabulario habitual del sanchismo, pero a los que da un sentido creativo, nuevos significados.
Así, cuando dice —y ayer incurrió varias veces— que la corrupción es incompatible con la militancia en el Partido Socialista. ¿Qué querrá decir «incompatible»? Pues que no les acaba de parecer muy bien del todo, si los efectos van a caer sobre la dirección del partido.
Él insistió en su argumento elemental de que los últimos caídos por la corrupción y por los escándalos sexuales eran, como Ábalos, «un gran desconocido para mí desde el punto de vista personal». Tampoco conocía las debilidades de Paco Salazar con las tías, a pesar de haber ocupado un despacho junto al suyo en La Moncloa, ni el pasado de Koldo, el aizkolari de los puticlubes, ni el virtuosismo de Cerdán con las contrataciones públicas.
Haber compartido un Peugeot 407 en peregrinación por las casas del pueblo, no te dice nada de tus compañeros de viaje. No es como si hubieras compartido barco con Marcial Dorado hace treinta años. No vas a comparar lo que une un barco con lo que une un Peugeot, si lo sabré yo que fui marino.
El presidente no se plantea dimitir, ¿por qué habría de hacerlo? Todo se reduce a esperar que escampe, se dijo Noé mientras caían las primeras gotas del diluvio universal.