Encuentran tres nuevas manos grabadas en la cueva de Altamira con más de 20.000 años de antigüedad
Miembros del equipo de investigación del Museo Altamira y los responsables del proyecto ‘Handpas’ (manos del pasado) han encontrado tres nuevas manos grabadas en las paredes de la cueva cántabra, que «casi con toda seguridad» se grabaron hace más de 20.000 años.
Miembros del equipo de investigación del Museo Altamira y los responsables del proyecto ‘Handpas‘ (manos del pasado) han encontrado tres nuevas manos grabadas en las paredes de la cueva cántabra, que «casi con toda seguridad» se grabaron hace más de 20.000 años.
Estas tres manos, que se suman a las seis que ya se conocían, se encuentran en un estado de conservación que dificulta su visibilidad, y fueron identificas durante el transcurso de unas labores de documentación e inventario de figuras de la cavidad y, más tarde, sometidas a tratamiento digital en el marco de ‘Handpas’, un «catálogo 3D de las manos paleolíticas de Europa».
Los resultados de esta colaboración los han dado a conocer la subdirectora del Museo Altamira, Carmen de las Heras, y el responsable del proyecto Handpas, Hipólito Collado, que es jefe de la sección de Arqueología de la Junta de Extremadura, ambos acompañados de la directora del Museo, Pilar Fatás.
Ocho de las manos pintadas se encuentran en el techo de la Sala de Polícromos, entre las representaciones de caballos, y la otra está en la Galería Final, a más de 200 metros de la entrada, con la particularidad de que esta última parece tratarse de la huella de un niño.
El hecho de que una de estas manos correspondiera a un niño es, según De las Heras, algo «bastante excepcional» porque hay muy pocas de este tamaño. Además, es en positivo y se hizo en un color negro intenso.
Sólo una de las manos se hizo mediante la técnica en negativo, que es en la que la mano se apoya en el techo y el pigmento se sopla a su alrededor con un aerógrafo o con el soplido del artista; mientras que con la técnica en positivo se impregna la mano de pigmento y se aprieta contra la roca para dejar la huella nítida.
Las manos en negativo de la Sala de Polícromos son de un color indefinido hoy en día, dado su estado de conservación, aunque algunas son de un tono violáceo oscuro negruzco y otras de un rojo más o menos intenso.
Aunque no se sabe con certeza, De las Heras cree que las manos están superpuestas a los caballos.
En su opinión, la importancia de este hallazgo no es tanto el número de figuras encontradas, sino que, al tener una antigüedad mínima de hace 20.000 años, muestran cómo era el techo de Polícromos antes de las famosas pinturas de los bisontes.
«Treinta y dos años después de la última publicación sobre el Arte de Altamira, la cueva sigue deparando hallazgos relevantes que no dejan de sorprendernos y de mostrar su grandeza», ha agregado De las Heras.
Por su parte, Collado ha repasado algunos de los datos obtenidos en el estudio, como que cerca del 70% de la población prehistórica era diestra, según permite adivinar la lateralidad de sus improntas.
En la segunda parte del acto, celebrado en el Museo Altamira, se ha proyectado el documental ‘Handpas, Manos del Pasado’, un vídeo que ya ha sido premiado en varios festivales internacionales de cine científico y con el que se trata de dar respuesta, a través de entrevistas y de una forma didáctica, a muchos de los interrogantes de las manos en el arte rupestre.
Además, preguntado por la polémica que suscita el hecho de que unas huellas de la cueva de Maltravieso (Cáceres), datadas hace cerca de 67.000 años y consideradas las más antiguas del mundo, puedan estar hechas por neandertales, Collado ha respondido que el que esté en contra que lo demuestre con datos.