La izquierda colaboracionista
Aurora Nacarino-Brabo

La izquierda colaboracionista

La era de la posverdad es un tiempo dominado por el relativismo. Ya no hay una realidad material, asible, contrastable; solo puntos de vista, voluntades, hechos alternativos. En un mundo en el que la objetividad no existe, todo es relativo. También las distancias. Así, puedo decir que la virtud se encuentra en un punto intermedio entre Hillary Clinton y Donald Trump. O que la elección óptima está tan apartada de quien cuestiona el Holocausto como de quien trabajó en un banco. Situarse en la mediatriz que separa a Macron y Le Pen es algo así como proclamar que tan lejos nos queda Cuenca como Bandar Seri Begawan. Siempre quise escribir Bandar Seri Begawan.

Taxi Uberistán
Jaime López-Dóriga

Taxi Uberistán

Sin ánimo de redactar un estudio de mercado o un folleto turístico, es patente que la exclusividad de la que hasta hace muy poco ha gozado el gremio del taxi ha ido erosionando la calidad de su servicio.

Envidia de Pablo Iglesias
Maura Morés

Envidia de Pablo Iglesias

Hace tiempo que caí en la cuenta de que envidio a Pablo Iglesias. El motivo de mi cainita bajeza podría figurar dentro de los márgenes de la estética, ya que posee una mata de pelo tan boscosa y saludable como exangüe y quebradiza es la mía. Otra causa que podría haber incitado mis celos es la facilidad que tiene el diputado para vivir con desapego a los bienes atractivos del mercado. Quizá la exhibición de su inmueble en televisión sólo fuera atrezzo proletario y haya halcones malteses ocultos entre sus salmorejos de marca blanca, pero sí estoy segura de que a Pablo no le come el coco la agónica trampa de las modas, y yo no puedo jactarme de ello.

Ignacio Vidal-Folch

Marine plagia: buena señal para ella

Al enterarnos ayer de que Marine Le Pen plagió el lunes un discurso pronunciado semanas atrás por François Fillon deduje que sus posibilidades de ganar las elecciones del próximo domingo han aumentado mucho. Tenemos el precedente de Trump en su triunfal carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos. Un jalón importante fue aquel momento en que su “trophy-woman” o petarda internacional leyó en público un sentido discurso… calcado al que semanas antes había pronunciado Michelle Obama.

Llach o la continuidad de las brasas
José Antonio Montano

Llach o la continuidad de las brasas

El error sería considerar que hay un Lluís Llach artista y un Lluís Llach soplón, acusica, represor, que aún no manda y ya está castigando. Castigador ha sido siempre: sus canciones y sus mohínes de ser hipersensible eran ya una tortura, un suplicio insoportable. No hay dos Lluís Llach, sino un único Lluís Llach: entre sus diversas brasas hay una continuidad absoluta, porque todas salen del mismo brasas.

El ruedo mental
José Antonio Montano

El ruedo mental

Cada vez que pienso en los toros, cuando se me pide que piense en los toros, noto que en mi ruedo mental me voy desprendiendo. Y debo resaltar lo de “cuando se me pide”, porque por mi cuenta no suelo pensar en los toros: es una preocupación secundaria en mi vida. Se me pidió también el verano pasado y percibo que me he alejado más. Todavía no defiendo la prohibición, pero ya no peleo con quienes la defienden. Hace solo cuatro años me recuerdo discutiendo acaloradamente con una amiga por las calles de Lisboa y ese ya no soy yo.

Gramsci y el misal de Podemos
José Carlos Rodríguez

Gramsci y el misal de Podemos

Benditos sean los aniversarios, pues ellos nos permiten coser recordar el pasado, e incluso coserlo con la más fulgurante actualidad. Así, las ocho décadas de la muerte de Antonio Gramsci, aunque no sea un guarismo muy redondo, nos cuadra con el fenómeno Podemos, que tanto debe a este cadáver enterrador del marxismo.

¿A cuánto cotiza el toro?
Cristian Campos

¿A cuánto cotiza el toro?

Qué futuro comercial le espera a un espectáculo para minorías que menguan año tras año, en el que apenas trabajan mujeres, que gusta mucho más a los hombres que a las mujeres, que sólo gusta a andaluces, castellanos y madrileños, y cuyo público habitual lee más y está más interesado en la cultura y los espectáculos que el español medio.

Las ambiciones del papa Bergoglio
Axel Capriles

Las ambiciones del papa Bergoglio

Al ser elegido papa, Jorge Mario Bergoglio escogió el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, el santo italiano de los siglos XII y XIII caracterizado por su desapego de lo terrenal. El Pontifex Maximus, sin embargo, se ha destacado mucho menos como figura espiritual que como actor político dispuesto a colocar la Santa Sede entre los poderes rectores de la geopolítica mundial, una acción eminentemente terrenal. En lugar de puente espiritual de comunicación con la divinidad, el papa ha fungido como puente de diálogo entre las facciones que se disputan el poder en diversos lugares del mundo. Pero a pesar de sus recurrentes llamados “a la apertura y el diálogo sincero con los demás, a reconocer los derechos y las libertades fundamentales”, sus diálogos han mostrado un particular sesgo.