
Ya sólo creo en Lou Reed y en la lucha de clases
En dos semanas hemos conocido la relación estadística que existe entre la renta familiar, los códigos postales y el absentismo escolar. La conclusión: que ser pobre no es ningún chollo.

En dos semanas hemos conocido la relación estadística que existe entre la renta familiar, los códigos postales y el absentismo escolar. La conclusión: que ser pobre no es ningún chollo.

Es de gran interés ver a Pedro Sánchez explicarse ante los suyos –ante sus extremeños, ante su Parlamento y ante su propio partido– cuando le exigen que aplique ya y en serio el 155 en Cataluña. Será por la distancia que nos separa, seguramente sentimental, pero las extremeñas razones han llegado un poco debilitadas y no me sorprende por lo tanto ver a Sánchez un poco desorientado. Mientras sólo exigía la derecha todo era un ladran luego cabalgamos, pero los suyos merecen explicaciones y Sánchez se las ha dado. Les ha explicado que eso sería inconstitucional. Que la ley es la misma pero la situación no. Y lo ha hecho con buena parte de razón. Antes se podía justificar el 155 porque se trataba de restablecer la legalidad mientras ahora no se puede porque el gobierno catalán está incómoda pero plenamente instalado en la Ley y en la Autonomía.

La palabra se despega del niño de dos años que se cayó en el pozo. El niño sigue allí –seguirá allí aunque saquen el cuerpo– pero la palabra se mueve en otro mundo, un mundo casi autónomo: de asociaciones, ecos, pensamientos, mitos. Un mundo frío para el niño, que no lo protege; pero nos puede servir para conjurar el miedo, para acompañar la pena, a los que estamos arriba, hasta que dejemos de estarlo.

Qué tendrá España que es paraíso propicio para las microrevueltas. Tal vez sea el carácter impetuoso del español sentado. Del español sentado en el bar, en un parlamento o en un taxi, entienda el lector.

Una de mis películas favoritas de los últimos años es Declaración de guerra (2011), de Valérie Donzelli, coescrita con Jérémie Elkaïm, y basada en su historia: a su primer hijo le detectaron un tumor en el cerebro cuando aún era un bebé.

Beatriz Ledesma ha editado un libro que compila un puñado de artículos de Clara Campoamor, junto con alguna entrevista publicada en la prensa. Pertenecen los textos a su exilio argentino, entre el final de la guerra y mediados de los años 50, cuando pasó a vivir en Suiza la extrañeza de España.

Uno de los temas cruciales de nuestro tiempo político es el del encaje entre liberalismo progresista y conservadurismo. Ambas tradiciones –si se las toma con algún rigor intelectual- son incompatibles a nivel de principios filosóficos, aunque pueden encontrar puntos de encuentro en la praxis política e institucional del liberalismo constitucionalista.

Tan denso en historia y en resonancias continentales, Horcher –con sus figuritas de Meissen y una carta inspirada en Mitteleuropa- parece hecho a propósito para reflexionar sobre los designios del proyecto europeo. En un momento en que, de la crisis del euro a las angustias del Brexit, la Unión parece zozobrar, The Objective ha querido reunir a dos personas de dos generaciones diferentes pero igualmente cualificadas a la hora de pensar Europa: Joaquín Almunia, economista y político de larga experiencia y vicepresidente de la Comisión entre 2010 y 2014, y el diplomático y ensayista Juan Claudio de Ramón. De Trump a Merkel, de las raíces de la crisis a las carencias y fortalezas de España y del secesionismo a la inmigración o los puntos de refuerzo del Mercado Común, esta larga conversación –más de dos horas- aquí editada toca los puntos más importantes de la Europa actual sin dejar de ofrecer un corolario de esperanza.

El rabino Abraham Joshua Heschel –lo cuenta Christian Wiman– observó en una ocasión que la fe consiste básicamente en mantener la fidelidad hacia aquellos pocos momentos en que hemos tenido verdadera fe.