Un experto de la UE avisa: la IA necesita energía nuclear… las renovables no valen para ese reto
Samuel Furfari afirma que las emisiones de CO2 han aumentado un 65% desde que se anunció la voluntad de reducirlas

Samuel Furfari. | THE OBJECTIVE
«Si renunciamos a las centrales térmicas y a las centrales nucleares, renunciamos también a participar en la gran revolución de la inteligencia artificial [IA]», sentenció el 8 de diciembre Samuel Furfari, alto funcionario en materia energética en la Dirección General de Energía de la Comisión Europea. El pionero en orientación estratégica de la política energética de la institución hablaba en la Academia Nacional de las Ciencias de Hungría, en Budapest, para el foro Beyond Climate Change Consensus (Más allá del consenso del cambio climático).
Profesor de Política Energética y Geopolítica en la Universidad libre de Bruselas, autor de numerosos artículos y de 18 libros —entre ellos, el más reciente, Energy Insecurity – The Organized Destruction of European Competitiveness (La inseguridad energética: la destrucción organizada de la competitividad europea)—, Furfari advierte de una necesidad inminente: garantizar el suministro de la inteligencia artificial, que nadie se plantea no utilizar a día de hoy. Para hacerlo, es indispensable un 99,9% de disponibilidad eléctrica 24 horas al día. Y esto «no lo pueden asegurar las energías renovables, por su carácter intermitente, porque el sol no dura las 24 horas del día, ni tampoco todos los días se mueve el aire».
Furfari no se encuentra solo, sino que está respaldado por numerosos expertos: la única energía fiable para esta tarea es la nuclear. Hasta que esta se perfeccione, se necesitará producción térmica a corto plazo —gas natural y carbón— para cubrir las necesidades energéticas, por las que las empresas de centrales de datos están dispuestas a pagar primas para evitar apagones como el que sufrió España en abril.
Una energía 24 horas sobre siete días
Furfari —también profesor en la ESCP Business School de Londres— explica que la IA ya ha cambiado nuestra forma de trabajar, pensar e informarnos. Y esto es solo el principio. El profesor ofrece una analogía sencilla a su público: si un ordenador portátil se calienta sobre el regazo, debe imaginar «el calor que desprenden los potentes servidores de los centros de datos. No solo consumen una enorme cantidad de electricidad, sino que exigen una disponibilidad eléctrica no del 80%, sino del 99,99%, las 24 horas del día. Y un corte de electricidad es impensable».
Los centros de datos se alimentan de la red y disponen de sistemas de emergencia in situ (generador diésel, baterías). Un corte como el del 28 de abril de 2025 en España «es impensable en este universo», afirma. «Sufrir un apagón mientras se carga un coche eléctrico no es nada dramático: se espera a que se restablezca el suministro eléctrico. Sin embargo, un corte que afecte a una red informática, y más aún a las aplicaciones de IA, tiene consecuencias importantes».
Por lo tanto, los actores de la IA y del sector digital buscan soluciones extremadamente estables. Y están dispuestos a pagar una prima por la mayor fiabilidad porque «prefieren sobredimensionar su capacidad y, si es necesario, revender el excedente a la red». Descartan la energía solar y eólica para el suministro básico y se decantan por la nuclear, ya que «la industria de la IA necesita enormes volúmenes de electricidad de forma continua y las fuentes intermitentes no satisfacen este requisito».
El problema de una energía intermitente
Furfari señala que el problema fundamental de la energía eólica y solar «es su intermitencia, lo que la hace inviable para un servicio 24/7. Esto no va a cambiar: no hay sol las 24 horas del día ni viento continuo. En la UE, el factor de carga medio de la energía eólica es del 25% y el de la energía solar del 12%. Esto significa que la mayor parte del tiempo estas instalaciones no producen electricidad. Y no se puede construir una economía sobre bases tan inestables, por no hablar de los costes derivados: aunque, puntualmente, el kWh [kilovatio-hora] producido pueda ser barato, el impacto en el sistema eléctrico encarece la factura de los consumidores».
Por lo tanto, «los gigantes de Internet buscan una generación estable. Muchos se comprometen ellos mismos como productores para reforzar su resiliencia y controlar su suministro. Microsoft, por ejemplo, ha firmado con Constellation un contrato de 20 años respaldado por electricidad nuclear 24/7; este tipo de acuerdo se basa en el parque existente, como Three Mile Island, que se cerró en 2019. Otros apuestan por los reactores modulares pequeños (SMR): Amazon se ha asociado con el desarrollador de SMR X-energy. La idea es sencilla: unos pocos reactores compactos bastan para suministrar electricidad continua y competitiva a estos campus críticos».
Se trata «de una estrategia beneficiosa para todas las partes: las plataformas de IA, los productores de electricidad y los fabricantes de SMR. Estos últimos necesitan clientes pioneros, con gran capitalización y comprometidos a largo plazo, para justificar los costes de desarrollo y demostración y acelerar la industrialización de esta nueva generación de reactores. Una demostración exitosa en el ecosistema de IA/servidores sería una señal poderosa para todo el sector eléctrico».
La transición de la térmica a la nuclear
El desarrollo de estas tecnologías es una ventaja para la energía nuclear, que está llamada a cobrar más importancia. «La demanda de electricidad va a crecer. Cualquier fuente controlable es bienvenida. Además, en los países occidentales, la energía nuclear existente sigue siendo una de las opciones más competitivas para obtener electricidad abundante y estable, siempre que se permita a los inversores trabajar en un marco predecible».
Pero la IA ya invade nuestra vida cotidiana, y «la necesidad de nuevas capacidades es inmediata. No podemos esperar a las largas fases de desarrollo, construcción y puesta a punto. Por tanto, a corto plazo, la solución es la producción térmica: gas natural o carbón, porque es la única forma de abastecer sin demora las cargas críticas, a la espera del despliegue masivo de nuevas capacidades nucleares».
La verdad del consumo de energías fósiles
Furfari explica que, contrariamente a una idea muy extendida, «el consumo mundial de energías fósiles sigue aumentando, y la IA acentuará esta tendencia al impulsar la demanda de electricidad». Y «dado que la IA está aún en sus inicios y requiere un suministro muy estable, hasta que la energía nuclear tome el relevo por completo, serán las centrales térmicas las que hagan funcionar los servidores».
En este contexto, Furfari se pregunta si esto significa que las emisiones mundiales de CO₂ aumentarán. Y la respuesta no es otra que una afirmación rotunda: «Sí, las emisiones seguirán creciendo, sobre todo porque ya han aumentado alrededor de un 65% desde que se proclamó la voluntad de reducirlas, y eso incluso antes del auge de la IA».
