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Lenín Moreno y los indígenas llegan a un acuerdo que pone fin a las protestas en Ecuador

Tras 12 días de protestas, el Gobierno acepta derogar el polémico decreto que inició las movilizaciones de las comunidades indígenas

Lenín Moreno y los indígenas llegan a un acuerdo que pone fin a las protestas en Ecuador

El Gobierno y los indígenas ecuatorianos llegaron este domingo a un acuerdo mediante el cual se derogará el decreto 883, que eliminó el subsidio a los combustibles y provocó la actual ola de protestas en Ecuador. El presidente del país, Lenín Moreno, y los líderes indígenas encontraron así una salida conjunta a la crisis que pone fin a 12 días de protestas.

«Como resultado del diálogo se establece un nuevo decreto que deja sin efecto el decreto 883, para lo cual se instala una comisión que elaborará este nuevo decreto», anunció el coordinador de las Naciones Unidas en Ecuador, Arnaud Peral, tras varias horas de diálogo entre las partes a las afueras de Quito. Este polémico decreto incluía una cuestionada subida del precio de la gasolina,

La comisión estará integrada por las organizaciones del movimiento indígena participantes en el diálogo y el Gobierno con la mediación de las Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

«Con este acuerdo se terminan las movilizaciones y medidas de hecho en todo el Ecuador y nos comprometemos de manera conjunta a restablecer la paz en el país«, reza el texto, que leyó Arnaud Peral.

Constató que el país está en «una situación grave, dramática desde hace 12 días. Ha habido muertos, heridos, personas que han perdido su empleo, su entorno, que han sufrido por sus familias, muchísima angustia. Ya llegó el momento de la paz, del acuerdo, el momento de mirar el futuro para Ecuador».

Calificó al acuerdo de «fantástico y extraordinario paso adelante» para Ecuador, que ha vivido protestas, muchas de ellas violentas, que han dejado siete muertos, según la Defensoría del Pueblo.

Moreno asegura que se detuvo «el golpe correísta»

El jefe de Estado, Lenín Moreno, aseguró este domingo que con el acuerdo alcanzado con los indígenas se detuvo «el golpe correísta», en referencia a Rafael Correa. Desde el inicio de la protesta, el Gobierno ha sostenido la tesis de que el exjefe de Estado (2007-2017) intentaba desestabilizar la democracia en el país, extremo negado por Correa, que vive en Bélgica.

Representantes del Estado aseguraban que los indígenas suelen protestar sin los niveles que se registraron en esta ocasión, que incluyeron saqueos, violentos ataques a las fuerzas del orden, quema de vehículos, secuestro de policías y militares e incluso la quema del edificio de la Contraloría.

Al iniciar el domingo el diálogo, Moreno felicitó a los indígenas por haberse desmarcado de los grupos violentos. «Ustedes no son responsables de lo que ha pasado estos días». El jefe de Estado anotó que en los actos de violencia se usaron sistemas que usan las FARC en Colombia y consideró que no es casualidad que en el hecho «están dineros del narcotráfico».

Por su parte, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaei), Jaime Vargas, sostuvo que se debe respetar la Constitución, entre otros aspectos, en el campo de la consulta previa antes de acciones sobre sus territorios.

Y, en un resumen del proceso «de lucha y resistencia», enumeró que los indígenas han tenido más de 2.000 heridos, más de 1.000 presos, alrededor de 10 asesinados y más de 100 desaparecidos en el país», así como «tortura de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional».

En esa línea, pidió la renuncia de la ministra de Gobierno Interior, María Paula Romo, y del titular de Defensa, Oswaldo Jarrín, pues «solo así el pueblo ecuatoriano tendrá paz y libertad y tendremos la oportunidad de seguir dialogando para construir proyectos participativos, que beneficien verdaderamente al país y al pueblo».

Fiesta en la calle tras el fin de las protestas

Miles de ecuatorianos se lanzaron el domingo a las calles de Quito a festejar el acuerdo entre el Gobierno y los indígenas.

Familias enteras, incluso con niños en pijama y con bebés en brazos, salieron a las calles en procesión, mientras en el parque del Arbolito, epicentro de los disturbios en la capital, miles de manifestantes gritaban insistentemente: «¡Sí se puede, sí se puede!».

Atrás quedaban 12 días de batalla campal frente a las fuerzas de seguridad, con las que se batieron en esa misma zona entre las llamaradas de neumáticos ardiendo, barricadas y espesas cortinas de humo por el masivo uso de gas lacrimógeno.

En la zona, los manifestantes empezaron esta noche a recoger las barricadas que les sirvieron de protección, especialmente en los últimos días en que las protestas se tornaron mucho más violentas y con una fuerte represión policial.

Por redes sociales circulaban numerosos vídeos en los que se podía ver a policías con sus equipos antidisturbios que estrechaban la mano de quienes hasta hace menos de una hora eran sus rivales, que también seguían ataviados con máscaras antigás y escudos rudimentarios.

Cientos de indígenas festejaban asimismo la «victoria de la lucha popular» en los exteriores de la Casa de la Cultura con bailes en los que portaban sus lanzas y hacían sonar tambores al grito de «¡El pueblo unido, jamás será vencido!». «¡Viva la unidad del pueblo organizado!», gritaban al tiempo que hacían sonar instrumentos ancestrales.

El festejo se hizo sentir tanto dentro como fuera de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, punto de reunión de los indígenas desde el pasado lunes, cuando llegaron por miles desde el interior del país para rechazar el alza de precios de los combustibles.

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