Más de 1.100 niños murieron en la guerra siria en 2018, el año más mortífero
Los niños corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante los ocho años de conflicto
En 2018 murieron 1.106 niños durante los combates en Siria, el año más mortífero para los pequeños desde que se inició la guerra hace casi ocho, según datos publicados por Unicef, que hace un llamamiento a las partes del conflicto para priorizar su protección.
Estas son las cifras verificadas pero las reales «probablemente sean mucho más altas», indica la directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia, Henrietta Fiore, quien reclama apoyos de cara la conferencia de donantes en Bruselas.
«Actualmente, existe la errónea y alarmante idea de que el final del conflicto en Siria está cerca, y no es así. En diferentes partes del país, los niños corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante los ocho años de conflicto», explica.
2018 was the deadliest year yet for children in #Syria.
As the war enters its ninth year, we're calling on all parties to the conflict to prioritize the protection of children at all times. #ChildrenUnderAttack https://t.co/4bu398ouJ6
— UNICEF (@UNICEF) March 11, 2019
Unicef señala que las minas sin detonar son la principal causa de víctimas infantiles en Siria y el año pasado provocaron 434 muertes y lesiones, mientras que hubo un número nunca visto de ataques contra centros educativos y sanitarios, 262 en total.
Fiore dice estar «particularmente preocupada por la situación en Idlib, en el noroeste de Siria, donde la intensificación de la violencia ha matado a 59 niños en las últimas semanas».
Los niños y las familias en tierra de nadie «siguen viviendo en el limbo», añade en un comunicado, y en Rukban, cerca de la frontera con Jordania, su situación es «desesperada«, con acceso limitado a alimentos, agua, vivienda, atención médica y educación.
Asimismo, alerta sobre el empeoramiento de las condiciones en el campamento de Al Hol, al noreste, que alberga a más de 65.000 personas, de las cuales unas 240 son niños no acompañados o separados de sus familiares.
«Desde enero de este año, cerca de 60 niños han muerto mientras realizaban el viaje de 300 kilómetros desde Baghouz hasta el campamento», indica Unicef.
La agencia de la ONU llama también la atención sobre el futuro de los hijos de combatientes extranjeros en Siria, que «sigue sin estar claro», y llama a los Estados miembros a responsabilizarse de aquellos menores de edad que sean sus ciudadanos o descendientes de sus nacionales, y a tomar medidas para evitar que se conviertan en apátridas.
Los países vecinos de la región, mientras tanto, albergan a 2,6 millones de niños sirios refugiados, muchas de cuyas familias, pese a la ayuda de los gobiernos anfitriones y la ONU, no pueden enviarlos a la escuela y recurren al trabajo o el matrimonio infantil ante la falta de ingresos.
De cara al noveno año de guerra en Siria, Unicef considera que «no es suficiente» recordar a las partes del conflicto y la comunidad internacional el impacto sobre los niños, ni seguir trabajando para proporcionarles los servicios esenciales y que sus familias desarrollen capacidad de recuperación.
Por eso, Fiori insta a «priorizar la protección de todos los niños, sin importar quién controle el área» ni las afiliaciones de sus familias; a promover el acceso a las familias que necesitan apoyo y soluciones para quienes voluntariamente eligen no regresar; y a mantener una «financiación estable».
En vísperas de la conferencia de donantes en Bruselas, Fiori pide «mantener la generosidad» por «una financiación estable y sin restricciones durante varios años, para satisfacer las necesidades inmediatas y a largo plazo de los niños y sus familias dentro de Siria y toda la región».