Los refugiados sirios se arrepienten de haber ido a Grecia
En declaraciones recogidas por Al Jazeera, un refugiado sirio llamado Mustafa dice entre lágrimas: «Cualquier lugar, cualquier cosa es mejor que esto». Como otros muchos refugiados que llegaron a las costas griegas, Mustafa lleva cuatro meses viviendo en una tienda de campaña rota situada en el puerto de Pireo de Atenas, a la espera de que su solicitud de asilo sea procesada. Las duras condiciones de vida bajo las que se obligado a enfrentarse a la prolongada espera provocan que lamente amargamente la decisión que tomó a la hora de abandonar su Alepo natal. Los fondos de emergencia que la Unión Europea otorgó a Italia y Grecia para hacer frente a la crisis de refugiados parecen haber supuesto un ligerísimo alivio más que una solución, mientras miles de personas siguen llegando a las puertas de Europa huyendo de la guerra. Para los que llegaron después del acuerdo entre la UE y Turquía en marzo, la espera podría ser mucho más larga, y ante la incertidumbre y el cansancio, refugiados sirios como Mustafa llegan a pensar que quizá sería mejor volver a casa, a pesar de que la situación en su país de origen parezca estar lejos de resolverse.
Más de 160.000 refugiados han cruzado el Mediterráneo para llegar a Grecia en lo que va de año, y cálculos de ACNUR (agencia de la ONU para los refugiados) señalan que más de la mitad son emigrantes procedentes de Siria. A pesar del devastador conflicto que les obligó a emprender su huída, muchos aseguran arrepentirse de haber tomado la decisión de abandonar sus hogares.
En declaraciones recogidas por Al Jazeera, un refugiado sirio llamado Mustafa dice entre lágrimas: «Cualquier lugar, cualquier cosa es mejor que esto». Como otros muchos refugiados que llegaron a las costas griegas, Mustafa lleva cuatro meses viviendo en una tienda de campaña rota situada en el puerto de Pireo de Atenas, a la espera de que su solicitud de asilo sea procesada. Las duras condiciones de vida bajo las que se obligado a enfrentarse a la prolongada espera provocan que lamente amargamente la decisión que tomó a la hora de abandonar su Alepo natal. Los fondos de emergencia que la Unión Europea otorgó a Italia y Grecia para hacer frente a la crisis de refugiados parecen haber supuesto un ligerísimo alivio más que una solución, mientras miles de personas siguen llegando a las puertas de Europa huyendo de la guerra. Para los que llegaron después del acuerdo entre la UE y Turquía en marzo, la espera podría ser mucho más larga, y ante la incertidumbre y el cansancio, refugiados sirios como Mustafa llegan a pensar que quizá sería mejor volver a casa, a pesar de que la situación en su país de origen parezca estar lejos de resolverse.