Viajar sin pastillas
El mundo los contenidos audiovisuales avanza que es una barbaridad. Cada día hay operaciones de gran calado, la última de compra de Warner por la teleco ATT. El valor cambia de lugar y las teles tradicionales o se rehacen o sufrirán como los medios de papel. Y en esta movida con avances tecnológicos diarios, se eleva Netflix como jugador destacado de la partida, con una oferta de contenidos de producción propia y ajena de buena calidad, que van de las películas a los documentales, pasando por las series y todo a la carta y a precio razonable.
El mundo los contenidos audiovisuales avanza que es una barbaridad. Cada día hay operaciones de gran calado, la última de compra de Warner por la teleco ATT. El valor cambia de lugar y las teles tradicionales o se rehacen o sufrirán como los medios de papel. Y en esta movida con avances tecnológicos diarios, se eleva Netflix como jugador destacado de la partida, con una oferta de contenidos de producción propia y ajena de buena calidad, que van de las películas a los documentales, pasando por las series y todo a la carta y a precio razonable.
El mandamás de Netflix, Reed Hastings, en una conferencia de las suyas, ha dicho que en el futuro el ve una suerte de mundo paralelo en el que nos tomaremos una pastilla para viajar. Y creo que Hastings, que es un lince, se ha equivocado. Esta mención de la farmacopea como vía de evasión se ha inventado hace tiempo, y a más de uno le ha llevado al desastre. La vía de escape del personal puede ir por el pastillamen, pero cada día más va por el entretenimiento de calidad servido sin limitaciones de soporte, de tiempo o de formato. Y las grandes compañías que aciertan invierten sobre todo en talento para la generación de contenidos. Los que no saben lo que hacen es cuadrar las cuentas vendiendo lo que ellos consideran activos prescindibles. Y lo van a pagar caro.
No se si Hastings había tomado algo, quiso despistar al personal o fue de moderno. Pero el futuro del entretenimiento es apasionante, y no va por las pastillas. Va de buena cabeza, buenas ideas y ser contemporáneo, que no es lo mismo que jugar a ser moderno. O así lo creo yo, sin filtros.