THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

El retorno de Pablo Iglesias

«Vuelve por tanto Pablo Iglesias en modo macho alfa político, líder del populismo de izquierdas»

Opinión
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El retorno de Pablo Iglesias

La Moncloa

Se fue para quedarse. Renunció a la vicepresidencia, secretaría general y escaño cuando sufrió un varapalo en Madrid, pero guardaba cartas en la manga. Se fue a la espera de la ocasión propicia para situarse de nuevo en el candelero.

Pablo Iglesias es experto en estrategia de comunicación. Dos meses de silencio absoluto dejando que la rumorología especulara sobre su figura, incluso en el plano personal y, en cuanto se inició el curso en septiembre, bombazo: se ocupará del Instituto 25-M, la Fundación de Podemos, con el objetivo de potenciar el partido y su área internacional, y contribuir además a financiar el  partido, cuyas arcas no se encuentran especialmente llenas. Tendrá como principal colaborador a un experto en buscar dinero para Podemos en países latinoamericanos afines, Juan Carlos Monedero, que ya tuvo líos con Hacienda por pagos no declarados en Venezuela, donde colaboró activamente con el chavismo.

Vuelve por tanto Pablo Iglesias en modo macho alfa político, líder del populismo de izquierdas. Nadie olvida que a él se debe  que por primera vez se sentaran comunistas en el gobierno y presume, con razón, de ser quien consiguió que ERC y Bildu apoyaran a Pedro Sánchez. Se garantizaba así el agradecimiento eterno de Sánchez, que le debía la estabilidad del gobierno y, al mismo tiempo, el presidente aceptaba iniciativas impuestas por los populistas  que daban votos a Podemos, aunque también provocaban fricciones dentro del Psoe. Hasta que se rompió la baraja: Pablo Iglesias no soportó la humillación infligida el 4-M por Isabel Ayuso y se fue a su casa.

Decía que  estaba aburrido de ser hombre de gobierno y que lo suyo era otra cosa, pero no le creyó nadie. La prueba es que ahí está de nuevo en el primer plano,  sacando pecho y presumiendo, como siempre, de haber impulsado proyectos que no siempre le correspondían. Pedro Sánchez le permitía  ponerse medallas; sin el apoyo de Iglesias perdía el gobierno.

Habrá que ver ahora el alcance de su nueva situación al frente del Instituto 25-M, porque puede estar tentado de hacerse valer más de lo conveniente y crear líos en su partido. Aunque silente, no ha estado quieto desde que dejó el gobierno. No le ha salido el proyecto Roures –de momento- pero sí media docena de tertulias que le darán  presencia y voz.

Yolanda Díaz pisa cada vez más fuerte, y considera irrelevantes a las dirigentes  de Podemos que señaló Pablo Iglesias, Ione Belarra e Irene Montero.  ¿Hacia qué lado se inclinará Iglesias? Porque hay que optar por una o por las otras,  que se soportan solo regular y además  Sánchez mete cuña porque considera que es la vicepresidenta la que representa al sector podemita en el gobierno, aunque no sea su partido.  Ahora, con Pablo Iglesias  lanzado al estrellato al frente de la Fundación, organizando conferencias y foros,  con posibles dólares latinoamericanos para aportar el partido,  más sus artículos y sus tertulias  de radio  y televisión,  se convierte en un hombre con más presencia que la que tenía como  vicepresidente de gobierno y secretario general de Podemos.  Huele a  conflicto.

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