The Objective
Alberto Núñez Feijóo

2026 será el año del cambio

«España tendrá el mayor cambio a mejor de su historia. Con decencia, con gestión, con resultados, con ganas, con muchas ganas de trabajar»

Opinión
2026 será el año del cambio

Ilustración de Alejandra Svriz.

Quiero que mis primeras palabras sean para los españoles que no tienen 15 días de vacaciones en Navidad: gracias a todos los españoles que trabajan muy duro en estos días para que los comercios, la hostelería y los servicios funcionen mejor que nunca. Gracias a los tres millones y medio de autónomos que siguen abriendo las puertas de su negocio, que siguen montando en su furgoneta y que siguen atendiendo a sus clientes. Gracias a los trabajadores del campo, porque la tierra y los animales no entienden de Navidades ni festivos.

Gracias también a las gentes de la mar que llevan semanas doblando esfuerzos y riesgos para que nuestras mesas tengan los mejores productos. Gracias a aquellos jóvenes que aprovechan esta campaña para trabajar unos días y, si es posible, sacarse un dinero. Y, sobre todo, y por encima de todo, gracias al personal sanitario y al personal sociosanitario que, entre huelgas y gripes, estos días también están cuidando de nosotros.

Gracias, en definitiva, a todos aquellos que no podéis descansar en estos días y gracias a todos los que hacéis que España funcione y construya una España mejor cada día estas Navidades.

Siempre he pensado que la primera responsabilidad de un político que preside el Gobierno de un país o que aspira a hacerlo es decir la verdad, tratar como adultos a sus compatriotas y respetar la inteligencia y el dinero de la gente a la que debe servir. Este principio se ha quebrado en España en los últimos años. Por tanto, yo quiero dirigirme a nuestro país con rigor, con honestidad y mirando a la cara a los ciudadanos.

España es un gran país, el mejor del mundo. Tenemos una sociedad excepcional, trabajadora, solidaria y resistente. Tenemos a españoles que triunfan en el mundo y que son ejemplo en todas las disciplinas: empresarios, deportistas, diseñadores, artistas, médicos, cocineros, músicos. Y tenemos a millones de españoles que son ejemplo de honradez, de trabajo duro y de cumplir con sus obligaciones. España está llena de héroes cotidianos que construyen el país que somos.

Y lo normal es preguntarse si todos esos españoles tienen un Gobierno a su altura y reciben de la política lo que realmente merecen. Y la respuesta, lamentablemente, es no.

2025 ha sido un mal año para España. 2025 ha sido un año pésimo para este Gobierno. 2025 ha sido el peor año del peor Gobierno en la historia democrática de nuestro país.

Durante estos meses, hemos asistido a un desbordamiento político y moral que deteriora la confianza, que erosiona la convivencia y que degrada la política. Porque los escándalos, la corrupción y el mal funcionamiento del Gobierno repercuten directamente en la vida de los españoles, en nuestra economía, en las infraestructuras, en los servicios públicos y en la credibilidad internacional de nuestro país. Eso es un daño que un Gobierno decente no puede permitirse y que desde el próximo Gobierno se tendrá que reparar.

2025 ha sido el año del colapso total del sanchismo. Y ese colapso total se ha manifestado en al menos diez fracasos. Me gustaría compartir con ustedes estos diez fracasos del colapso integral del sanchismo del año 2025.

Primer fracaso: el fracaso parlamentario

Una democracia parlamentaria se basa en la confianza de las Cortes. Lograr una investidura no faculta para gobernar de cualquier modo durante cuatro años. La confianza ha de renovarse. Ha de renovarse con las leyes, con los debates del Estado de la Nación y con los presupuestos anuales. Este año se ha certificado que Sánchez ha perdido los apoyos para seguir, dicho por los mismos socios que le invistieron. Y parece que este puede ser el primer Gobierno de nuestra historia incapaz de aprobar un solo presupuesto en toda la legislatura. Tener una minoría de bloqueo es muy distinto a tener una mayoría de Gobierno. Insisto, muy distinto.

Solo este primer fracaso, el fracaso de la mayoría parlamentaria, sería un motivo suficiente para convocar unas elecciones generales. Y con este Gobierno solo es el inicio.

Segundo fracaso: la vivienda

Tres datos y un insulto a los ciudadanos. Los datos: desde que este Gobierno llegó al poder, en primer lugar, la vivienda ha pasado de no estar entre los 15 primeros problemas de nuestro país a ser el primero; segundo, el déficit de vivienda nueva alcanza las 700.000 según el Banco de España; y tercero, el precio de la vivienda ha crecido más de un 50%, el doble que el salario de los jóvenes. Y el insulto: las dos mejores ideas que aportó este año el Gobierno en materia de vivienda han sido un teléfono y una campaña para reírse de los jóvenes que finalmente tuvieron que retirar.

El Gobierno no solo no tiene ideas para abordar el problema que ha creado, sino que todas sus medidas lo están agravando. Y no se quiere dar por enterado.

Tercer fracaso: el apagón

El fanatismo del Gobierno nos sometió a un episodio impropio de un país europeo. Y a meses de oscurantismo sobre las causas reales del mismo. Cualquier Gobierno responsable cesaría a los culpables y rectificaría su política energética. El Gobierno español no ha asumido ninguna responsabilidad sobre lo sucedido e insiste en una política energética errada, manteniendo el calendario de cierre de las centrales nucleares, incluso contra el mandato de las Cortes.

Cuarto fracaso: la política migratoria

El Gobierno mantiene la política migratoria más inhumana, que es la que no existe, la que provoca cada año que sigan perdiendo miles de vidas en el mar mientras las mafias se llenan los bolsillos.

Por si fuera poco, Sánchez ha convertido el reparto de menores migrantes en una herramienta de negociación con el PNV y con Junts. ¿Se puede ser más hipócrita que pedir a los demás que cumplan lo que no exiges a tus socios? ¿Se puede ser más racista que usar esta cuestión como supuesto castigo a las comunidades gobernadas por el Partido Popular?

Faltan efectivos para controlar nuestras fronteras, falta capacidad para agilizar los procesos de devolución, falta firmeza para abordar la cuestión en origen y combatir a las mafias y, sobre todo, falta voluntad para solucionar el problema. También en esto, la política irresponsable del Gobierno ha generado un problema que no existía. También en esto Sánchez va en dirección contraria a los países de nuestro entorno. También en esto España tiene una alternativa.

Quinto fracaso: la política internacional

En demasiadas ocasiones el Gobierno ha utilizado la política exterior para huir o esconder sus problemas interiores, pero este año ha cruzado varias líneas que no tienen retorno. Firmó y negó en cuestión de minutos los acuerdos sobre el gasto en defensa en la cumbre de la OTAN. Se negó a felicitar a la Premio Nobel de la Paz María Corina Machado y cada día quedan más acreditados los oscuros vínculos con el régimen venezolano de Maduro.

El Gobierno español ha sido advertido por la Unión Europea por acuerdos comerciales potencialmente peligrosos para nuestra seguridad con otras potencias. El resultado es una progresiva desconfianza de nuestros socios, que ya se ha manifestado en una notable pérdida de presencia de España en las reuniones sobre la seguridad de la Unión Europea y sobre Ucrania.

Sánchez nunca fue un líder internacional, pero este año se ha convertido en un problema internacional para nuestro país y para nuestros aliados. La política exterior no la pueden marcar los intereses personales de un presidente ni los intereses económicos de un expresidente. La política exterior debe marcar los intereses generales del país, que trascienden a las personas y a los Gobiernos.

Sexto fracaso: la gestión de los fondos europeos

La gran oportunidad del pasado mandato se ha convertido en el mayor fracaso económico de este Gobierno. Sánchez ha hecho perder a España la oportunidad histórica de emplear los fondos en transformar y reformar la economía española.

La ejecución es irrisoria: hasta diciembre de 2024 se había ejecutado el 19,5 %; por tanto, en el último año y medio del plan habrá que ejecutar un 55 % más que en todos los años anteriores. Solo un 15 % del dinero se ha destinado al sector privado y hemos renunciado a 60.400 millones, es decir, un 37 % de los fondos totales, porque el Gobierno es incapaz de cumplir los hitos a los que se había comprometido.

Esto implica que se ha perdido también la ambición de las reformas. El Gobierno ha renunciado a la aprobación de hasta 17 leyes contempladas al inicio del plan y comprometidas con Europa. Los fondos europeos solo han servido para que nuestro país se gobernase durante años sin Presupuestos Generales del Estado.

Es muy grave la oportunidad perdida y es muy grave el dinero perdido y malgastado, porque los españoles tendremos que pagar durante años la incapacidad de gestión del Gobierno actual.

Séptimo fracaso: la juventud

Dirigirse a los jóvenes no es recomendar un libro en TikTok, ni enseñar la música que escuchas, ni mostrar frívolamente el Palacio de la Moncloa. Hay que ser más serio. A los jóvenes se les está arrebatando la esperanza. Siete años de sanchismo han acabado con el principio de prosperidad que impulsaba cada generación. Este Gobierno les ha forzado a resignarse a vivir peor que sus padres.

España es el país de la Unión Europea con mayor tasa de desempleo juvenil, un 25 %. Tenemos medio millón de jóvenes en paro y el 36 % están sobrecualificados para su empleo. El sueldo medio de los menores de 35 años ya es inferior a la pensión media de los nuevos jubilados y el 77 % de los jóvenes asegura que no tiene hijos por falta de medios económicos, y el 44 % por problemas de conciliación.

Sin vivienda, sin trabajo y sin oportunidades: es insultante. Es insultante decir al mismo tiempo que España va como una moto, como un cohete, y que los jóvenes necesitan un bono para coger el tren o consumir cultura. Sánchez ha condenado a una generación de jóvenes a la precariedad vital y a la precariedad emocional.

Una de las prioridades más importantes del futuro Gobierno debe ser dar un horizonte de prosperidad y de certezas a los jóvenes de nuestro país.

Octavo fracaso: la protección de las familias

Sánchez ha dispuesto de más de 513.000 millones de euros de ingresos por impuestos en estos últimos siete años. Y, además, ha incrementado la deuda pública en otros 507.000 millones de euros. Sin embargo, el empobrecimiento de los españoles es constante.

El 80% de los españoles dice que ha perdido poder adquisitivo, la cesta de la compra es un 40% más cara, padecemos un centenar de subidas de impuestos y los españoles viven peor: somos el segundo país de la Unión con mayor porcentaje de niños en riesgo de pobreza o exclusión social, un 34,6%; las rentas reales están estancadas en niveles de 2019; somos el cuarto país de la Unión con mayor porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social, con un 25,8%; y los servicios que presta el Gobierno son cada día peores.

2025 también ha sido el año en el que coger un tren se convierte en una aventura y el Gobierno se niega a devolver las indemnizaciones, aunque también se haya aprobado en el Congreso.

Noveno fracaso: la protección de las mujeres

Este año ha quedado al descubierto, sin ningún tipo de discusión, que la mayor hipocresía de este Gobierno ha sido su supuesto compromiso con las mujeres.

En 2025 hemos conocido prostitución pagada con dinero público desde el Gobierno, prostitución que no consta si financió las campañas del presidente —todavía no lo ha respondido—. Desprotección de las víctimas de maltrato con las pulseras defectuosas, desprotección y ocultación de las denuncias de mujeres acosadas por altos cargos socialistas.

Han protegido más a los machistas que a las mujeres. Mientras en Moncloa y Ferraz se amparaba a acosadores, en España, con este Gobierno, crecían más de un 60% los delitos sexuales y más de un 200% las violaciones.

Y, por último, la corrupción

Es imposible de abarcar. Es imposible abarcar todos los casos, todos los sumarios, todas las tramas, todas las ramificaciones, todos los personajes, todos los delitos, todos los detalles sórdidos que hemos conocido en estos meses, todos los ya condenados, como el fiscal general del Estado.

2025 es el año que demostró que el sanchismo no se corrompió con el poder. El sanchismo llegó al poder corrompido y para adueñarse del Estado.

En definitiva, el colapso total de este Gobierno en 2025 se resume en su debilidad parlamentaria, la imposibilidad de ofrecer soluciones al problema de la vivienda, el apagón impropio de un país desarrollado, una política migratoria irresponsable, la desconfianza internacional, la incapacidad en la gestión de los fondos europeos, la precariedad vital de los jóvenes, la pérdida de poder adquisitivo de las familias, la desprotección de las mujeres y la corrupción que asedia a Sánchez.

Comprenderán ustedes que la situación actual de nuestro país es muy grave. Transitamos la decadencia. Y precisamente por ello, como alternativa, como representante público, como presidente del primer partido del país, pero sobre todo como español, quiero hacer un llamamiento a mis compatriotas: somos un gran país, nada ni nadie nos va a arrebatar la autoestima colectiva. Que nadie asuma un fracaso que no es el suyo. Quien está fracasando es el Gobierno, no la nación.

Preservemos el orgullo y la autoestima del país frente a la infamia. Podemos y debemos aspirar a grandes cosas. Podemos volver a hablarle al mundo. No vamos a concederle al sanchismo y a sus socios la victoria de una España insegura y desanimada. Revertir la actual situación no será fácil y no será rápido, pero lo haremos. Comprometo hoy mi palabra en que lo haremos. Pedro Sánchez y su Gobierno están condenados, pero España no lo está. Hay un país vivo que quiere pasar página de una vez de un Gobierno que hace mucho que no le sirve. Ni le renta.

El Partido Popular ha presentado durante este año la alternativa en buena parte de los problemas que preocupan a los españoles y hemos demostrado tener el impulso, las ideas y las medidas que ya no tiene este Gobierno. Hemos presentado 38 leyes en las Cortes Generales: leyes en materia de conciliación, de rebaja del IRPF, de fiscalidad agraria, de prestación de servicios en municipios pequeños, de mantenimiento de las centrales nucleares, de persecución de la multirreincidencia, leyes antiokupación.

Hemos presentado planes en vivienda, en inmigración, en medio rural y forestal, el Plan Valencia, el Plan de Autónomos y hemos anunciado el de regeneración institucional y el de seguridad para los próximos meses.

Hemos impulsado acuerdos y declaraciones de Asturias y de Murcia, de los presidentes autonómicos, y las de Zaragoza y Burgos, de las grandes ciudades, para coordinar la acción de los gobiernos y establecer criterios para un sistema de financiación común.

Hemos celebrado un Congreso Nacional en el que hemos fijado la hoja de ruta para los próximos años. Estamos, pues, preparados para dar a España el cambio que merece. España ya ha roto con Pedro Sánchez y nuestro deber es construir la España del día después.

Mientras el Gobierno intenta estirar este pasado, España está ya en el futuro. Un futuro de unión, de gestión y de decencia, con tres grandes tareas: la primera, limpieza y regeneración; la segunda, seguridad en la calle, en las fronteras y en el futuro; y la tercera, que trabajar merezca la pena.

España necesita limpieza. Limpieza política, institucional y moral. No es revancha, es responsabilidad. Hace falta una auditoría clara de lo ocurrido. Hace falta saber qué se hizo, cómo y con qué consecuencias. Y hace falta restaurar la credibilidad de las instituciones. En definitiva, sin regeneración es imposible un nuevo comienzo. Y sin limpieza es imposible reconstruir la confianza que se ha perdido.

La segunda, España necesita seguridad. En las fronteras, en las calles, en los hogares, en el futuro. La inmigración debe ser legal y ordenada. La ley debe cumplirse. Y el Estado debe proteger al ciudadano honrado, venga de donde venga. La convivencia necesita reglas claras, para todos.

Las familias, y especialmente las mujeres, tienen derecho a salir de casa con tranquilidad y a tener esa misma tranquilidad cuando regresan a su hogar. La okupación no puede seguir siendo tolerada. No se puede aceptar que quien trabaja para comprar una vivienda tenga menos derechos que quien la ocupa. La propiedad debe ser defendida y respetada. Desde ese mínimo exigible es como podemos afrontar un futuro con garantías, porque la seguridad no es un tópico ideológico: es una obligación básica del Gobierno.

El tercer compromiso es que trabajar vuelva a merecer la pena. España tiene un problema profundo: el esfuerzo no está siendo recompensado. Muchos españoles trabajan más, pagan más impuestos y viven peor y con peores servicios públicos. Un Gobierno que sube impuestos sin control, que castiga al que cumple y que encima roba, rompe el contrato social.

España necesita reformas que alivien las cargas de las familias, que mejoren la productividad y que favorezcan un crecimiento sano de la economía. Trabajar tiene que servir para llegar a fin de mes, para acceder a una vivienda y para vivir con dignidad. Parece mentira que, a las puertas de 2026, haya que recordar estas obviedades.

Termino ya. Nos falta mucho por saber todavía, pero el Partido Popular no va a quedar atrapado en esa espiral de política destructiva. A cada nuevo escándalo del sanchismo responderemos con una medida útil. A cada privilegio para sus socios, con una propuesta para la mayoría. Ante cada muestra de degeneración, una idea para la regeneración que tanto necesita nuestro país.

Este año lo hemos cerrado en Extremadura. Y Extremadura ha mostrado que los ciudadanos quieren que el Partido Popular gobierne. Porque el desgaste es total y porque el país necesita comenzar urgentemente su reparación.

Nuestra convivencia no es en vano. Estamos juntos por algo y para algo. Por un propósito, por una motivación colectiva. Hicimos juntos la Transición, ingresamos en la Unión Europea, celebramos los Juegos Olímpicos, accedimos a la moneda única y derrotamos al terrorismo.

Estamos inmersos en una encrucijada histórica, con la arquitectura institucional y la división de poderes gravemente afectadas. Su reparación y su refuerzo, enmarcados en una ambiciosa agenda de reformas, debe ser la causa común que impulse la España del siglo XXI.

Creo que 2026 será el año del cambio en España porque una inmensa mayoría de españoles así lo quiere. Es verdad que no depende únicamente de mí. Lo que depende de mí es ofrecer a mi país el mejor proyecto para la España que viene. Lo que depende de mí es llegar con las ideas y las reformas adecuadas para que nuestra nación no vuelva a perder ni un solo día. Lo que depende de mí es defender el interés general de nuestro país. Lo que depende de mí es convencer a los españoles de que, si me dan su confianza, seré su primer servidor y me acompañarán personas honestas para formar un Gobierno decente. Lo que depende de mí es comprometerme a que, cuando llegue el momento, estaremos preparados para dar a España el Gobierno que necesita.

Y lo lograremos.

En lo que de mí dependa, España tendrá el mayor cambio a mejor de su historia. Con decencia, con gestión, con resultados, con ganas, con muchas ganas de trabajar por los españoles.

[Discurso pronunciado por el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, el pasado lunes en su balance de fin de año]

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