África es el hogar de nueve de las diez crisis de desplazados más olvidadas del mundo, según la clasificación de 2019 elaborada y publicada este miércoles por el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), que sitúa a Camerún en cabeza, y completa la lista con un país no africano: Venezuela, que ocupa el quinto lugar mundial.
Lo más importante: se espera que las crisis humanitarias en estos países empeoren a lo largo de 2020 debido a la pandemia mundial del coronavirus[contexto id=»460724″], que en el continente africano suma unos 200.000 contagios y 5.500 muertos. Los 10 países más afectados son: Camerún, República Democrática del Congo, Burkina Faso, Burundi, Venezuela, Mali Sudán del Sur, Nigeria, República Centroafricana y Níger.
Por segundo año consecutivo, Camerún encabeza esta lista, afectado por la violencia yihadista de Boko Haram (especialmente dirigida a las mujeres) en el extremo norte, una crisis de refugiados procedentes de República Centroafricana en el este y el conflicto separatista anglófono en las regiones del Noroeste y Sudoeste, con más de 700.000 desplazados internos desde 2016.
A este país le sigue la República Democrática del Congo (RDC), nación que en 2019 sumó otros 1,7 millones de desplazados a causa de la violencia intercomunitaria y los ataques perpetrados contra la población civil en el noreste tanto por las fuerzas de seguridad como por decenas de grupos armados.
En tercer lugar se encuentra Burkina Faso, el primero de los cuatro países del Sahel -junto a las vecinas Níger (puesto 10) y Malí (6), además de Nigeria (8)- afectados por la crisis climática, la inseguridad alimentaria y una creciente amenaza yihadista.
En el caso de Venezuela, siete años de caída libre económica y una perenne crisis política desde las manifestaciones masivas de principios de 2019 se encuentran detrás de uno de los mayores desplazamientos de población en América Latina del siglo XXI, con cerca de 3,7 millones de venezolanos fuera de su país, según la ONU.
Las otras naciones que aparecen en la clasificación son Burundi, cuya crisis de desplazados viene motivada por una gran inestabilidad política y colapso económico; Sudán del Sur, con focos de violencia interétnica y altos niveles de hambruna; y la República Centroafricana, sumida en un conflicto armado desde 2013.