Trump reduce en unos 8.000 kilómetros cuadrados la superficie de dos parques naturales
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado un decreto por el cual reduce el área de dos parques naturales nacionales de gran dimensión en Utah, en el oeste del país, en unos 8.000 kilómetros cuadrados, el mayor recorte hasta el momento de este tipo de áreas protegidas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado un decreto por el cual reduce el área de dos parques naturales nacionales de gran dimensión en Utah, en el oeste del país, en unos 8.000 kilómetros cuadrados, el mayor recorte hasta el momento de este tipo de áreas protegidas.
El mandatario ha explicado que ambas reservas, el Bears Ears y el Grand Staircase-Escalante, constituyen un ejemplo de la «extralimitación del gobierno en el manejo de tierras», y ha reducido considerablemente su tamaño.
En el caso del parque Bears Ears, que albergaba alrededor de 5.400 kilómetros cuadrados y fue creado por el expresidente Barack Obama en 2016, Trump ha decidido fraccionarlo en dos parques que juntos ocupan un área de unos 930 kilómetros cuadrados. Esta medida supone un recorte de más del 80% del total de su superficie.
Por otra parte, la enorme reserva natural de Staircase-Escalante ha sido fragmentada en tres partes. Originalmente, este parque y monumento nacional tenía unos 7.600 kilómetros cuadrados, pero, tras la reducción, pasará a ostentar poco más de 4.000 kilómetros cuadrados.
Estos territorios habían sido declarados protegidos por su belleza natural y porque albergan emplazamientos arqueológicos únicos en el territorio estadounidense. Ambos estaban amparados por la Ley de Antigüedades, promulgada en 1906.
«Las familias y comunidades de Utah aman más que nadie esta tierra y saben como cuidarla«, ha alegado el mandatario republicano. A su vez, Trump ha afirmado que estos dos parques son ejemplo de la «extralimitación» gubernamental, ya que para delimitar el área se han incorporado tierras de propiedad privada, que incluyen áreas consideradas como sagradas por algunos pueblos indígenas.
Como consecuencia de esta partición, casi 8.000 kilómetros cuadrados retornarán a los propietarios originales, pese a no contar con el beneplácito por parte de comunidades indígenas, legisladores y grupos de la sociedad civil local. Esta medida ha generado polémica en el Congreso. En concreto, cuatro líderes demócratas han emitido una nota oficial criticando la decisión del presidente al alegar que estos territorios se encuentran «bajo amenaza».
La fundación humanitaria PEW y diez organizaciones de protección ambiental han criticado este decreto. Los indígenas también han mostrado su rechazo: «Es un día triste para los indígenas y para Estados Unidos», ha alegado un miembro de la Nación Navajo en un comunicado oficial.
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