El Gobierno de China no recuerda a Mao en el 40 aniversario de su muerte
Entre las terribles calamidades que infligió a China durante los años 1950 y 1960 la historia le hace responsable de haber paralizado la economía del país, de provocar la muerte de hasta 45 millones de personas murieron a consecuencia de la gran hambruna causada por la campaña del Gran Salto Adelante a través de la rápida industrialización. Además hasta dos millones de personas perdieron la vida por la represión impuesta durante la Revolución Cultural que no cesó hasta la muerte del por entonces líder del Partido Comunista de China. Pese a esta purga, muchos chinos recordarán esta semana a Mao como un héroe revolucionario. Las conmemoraciones no encajan fácilmente con el consenso generalizado entre los historiadores sobre los males del gobierno de Mao. «Lo veo como uno de los mayores criminales del siglo 20», dijo al diario The Guardian el historiador holandés Frank Dikötter, que ha escrito una trilogía de libros sobre los horrores del gobierno de Mao. Incluso el propio Partido Comunista ha admitido que el período de Mao ocasionó un «grave desorden, daño y el retroceso» en el país, pero se sigue manteniendo el precepto tradicional de que Mao hizo el 70% de cosas bien y el 30% restantes mal. Pese a la falta de consenso, medios de Pekín informan sobre el aumento en el número de peregrinos maoístas que acuden a la plaza de Tiananmen, donde se exhibe el cuerpo embalsamado de Mao en un mausoleo colosal. Los mismos medios controlados por el Partido Comunista, que trata de silenciar cualquier discurso contrario a Mao para no socavar la historia, «uno de los grandes pilares que da legitimidad al Partido Comunista de China», dice Dikötter.
Cuatro décadas después de la muerte de Mao Zedong, en China aún hay divergencias sobre si su legado puede ser calificado de ruinoso o se trataba de un Gran Timonel. Aunque están previstos diversos actos de homenaje en varias partes del país, principalmente en Shaoshan, su ciudad natal, el Gobierno de Pekín no ha organizado ningún acto oficial.
Entre las terribles calamidades que infligió a China durante los años 1950 y 1960 la historia le hace responsable de haber paralizado la economía del país, de provocar la muerte de hasta 45 millones de personas murieron a consecuencia de la gran hambruna causada por la campaña del Gran Salto Adelante a través de la rápida industrialización. Además hasta dos millones de personas perdieron la vida por la represión impuesta durante la Revolución Cultural que no cesó hasta la muerte del por entonces líder del Partido Comunista de China. Pese a esta purga, muchos chinos recordarán esta semana a Mao como un héroe revolucionario. Las conmemoraciones no encajan fácilmente con el consenso generalizado entre los historiadores sobre los males del gobierno de Mao. «Lo veo como uno de los mayores criminales del siglo 20», dijo al diario The Guardian el historiador holandés Frank Dikötter, que ha escrito una trilogía de libros sobre los horrores del gobierno de Mao. Incluso el propio Partido Comunista ha admitido que el período de Mao ocasionó un «grave desorden, daño y el retroceso» en el país, pero se sigue manteniendo el precepto tradicional de que Mao hizo el 70% de cosas bien y el 30% restantes mal.
Pese a la falta de consenso, medios de Pekín informan sobre el aumento en el número de peregrinos maoístas que acuden a la plaza de Tiananmen, donde se exhibe el cuerpo embalsamado de Mao en un mausoleo colosal. Los mismos medios controlados por el Partido Comunista, que trata de silenciar cualquier discurso contrario a Mao para no socavar la historia, «uno de los grandes pilares que da legitimidad al Partido Comunista de China», dice Dikötter.