Estados Unidos ha puesto en marcha la Ley César, una nueva batería de sanciones contra el Gobierno de Siria que asfixia aún mas a un país fuertemente golpeado por una de sus peores crisis económicas desde el inicio de la guerra en 2011. Para intentar paliar la crisis, el Banco Central de Siria ha anunciado una devaluación del 78 % de la libra modificando el valor de la moneda local que mantenía desde enero.
Por qué es importante: las regiones bajo control gubernamental sufren desde hace dos años una penuria de carburante, el 80% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, con menos de 100 dólares al mes, según la ONU, y los precios de los alimentos han subido un 115% en el último año, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA). La ley César prevé en especial la congelación de la ayuda a la reconstrucción y medidas contra entidades extranjeras que colaboran con el Gobierno sirio y las entidades rusas o iraníes activas en Siria, Moscú y Teherán en tanto que aliados del Ejecutivo sirio. Para levantar las sanciones, la ley exige que cualquier persona sospechosa de «crímenes de guerra» sea juzgada, y que los «presos políticos» sean liberados.
«Anticipamos más sanciones y no nos detendremos hasta que Assad y su régimen detengan su innecesaria y brutal guerra contra el pueblo sirio y el gobierno sirio no haya aceptado una solución política», ha asegurado el secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo. Según el jefe de la diplomacia estadounidense, muchas de las personas y compañías señaladas en las sanciones «jugaron un papel clave en la prevención de una solución política pacífica al conflicto», mientras que otras «ayudaron y financiaron las atrocidades del régimen de Asad» con el objetivo de «enriquecerse».
Entre esas personas, figuran muchos miembros de la familia del presidente sirio. Algunos ya estaban en otras listas negras estadounidenses, pero otros, como su esposa Asma al Asad, son sancionados por primera vez desde Washington.
Por su parte, el Banco Central de Siria ha publicado el listado de cotizaciones, en el que el dólar se cambia a 1.256 libras sirias frente a las 704 que marcaba desde enero. La nueva cotización se aplica a las operaciones de transferencias personales a Siria y en operaciones en instituciones cambiarias, según una breve nota difundida por la agencia oficial SANA.
El Gobierno sirio no ha dado explicación alguna para esta devaluación que mantiene no obstante el valor de la libra muy lejos de la cotización que se maneja en el mercado paralelo ilegal en Damasco, donde el dólar se paga a 2.825, ligeramente por debajo de las 3.000 de hace unas semanas. El euro pasa a pagarse a 1.413,38 frente a las 798 del martes.
La medida se produce después de que el pasado día 11 el presidente sirio, Bashar al Assad, anunciara la destitución de Imad Khamis como primer ministro, cargo que ocupaba desde 2016, en medio de un incremento de la inflación que está superando cotas de más del 6 % en lo que va de año, según fuentes no oficiales.
Al Assad, que el mes que viene cumple 20 años en el poder tras la muerte de su padre Hafez, se enfrenta a una de las peores crisis económicas que ha sufrido Siria, devastada por más de nueve años de guerra.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) cifra en nueve millones las personas que padecen de inseguridad alimentaria en Siria, lo que supone un incremento de un 20% respecto al año anterior.