Un exorcismo
Juan Claudio de Ramón

Un exorcismo

Hitler, en el búnker. Mussolini, colgado por los pies en piazzale Loreto. Seyss-Inquart, el austronazi que rubricó el Anschluss, ejecutado en Núremberg. Antonescu, fusilado por crímenes de guerra en Bucarest. Tiso, ahorcado por el régimen comunista en Checoslovaquia.

El ruido es silencioso
Lea Vélez

El ruido es silencioso

Hace ya mucho que trabajo muy poco en lo que no me gusta y por eso, cuando la gente me dice “descansa” los días previos a mi salida vacacional, me siento un poco culpable. Trabajar en lo que me gusta no me cansa, y descansar de lo que me gusta, me agobia.

Todos los hombres de la vicepresidenta
David Mejía

Todos los hombres de la vicepresidenta

Al calor del contexto mediático presente, la Vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, dijo hace unos días que sabe “cómo funcionan los hombres”, y seguidamente –quizá con ánimo de tranquilizar al respetable- declaró que la mayoría son decentes.

La sátira no todo lo puede
Jordi Bernal

La sátira no todo lo puede

Por fin veo en Filmin (ya sé que Bogdanovich y otros puristas proscriben el visionado de cine en soledad y pantalla casera) La muerte de Stalin. De su director, Armando Iannucci, había disfrutado In the Loop y tengo pendiente Veep. Se le da muy bien la sátira política, verborreica, estridente y coral, y esta vez apunta alto. Altísimo. Ni más ni menos que la lucha de poder tras la muerte de Stalin. No sale mal parado Iannucci de la ambiciosa tarea de convertir en brochazo y carcajada aquel vodevil terrorífico.

El amigo americano
Pablo Mediavilla Costa

El amigo americano

Acabo de terminar de traducir una novela del escritor y periodista norteamericano Dominick Dunne para Libros del Asteroide. Era algo que quería probar y Luis Solano me dio la oportunidad de hacerlo. Supongo que he caído en todos los errores de principiante y que, si lo hiciera de nuevo, no sudaría la tinta que he sudado para poner el punto final. Habré leído la novela 20 veces (o más) y los personajes y lugares me son tan familiares como si fueran parte de mi pasado. Por la noche las frases y los nombres volaban en mi cabeza como fuegos artificiales hasta caer dormido. Philip Quennell, Pauline Mendelson, Flo March, la cafetería Viceroy en el Strip de Sunset Boulevard…

Trump desencadenado
Victoria Carvajal

Trump desencadenado

Como Django en la peli de Tarantino, Trump está desencadenado. Pero así como el esclavo liberado tenía motivos para querer eliminar a todo capataz y dueño de plantación empeñado en perpetuar la esclavitud recién abolida, las razones de Donald Trump para atacar a sus aliados y acabar con el orden mundial tal y como lo conocemos son un arcano. Cabe preguntarse si las potencias occidentales están subestimando la capacidad de destrozo del hombre. Es comprensible que quieran creer que las barbaridades que suelta en su cuenta de Twitter no se van a concretar en las reuniones cara a cara, que su retórica belicosa va dirigida a sus votantes y que luego será business as usual, pues a los aliados de Occidente vencedores de la II Guerra Mundial les unen 70 años de prosperidad y éxito como modelo económico y social que tumbó al comunismo, además de fuertes lazos culturales, históricos y estratégicos. Sin embargo, en su reciente visita de menos de 48 horas a Europa, Trump ha amenazado con abandonar la OTAN, insultado la Alemania de Angela Merkel (“está controlada por Rusia”), se ha burlado del presidente francés Emmanuel Macron (“debe de decir cosas interesantes, pero no le entiendo”) y puesto contra las cuerdas al frágil gobierno de Theresa May, a quien advirtió que si seguía adelante con el Brexit suave propuesto por su Ejecutivo perdería su estatus de socio especial (término que ha definido las relaciones de ambos países desde el famoso discurso de Winston Churchill sobre el Telón de Acero en Fulton, Missouri, en 1946), al tiempo que se declaraba admirador del desleal y recién dimitido ministro de Exteriores, Boris Johnson. Ni que Trump estuviera siguiendo un guion escrito por el mismísimo presidente ruso, Vladimir Putin, con quien se reunió a puerta cerrada este lunes y que ha dado sobradas muestras de su deseo de debilitar la Unión Europea. Inevitable preguntarse si le paga así el favor de ayudarle a ganar las elecciones presidenciales, como sospechan muchos.

Paradoja del camorrista
Manuel Arias Maldonado

Paradoja del camorrista

Casi todas las familias contienen algún miembro problemático que, por el solo hecho de serlo, recibe un trato diferenciado. Hace menos, pero obtiene más; sus faltas se juzgan con menor severidad; sus demandas gozan de prioridad. Son, en una palabra, receptáculos de atención preferente. Y es que jamás se cansan: nunca dejan de expresar sus demandas, acompañándolas de una gestualidad exagerada o de la amenaza de romper la baraja. Ignorarlos es imposible.

No temer decir la verdad
Joseba Louzao

No temer decir la verdad

Hace unos días desayunábamos con la noticia de que Felipe González, a través de su Fundación, ponía a disposición pública más de 3.0oo documentos personales. Por inusual, esta apertura es una magnífica noticia para los investigadores de aquel período esencial para comprender la historia reciente española. A partir de ahora, podremos acceder a esta interesante fuente desde cualquier dispositivo digital con una simple conexión a internet. Sin embargo, también se han escuchado críticas fundadas que no pueden pasar desapercibidas. Por ejemplo, la asociación de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) calificó de irregularidad legal la custodia privada de documentos que se generaron en el ejercicio de su actividad como presidente del Gobierno. Con razón, la AEFP señalaba que se estaba incumpliendo la Ley del Patrimonio Histórico Español que, paradójicamente, fue aprobada por el propio González.