The Objective
Francisco Sierra

La perspectiva de Page

«Sánchez lo niega todo. No reconoce nada. Ni corrupción, ni machismo. Insiste en la mentira porque ni fueron rápidos ni fueron contundentes en tomar medidas»

Opinión
La perspectiva de Page

Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. | Víctor Ubiña

Es desesperante, por reiterativo, describir el estado de degeneración política que vivimos. Insufrible ver la parálisis de un gobierno que no gobierna y que lleva tres años sin Presupuestos Generales. Un Estado de derecho que tiene muchas de sus instituciones erosionadas por la acción directa del propio gobierno. Un Parlamento desactivado con un presidente que se niega a contestar y a ser controlado y que desprecia al Senado donde no acude desde hace más de un año. Y todo en medio de la mayor acumulación de corrupción que se haya vivido en la España democrática. O de las acusaciones de machismo en el PSOE y en el Gobierno.

Es desalentador ver el silencio y sumisión de los cargos y militantes socialistas ante escándalos que afectan a dos ex secretarios de organización del PSOE que están o han pasado ya por la cárcel. Con una fontanería bananera del partido que amenazaba a fiscales y que ahora sabemos que también cobraba comisiones ilegales a diestro y siniestro. Nadie levanta una voz en el partido. Todos callan o miran hacia otro lado. Pareciera que le tienen más miedo al líder que incluso a la llegada del PP al poder. Lo veremos el domingo en Extremadura. Preferirán la derrota a criticar al jefe. 

Pedro Sánchez lo niega todo. No reconoce nada. Ni corrupción, ni machismo. Rechaza toda crítica. Vive en otra realidad. Insiste en la mentira porque ni fueron rápidos ni fueron contundentes en tomar medidas. A Ábalos le echó de ministro en un vergonzante silencio y luego lo recuperó otra vez para el Congreso sin tampoco explicarlo. A Cerdán le consideró intachable hasta horas antes de que fuera imputado. Lo mismo con su amigo Salazar con el que misteriosamente no se activó durante meses el protocolo antiacoso de la Moncloa y al final solo se hizo porque lo denunció la prensa. 

Pedro Sánchez, en su extrema, y cada vez más preocupante negación de la realidad; exige además que se le admire por su ejemplaridad. Reclama que le reconozcan como el mejor Gobierno de la historia de España. Su egolatría no tiene límite. Pero su impacto disminuye dentro y fuera de España. En Europa sus socios ya le aíslan directamente de las grandes decisiones o le humillan en la persona de la vicepresidenta Teresa Ribera, derrotada en las decisiones que afectan directamente a sus competencias. 

Sánchez no renta a España. Su gobierno solo ha rentado, siguiendo esta chirriante terminología, a los socios independentistas. Rentó a los indultados y a los amnistiados. Rentó a Bildu. Rentó a Cataluña con su financiación singular. Ha rentado a todos esos altos cargos socialistas que han invadido todas las instituciones. Ha rentado a los sindicatos que nunca tuvieron más dinero y protegieron menos a los trabajadores. También ha rentado políticamente a su gurú Zapatero, tanto que la diplomacia española ha quedado reducida a China, Marruecos y Venezuela, terrenos todos que se mueven entre la oscuridad y la negrura.

El domingo se vota en Extremadura. Veremos si Sánchez renta a los extremeños. Si se cumplen los pronósticos y se pega un batacazo, él venderá que no es por los casos de corrupción, ni por las denuncias de machismo, ni por presentar, pese los estatutos internos, a un candidato imputado, ni siquiera por su hermano músico procesado. La culpa para el presidente será de la fachosfera. Antes muerto que autocrítico.

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de escuchar al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Fue durante la jornada Perspectivas organizada por este diario, THE OBJECTIVE. No es muy habitual en estos tiempos escuchar a un socialista con sentido de estado, sentido común y sentido de la autocrítica. Es Page uno de los pocos socialistas que se ha atrevido a decir en voz alta lo que muchos callaban o les daba miedo incluso pensar. Su voz, junto a la de Madina, los históricos González y Guerra y pocos más, se ha mantenido siempre libre a pesar de los eructos mentales de gente como Óscar Puente.

Reconocía Page, en esa jornada, la gravedad de la situación y señalaba que a diferencia de las otras crisis que hemos vivido en la reciente democracia, esta vez las causas no eran económicas o sociales. Urgía a solucionarlo pronto porque si no se lograba parar, la situación será degenerativa para la democracia. Señalaba que probablemente estamos en el momento más alejado del espejo de la Transición, cuando todo el mundo colaboró y todos estuvieron a la altura. 

«Es más necesario que nunca que haya muchas más voces como la de Page en el PSOE»

Page explicaba que los más incómodos con ese periodo de la Transición eran aquellos que han sustituido ahora la mayoría por la suma de minorías excluyentes, que no son mayoría. Esos que han destruido las democracias internas en los partidos y han instalado un populismo que es muy difícil de erradicar. Decía que en el laberinto sin perspectiva de salida en el que estamos, había que apostar por la salida democrática, es decir, convocatoria de elecciones como única opción viable. Rogaba porque el próximo año se vuelva a identificar el interés general como el gran objetivo común. Ese interés general que está por encima de la suma de intereses particulares. 

Escuchar a Page supone siempre un saludable baño de realidad tanto en su diagnóstico como en su llamamiento al Partido Socialista para que recupere la capacidad de autocrítica y abandone el populismo ciego. Como dijo Page, es más fácil dibujar ahora una perspectiva a largo plazo que a corto plazo. España está paralizada y no puede seguir así hasta el 2027. No lo dijo, pero intuimos que apuntaba a que si pese a todo Sánchez se mantiene en el poder, eso podría suponer que habría aceptado algunas de las demandas más peligrosas para la Constitución. Se llamará consulta o cualquier otra cosa, pero pocos dudan de que, si llega el caso, no le temblará el pulso en conceder la petición, que ya ha apuntado Puigdemont, de un referéndum si con ello puede seguir en el poder. 

Por eso es más necesario que nunca que haya muchas más voces como la de Page en el PSOE. Voces que ante el panorama que vivimos se atrevan a decir en voz alta, como en el cuento de Andersen, que «Sánchez está desnudo».  Muchos se plantean si, además, no es el momento de que Page haga algo más.

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