España cae en la clasificación mundial de la libertad de prensa por la crisis catalana
El referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña celebrado el pasado 1 de octubre creó un ambiente «asfixiante» para los periodistas, según destaca este miércoles Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su informe sobre clasificación mundial de la libertad de prensa, según la cual España ha caído dos puestos, hasta el número 31 del total de 180.
El referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña celebrado el pasado 1 de octubre creó un ambiente «asfixiante» para los periodistas, según destaca este miércoles Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su informe sobre clasificación mundial de la libertad de prensa, en la que España ha caído dos puestos, hasta el número 31 del total de 180.
«El desinhibido discurso de las autoridades catalanas hizo que aumentara el acoso en las redes sociales contra los periodistas no independentistas», añade la organización en su comunicado, que advierte de una «retórica no solo desfavorable, sino peligrosa» para la prensa.
El pasado 13 de octubre, la ONG ya había denunciado las presiones del Gobierno catalán a la prensa española y extranjera para intentar condicionar sus informaciones sobre Cataluña, y las comparó a las registradas en la campaña electoral del presidente estadounidense, Donald Trump, en 2016.
En esta ocasión, España aparece como uno de los ejemplos de que la «atmósfera nauseabunda» en la que se ven envueltos los medios, no es exclusiva de los países de Europa Central sino algo que ha aumentado en Europa Occidental.
Francia, según el informe, tampoco es una excepción. Aunque el país sube seis puestos, hasta el 33, debido principalmente a la caída excepcional de algunos de sus vecinos europeos, RSF denuncia que en la campaña electoral de 2017 la desacreditación sistemática de los periodistas por parte de ciertos políticos «llegó a su paroxismo».
La ONG recuerda que el líder del centro-derechista partido Los Republicanos, Laurent Wauzquiez, habló de «mierda mediática» para calificar el trabajo de algunos periodistas.
Aunque Europa es la zona geográfica donde la libertad de prensa se encuentra menos amenazada, RSF advierte de que la «lenta erosión» de su modelo tiende a confirmarse en 2018 tras haber registrado el mayor deterioro regional.
De los cinco países con los mayores descensos en la lista de este año, cuatro son europeos: Malta (65) cayó 18 puestos, la República Checa (34) 11, y otros 10 Serbia (76) y Eslovaquia (27).
«El ambiente general en el que trabajan los periodistas se deteriora en el Viejo Continente, que tradicionalmente era seguro», añade RSF.
La clasificación mundial sobre la libertad de prensa, que cada año analiza la situación en 180 países, apunta a que el clima de odio es «cada vez más marcado» y no exclusivo de naciones como Turquía, en el puesto 157, o Egipto, en el 161.
«Cada vez más jefes de Estado elegidos democráticamente ven a la prensa, ya no como uno de los actores de la democracia, sino como un adversario frente al cual muestran abiertamente su aversión», indica el texto.
RSF destaca, en este sentido, cómo Estados Unidos ha descendido dos puestos, hasta el 45, en el primer año de mandato de Donald Trump, que ha tachado como «enemigo del pueblo estadounidense» a la prensa, ha intentado impedir el acceso a la Casa Blanca a algunos periodistas y descalifica como noticia falsa cualquier crítica a su política.
La organización advierte de que la frontera entre la violencia verbal y la física es cada vez más tenue en países como Filipinas, y lamenta que el deterioro general de la situación afecta incluso a los países nórdicos, tradicionalmente los más respetuosos.
Aunque Noruega y Suecia mantienen su primera y segunda posición en la lista, Finlandia cae al cuarto puesto, por detrás de Holanda, perjudicada por un caso que amenaza al secreto de las fuentes periodísticas.
En el otro extremo se sitúa de nuevo Corea del Norte, donde, aunque el uso de los teléfonos inteligentes se ha generalizado, también lo ha hecho el drástico control de las comunicaciones y de la intranet nacional.
Eritrea (179) y Turkmenistán (178) tampoco registran cambios interanuales, al igual que Siria (177), el país más peligroso del mundo para la prensa, con 17 reporteros asesinados en 2017, o China (176), donde la censura y la vigilancia han alcanzado «niveles inéditos» por el uso masivo de las nuevas tecnologías.
RSF advierte además de la creciente influencia de los llamados «hombres fuertes«. La Rusia (148) de Vladímir Putin, según su análisis, extiende su red de propaganda por el mundo gracias a sus medios de comunicación, como la cadena de televisión RT, y la China de Xi Jinping exporta su modelo de control en Asia.
Miedo y autocensura en Latinoamérica
La ONG observa también grandes disparidades en América, la segunda región mejor situada. La caída de EEUU contrasta con el ascenso de Canadá (18), que vuelve a estar entre los primeros 20 puestos, y en Centroamérica sigue reinando «el miedo y la autocensura» por la violencia y la impunidad.
RSF insiste en que en numerosos Estados latinoamericanos persisten políticas autoritarias respecto a la prensa.
Cuba (172) se mantiene como el país peor calificado del continente, México (147) fue en 2017 el segundo más mortífero del mundo, con 11 periodistas asesinados, y Venezuela (143) y Ecuador experimentaron, respectivamente, la mayor caída y la mayor subida de la zona, con cambios respectivos de seis y 13 puestos.
La ONG constata una ligera mejoría en la puntuación de África, mientras que los Estados postsoviéticos y Turquía siguieron formando parte de las naciones donde más se deterioró la situación, con cerca de dos tercios de los integrantes de la zona en torno o por debajo del puesto 150.
«Cuestionar hoy la legitimidad del periodismo es jugar con fuego», concluye el secretario general de RSF, Christophe Deloire, tras un año en el que en el mapa de la libertad de prensa nunca tantos países, un total de 21, se habían situado en la zona «negra», informa EFE.