El Gobierno francés cifra como "colosales" las pérdidas en las protestas de los chalecos amarillos
Los disturbios que se vivieron este sábado por cuarta semana consecutiva en Francia por las protestas de los chalecos amarillos causaron más daños materiales y son una catástrofe para la economía del país, ha asegurado el Gobierno. El Ayuntamiento de París cifra las pérdidas como colosales.
Los disturbios que se vivieron este sábado por cuarta semana consecutiva en Francia por las protestas de los chalecos amarillos han sido «una catástrofe» para la economía del país, ha asegurado el Gobierno. El Ayuntamiento de París cifra las pérdidas como «colosales».
«La factura debe ser asumida por el Estado, por la solidaridad y por las aseguradoras», ha subrayado este domingo el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire.
El presidente de la patronal de la pequeña empresa, François Asselin, ha dado por perdidos «seguros» 10.000 millones de euros y avanzó que habrá «numerosas quiebras» en el comercio, que está «en primera línea» de los damnificados tras cuatro sábados consecutivos de movilizaciones, que en muchos casos han degenerado en violencia.
En la jornada de ayer, hubo muchos más arrestos (1.723 en toda Francia, de los cuales 1.082 fueron en París) y una acción policial más reactiva lo que redujo considerablemente el número de heridos, pero no los actos vandálicos. Decenas de coches incendiados, cientos de escaparates rotos, restos de jardineras utilizadas para formar barricadas, olor a chamusquina por contenedores quemados, tiendas saqueadas y pintadas incluso en la estatua de la plaza de la República de París.
Emmanuel Grégoire, adjunto de la alcaldesa de París, ha asegurado este domingo que hubo «muchos más daños materiales» en la ciudad que el 1 de diciembre y en un área más amplia, lo que se traducirá en «un costo económico mucho más importante», con pérdidas «colosales». Cientos de comercios han sufrido desperfectos y decenas han sido desvalijados, ha dicho.
Ce soir, aux côtés des Parisiennes et des Parisiens qui ont vécu tout au long de cette journée des scènes de chaos. Des dizaines de commerçants ont été victimes des casseurs, dans de nombreux quartiers. Une fois encore… C’est déplorable. #8decembre pic.twitter.com/YI6gY9cdzh
— Anne Hidalgo (@Anne_Hidalgo) 8 de diciembre de 2018
«Centenares de tiendas e instalaciones públicas que no pudieron abrirse, degradaciones en numerosos barrios, una vida cultural y económica estancada, una imagen internacional a restaurar: el daño es inconmensurable. Es impensable que volvamos a pasar por eso», ha escrito la alcaldesa de París, Anne Hidalgo en su cuenta de Twitter, en la que ha agradecido la labor de las fuerzas de seguridad.
Esta mañana, pese al trabajo de los servicios de limpieza del Ayuntamiento por la noche, los estigmas de los disturbios seguían siendo bien visibles en las calles de las tres zonas más afectadas: los Campos Elíseos, los Grandes Bulevares y los alrededores de la plaza de la República.
Disturbios fuera de París
Los disturbios no se limitaron a París y fueron particularmente violentos en ciudades como Saint-Etienne o en Burdeos, donde su alcalde, el ex primer ministro conservador Alain Juppé, ha dicho este domingo estar «a la vez indignado y conmovido» por la deriva violenta de las protestas y avisó de que «las consecuencias de todo esto son desastrosas».
En una declaración a la prensa, ha hecho notar el impacto que tendrá primero para el comercio local, para el atractivo turístico de Burdeos y también «el daño para la imagen internacional de Francia«.
«Esto debe cesar, y en primer lugar el presidente de la República debe hablar y hacerlo rápido y fuerte», ha indicado Juppé, que ha reclamado cambios a los chalecos amarillos para no ser instrumentalizados por el uso de la violencia. Ha considerado que muchas de las reivindicaciones de este movimiento «merecen respuesta«, en particular a las relativas al poder adquisitivo.
El hartazgo fue una de las principales razones argumentadas por los llamados chalecos amarillos para salir por cuarto sábado consecutivo a la calle.
El movimiento de los chalecos amarillos obtendría un 12 % de los votos y sería la segunda fuerza política si se presentara a las elecciones europeas de mayo, según un sondeo del instituto demoscópico Ipsos que había encargado el partido del presidente francés, Emmanuel Macron, que se realizó el pasado miércoles y jueves. Solo quedaría por detrás de La República en Marcha (LREM), que asociada con los centristas del MoDem, lograría un 21% de los apoyos. Aunque la hipótesis de su candidatura está lejos de materializarse.