Nunca será presidente
Rafa Latorre

Nunca será presidente

La moción de fogueo fue la etapa final del viaje al pasado que Podemos emprendió en Vistalegre II. Es como si el Delorean hubiera llegado al fin a su destino y de él se hubiera apeado un Pablo Iglesias harto de complejos y travestismo. Al fin otra vez en 2014.

Las lenguas son para los ciudadanos
Gorka Maneiro

Las lenguas son para los ciudadanos

La semana pasada, en las Islas Baleares, ocurrió un hecho extraordinario: por primera vez, se han facilitado los exámenes de lo que antes era la Selectividad, no solo en catalán, sino también en castellano a los estudiantes que expresamente así lo han solicitado. Una mezcla de provocación y osadía propia de españolistas y fascistas. ¡Menuda ocurrencia!

Jo sóc español
Gonzalo Gragera

Jo sóc español

Por las calles de Cataluña ya han aparecido los primeros carteles en los que se califica de “enemigos del pueblo” a aquellos que sólo buscan el noble ejercicio de la legalidad democrática. Los protagonistas son políticos –líderes de sus respectivos partidos en Cataluña– del PSOE, PP, CSQP y Ciudadanos. El cartel dice así: “Los que nieguen el derecho democrático de la autodeterminación son enemigos del pueblo”. Esa etiqueta de “enemigos del pueblo” suele ser un lema común entre los que no poseen argumentos, sino retórica. Cuando estos perciben que el cómputo general–y ni eso, suficiente con lo parcial– de una sociedad sostiene razones, motivos, con los que rebatir sus propuestas, se dedican a la difamación, al insulto, a la tergiversación. A seguir con su único destino, el de siempre en el terruño de la mentalidad nacionalista, aunque en esta tesitura no sólo pasen los límites de la democracia –algo a lo que ya nos acostumbran–, también los del civismo, al transformar la condición de adversario político en enemigo.

Esas emociones, en 1977…
Víctor de la Serna

Esas emociones, en 1977…

Cuántas emociones olvidadas regresan hoy al repasar viejos textos. Qué rápidamente saltamos, hace cuatro decenios, del final de una gris y burocrática dictadura a la esperanza de que iba a ser posible recuperar tanto tiempo perdido frente a una Europa próspera, moderna, libre y reconciliada: en año y medio habíamos pasado del lúgubre “Españoles, Franco ha muerto” de Arias Navarro al “Puedo prometer y prometo” de Adolfo Suárez en el último día de la primera campaña electoral democrática. Creímos a Suárez y lo ratificamos en el poder, e hicimos bien. Sí, había en él algo del tahúr del Misisipí que le colgaría Alfonso Guerra, y le faltaba un tanto de poso cultural y político, pero era un hombre de acción y de diálogo que derribaba obstáculos y que quizá habría evitado algunos males nacidos tras su defenestración en 1981 por los golpistas. El terrorismo de Estado y la corrupción no iban con él.

Corporativistas y reaccionarios
Ricardo Dudda

Corporativistas y reaccionarios

La semana pasada estuve en una graduación universitaria. Mi hermana terminaba la carrera de Publicidad. Una de sus compañeras dio un discurso en el que hizo una broma sobre lo difícil que es explicar a sus padres qué es exactamente su carrera. “Mamá, te preguntarás para qué sirve esta carrera”. Risas de complicidad. Ocurre en muchas profesiones liberales. Muchos se quejan de que no saben explicar su trabajo, pero disfrutan de la incomprensión. Ni siquiera hace falta un trabajo muy sofisticado. Es común en periodismo, pero también en otras carreras, la broma del pianista en el burdel: “No le digas a mi madre que soy periodista, dile que soy pianista en un burdel”. Ese menosprecio autoparódico tiene algo de orgullo, porque se entiende que la elección es arriesgada, única, diferente.

Lo insignificante
Aurora Nacarino-Brabo

Lo insignificante

Todo lo que es exagerado es insignificante. Lo dijo Talleyrand, que fue político y sacerdote: algo así como Pablo Iglesias. Esta máxima aplica para casi todo en esta vida, y el líder de Podemos debería tomar nota. Lo que comenzó como una moción de censura contra Rajoy terminó por convertirse en una moción de censura contra Iglesias, que no recibía tantas calabazas desde bachillerato, o BUP, o lo que sea que se estudiara antes de los millennials.

Las apariencias no engañan, pero los elefantes sí
Gregorio Luri

Las apariencias no engañan, pero los elefantes sí

Otro día hablaré de cómo la selectividad penaliza gravemente a los centros más exigentes. Hoy no. Hoy estoy escribiendo en un chiringuito de la playa de Ocata, rodeado de muchachas en flor para las que soy completamente invisible y me voy a limitar a expresar el deseo de que nuestros alumnos de selectividad cometan en sus exámenes de filosofía “errores” semejantes a los siguientes de los alumnos franceses. Juzguen ustedes:

Madera de héroe
Ignacio Vidal-Folch

Madera de héroe

Efectivamente, si se puede llamar “héroe” a alguien sin incurrir en la lisonja hueca y gesticulante, sino con arreglo estricto a los hechos probados, es a Ignacio Echeverría, “el héroe de Londres”.

Niños de San Ildefonso
José Antonio Montano

Niños de San Ildefonso

El de ayer era un martes 13 con la mala suerte programada. Pese a su fama, en esa fecha no suele cumplirse la superstición. Pero si ponen una moción de censura, el martes 13 será aciago por necesidad. En nuestro parlamento de castelares (¡atención, ironía!) un debate extra, sacado de la manga y con la canícula, solo podía traducirse en una brasa decretada. Era un día echado por alto antes de que naciera.